Er¨®ticos, cr¨ªticos y divertidos aut¨®matas
El ¨²nico teatro de 'mu?ecos con vida' est¨¢ enclavado en Madrid durante la Navidad
Uno de los ni?os que los vio grit¨®: "?Mira, son de plastilina!". Su padre le contest¨®, mientras observaba ensimismado algo ins¨®lito: "Calla, ni?o, que estamos ante algo muy serio". No son mu?ecos. No son marionetas ni t¨ªteres. No es un circo. Son aut¨®matas, tallados en madera policromada, que emprendieron una ins¨®lita andadura como espect¨¢culo de feria en el a?o 1907, y hoy, despu¨¦s de muchos avatares y una delicada restauraci¨®n, configuran el ¨²nico teatro de aut¨®matas que funciona en el mundo. Durante las navidades estar¨¢ en Madrid.
Gonzalo Ca?as, actor, marionetista y hombre de teatro, lo ha reconstruido y lo muestra en la madrile?a plaza de Dal¨ª, junto al Palacio de los Deportes y al lado de la miniferia infantil montada por unos grandes almacenes de la ciudad. El contraste tambi¨¦n resulta ins¨®lito.Es quiz¨¢ la m¨¢s singular muestra de arte popular netamente espa?ol que se puede ver. Todos los aut¨®matas est¨¢n tallados en madera policromada, y cada uno ejecuta, una media de cinco series de movimientos distintos, lo que significa que algunos efect¨²an cerca de 100 movimientos.
37 personajes
Gonzalo Ca?as se top¨® con este teatrillo hace 14 a?os y desde entonces lo ha estado persiguiendo. Le hizo una oferta de compra a Jos¨¦ Mar¨ªa Sim¨®, pero este feriante murciano, que hered¨® de tradici¨®n familiar el oficio y el tinglado, no se decidi¨® hasta el pasado verano, y lo hizo porque es pr¨¢cticamente imposible que un hombre solo pueda atender las continuas aver¨ªas de un objeto de esta ¨ªndole. El precio no hay manera de saberlo, ya que Ca?as se limita a decir: ";He pagado mucho m¨¢s de lo que yo hubiera querido". Para ponerlo en marcha no ha recurrido a ning¨²n tipo de apoyo, aunque para esta present¨¢ci¨®n el Ayuntamiento ha colaborado en aspectos de infraestructura.
El teatro de aut¨®matas, en su conjunto, es una antigua carpa de feria port¨¢til dentro de la cual hay 10 escenarios diferentes, con un total de 37 personajes, cuya expresividad, casi rayando con la caricatura, les hace especialmente atractivos. Para ponerlo en marcha se ha tenido que crear un equipo que reconstruya no s¨®lo los complicados mecanismos, sino las ropas, pelucas y decorados de la decena de escenarios. Tambi¨¦n las tallas de madera policromada han tenido un lavado de cara. Tallas que, por su perfecci¨®n y estilo, Ca?as sospecha fueron realizadas por alg¨²n imaginero murciano disc¨ªpulo de Salcillo.
El gran problema a la hora de la restauraci¨®n fue situar el teatro dentro de una ¨¦poca concreta y seguir un ¨²nico criterio: aunque est¨¢ datado en 1907, hay aut¨®matas del siglo XIX y tambi¨¦n cuadros esc¨¦nicos posteriores a la guerra civil espa?ola. "El propio teatro me fue dando la respuesta", comenta Ca?as, "y necesariamente me fui hacia la restauraci¨®n de teatro de aut¨®matas de feria de la d¨¦cada de los treinta de nuestro siglo, una vez conclu¨ª que la mec¨¢nica era de una gran exquisitez, que hoy no se encuentra en los aut¨®matas del museo de Montecarlo".
Un cuadro flamenco nos muestra a un guitarrista en plena faena y una bailaora que mueve los pechos. Al levant¨¢rsele las faldas, se le ven los pelillos de las piernas, algunos de ellos con lazos.
Caderas seductoras
En las escenas familiares se observa el esp¨ªritu machista del creador del teatrillo, que sit¨²a a mujeres que abandonan sus labores hogare?as para charlar con las amigas o dedicarse a lecturas reconfortantes, como el libro Los mil m¨¦todos para darse una gran vida. Tambi¨¦n hay escenarios dedicados al mundo del espect¨¢culo: un n¨²mero de revista con vicetiples que mueven seductoramente sus caderas y rodillas. Otro, de circo, demuestra que la moda de bailar el hula-hop no es de la d¨¦cada de los cincuenta de nuestro siglo, sino recuperada de finales del siglo anterior. El mono, figura clave del mundo de los aut¨®matas del siglo XIX, tambi¨¦n aparece en este teatrillo espa?ol acompa?ado por una domadora que, si bien se muestra vestida, siluetea perfectamente bajo su atuendo los pezones y el pubis. Adem¨¢s de estos dos elementos hay otros muchos aspectos que marcan la intencionalidad er¨®tica de este ingenuo teatrillo.
En la puerta de la carpa, una orquesta cubana act¨²a como reclamo publicitario para que la gente se anime a entrar previo pago de 250 pesetas.
Todos los temas son diferentes, netamente espa?oles -seg¨²n las modas que hubiera en la ¨¦poca de su construcci¨®n-, y todos ofrecen una lectura sat¨ªrica, ir¨®nica o de cr¨ªtica social.
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