?Las personas hacen historia?
Hay una frase de Willy Brandt que me caus¨® una impresi¨®n profunda y duradera: "Si no quieres disparar, negoc¨ªa". Esta f¨®rmula es el quid de la filosofia de la ostpolitik, que adelantaba el "pensamiento nuevo" de la actualidad. La importancia de tal frase resulta m¨¢s clara hoy que nunca, mucho m¨¢s que en el pasado.Este fue el origen de un empuje vigoroso a los cambios que han tenido lugar en Europa y en todo el mundo. Durante los a?os de la perestroika fue cuando captamos por primera vez que hab¨ªa enormes posibilidades que explotar si nos mov¨ªamos en esa direcci¨®n, e hicimos todo lo que pudimos para anunciarlas. La his¨ªoria dio un giro.
Hoy vemos c¨®mo est¨¢ cambiando el mundo y, m¨¢s a¨²n, c¨®mo est¨¢ cambiando Europa. Esa Europa que estaba dividida por el muro de Berl¨ªn ya no existe, del mismo modo que el propio muro no existe ya ni tampoco una Alemania dividida.
El fin de la polarizaci¨®n ha transformado la pol¨ªtica europea, sus bases filos¨®ficas y sus principios. Pero eso es s¨®lo parte de un conjunto mucho mayor. Desde el final de la guerra fr¨ªa, el continente ha experimentado una confusi¨®n nueva y profundamente arraigada. Hoy las premisas y objetivos elaborados sobre la base de la ostpolitik precisan tambi¨¦n una serie de revisiones importantes. El ritmo de la historia se ha acelerado y una postura pol¨ªtica seria no puede quedarse atr¨¢s, incluso aunque -para ser sinceros- el retraso es m¨¢s que evidente.
Muchos de los acontecimientos, cambios, giros y crisis que han marcado el paso de Europa de su antigua configuraci¨®n a la actual resultaron imprevisibles para los pol¨ªticos y sus pol¨ªticas. Los viejos problemas tienen nuevos filos y, en muchos casos, contenidos nuevos. Y los problemas nuevos son tan serios que exigen enfoques nada convencionales, pero en la mayor¨ªa de los casos esos nuevos enfoques son inexistentes.
Brandt nos dio un consejo: "Una situaci¨®n se convierte en desesperada solamente cuando empiezas a pensar que es desesperada". S¨ª, las dificultades en Europa y en todo el mundo son formidables. Y ya hay signos de
desesperaci¨®n e impotencia. Pero yo creo que todav¨ªa hay bases para la esperanza. Siempre y cuando sigamos tenazmente por el camino hacia una nueva Europa que se abri¨® en su momento.Al lanzar su ostpolitik, Brandt ten¨ªa in mente una noci¨®n relativamente bien definida de una Europa que no terminaba ante las riberas del Oder, ni las del V¨ªstula, sino que basaba su futuro en las interrelaciones entre el Este y el Oeste. Brandt cre¨ªa que, como parte inicial de todo esto, habr¨ªa que superar la pesada herencia hist¨®rica erigida entre las dos partes del continente y, en especial, entre Alemania y Rusia.
El tratado de Mosc¨² de 1970 constituy¨® la primera p¨¢gina de una Europa verdaderamente nueva. Otros seguir¨ªan, pero ¨¦se sigue siendo inolvidable. Estoy completamente convencido de que Europa vivir¨¢ verdaderamente en paz y pr¨®speramente s¨®lo si conseguimos fomentar dos procesos: por una parte, el fortalecimiento y ampliaci¨®n de las comunidades europeas; por otra parte, la creaci¨®n de formas efectivas de interacci¨®n entre Europa oriental y Europa occidental.
La ostpolitik supuso una importante contribuci¨®n en Rusia, en tanto que nos impuls¨® a pensar en la relaci¨®n existente entre libertad y crecimiento, entre libertad y el futuro. Estimul¨® a las fuerzas m¨¢s capaces de realizar un pensamiento cr¨ªtico y de entender la necesidad del cambio, fuerzas que desde el 20? Congreso de PCUS hab¨ªan intentado repetidamente efectuar esos cambios, pero sin mucho ¨¦xito.
Estos fracasos fueron resultado del hecho de que ¨¦ramos incapaces de cuestionar las bases de un sistema erigido sobre la ley absoluta de propiedad del Estado, del monopolio total ejercido por el partido y su ideolog¨ªa, de la ausencia de libertad de pensamiento, en resumen, de la ausencia de democracia.
Para volver de nuevo al pensamiento de Brandt: "Es necesario atreverse a probar una democracia con todas las de la ley". Lo que fue v¨¢lido para Alemania despu¨¦s de Hitler tambi¨¦n lo era para Rusia despu¨¦s de Stalin y el estalinismo: atreverse a intentar una democracia con todas las de la ley no fue f¨¢cil. Y a¨²n m¨¢s dificil fue enfrentarse a las fuerzas que se resist¨ªan a su implantaci¨®n, no s¨®lo a los que se opon¨ªan abiertamente, sino tambi¨¦n a aquellos grupos formados en una ausencia de democracia y que tem¨ªan enfrentarse a la libertad, apertura y gl¨¢snost.
El sendero de la perestroika fue tortuoso y dificil. Pero se hizo lo m¨¢s importante: se desmantel¨® el r¨¦gimen totalitario. El fracaso del golpe de agosto de 1991 fue la demostraci¨®n de que la sociedad hab¨ªa cambiado. Desgraciadamente, en ¨¦pocas m¨¢s recientes y a la par que el desarrollo de las tendencias democr¨¢ticas, observamos una vuelta a las tendencias autoritarias en la vida pol¨ªtica de Rusia y de otros Estados surgidos del espacio de lo que una vez fue la Uni¨®n Sovi¨¦tica. Es imprescindible que afrontemos este peligro a tiempo. Brandt nos puso en guardia: "Permitir una injusticia significa abrir el camino a todas las que siguen".
El futuro de Rusia, su lugar en Europa, que se est¨¢ reformando, depende de la suerte de las reformas rusas. Su ¨¦xito depende, en principio, de los propios rusos: es cosa suya dar los pasos decisivos en el camino del renacimiento. Pero tambi¨¦n gran parte depende de Occidente. Brandt comprendi¨® esto cuando nos invit¨® a construir una nueva cultura de relaciones entre los Estados y los pueblos de Europa.
En la v¨ªspera de su muerte, y en un mensaje al congreso de la Internacional Socialista, llam¨® nuestra atenci¨®n hacia los peligros del nacionalismo. Todos deber¨ªamos hacer caso de su llamada, dado que esos peligros -ahora tan cruelmente visibles en Europa oriental- est¨¢n presentes en todas partes de una forma u otra. Toda Europa debe abastecerse con el equipo necesario para apagar los incendios que se est¨¢n extendiendo. Pero tambi¨¦n tiene que hacer algo m¨¢s que eso: debe plantear y llevar a cabo nuevas pol¨ªticas que hagan factibles las nuevas relaciones entre pueblos y entre Estados.
En esta ¨¢rea hay mucho que hacer en lo que se refiere a sistemas legales, pol¨ªtica y normas morales. Tenemos que llegar a los que podr¨ªamos llamar "los nuevos l¨ªmites de la conciencia humana", al convencimiento de que existe una realidad compartida y global que nos afecta a todos, sin vemos forzados, no obstante, a disminuir las caracter¨ªsticas espec¨ªficas que distinguen a un pa¨ªs o una naci¨®n de otro. Esto puede conducir a la uni¨®n de todos los pueblos en nombre de una nueva civilizaci¨®n, basada en la paz y la raz¨®n. Willy Brandt fue el l¨ªder de la socialdemocracia mundial. Pero tambi¨¦n fue un hombre que, permaneciendo fiel a sus propios ideales, jam¨¢s se encerr¨® en una concha ideol¨®gica. Comprendi¨® el valor de la duda. Y la duda es el origen de la investigaci¨®n. Hoy la gente dice que el socialismo fracas¨® y gan¨® el liberalismo. Ambas conclusiones son err¨®neas. Brandt sab¨ªa c¨®mo conjugar su fe en los ideales de la justicia social, democracia y libertad con el reconocimiento de las fuerzas del liberalismo. Me parece a m¨ª que el deber que hoy tenemos en la mano es el de hacer uso total de la lecci¨®n de Brandt. Es la forma m¨¢s provechosa que tenemos de adaptarnos a los nuevos tiempos y al nuevo siglo que est¨¢ por llegar. Las frases de su mejor lecci¨®n vienen a la memoria: "Si no defendemos la libertad con todas nuestras fuerzas cuando el momento lo exija, despu¨¦s tendremos que restablecerla, pero a costa de tremendos sacrificios". Esto es aplicable a mi pa¨ªs, a muchos pa¨ªses, y a todo, el mundo de hoy en d¨ªa.
fue el ¨²ltimo presidente de la desaparecida URSS.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.