El hombrecito que se neg¨® a crecer
Me temo que van a obligar a Peter Pan a crecer adulterado, quiera ¨¦l que no. Hace un a?o los espectadores que saben lo que quieren fueron obsequiados con una pieza de lesbianas basada en la agradable historia de Barrie, esa de ni?os ingleses perdidos m¨¢s all¨¢ del T¨¢mesis y entre las hadas. Ahora, me dicen, van a ver una edici¨®n primorosamente ilustrada con los grabados de la artista portuguesa Paula Rego. El himno de Rego es: 'En mi arte trato de darle un rostro al miedo'. Primero que nada est¨¢ el rostro que le da a la ni?a W¨¦ndy. 'Aparece pre?ada, dice una voz nerviosa entre cuadros en la galer¨ªa. 'Y, a?ade la voz, 'creo que en el original, el cocodrilo se come un reloj y no a la perrita Nana ". (Del Diario de Londres publicado en el Evening Standard del 25 de noviembre de 1992).
No hay m¨¢s que decir el nombre de Peter Pan (pronunciado piterp¨¢n) para evocar no una obra de teatro o un libro, sino un ni?o tan peque?o que pod¨ªa volar como un p¨¢jaro y tan valiente que pod¨ªa combatir con un pirata mano a mano (es un decir: el pirata era llamado Garfio por su garfio, "que era una mano de metal / tan terrible / que su solo brillo era letal"), convidar a la ni?a Wendy a la fantas¨ªa y a los ni?os al vuelo sin red y, sobre todo, convocar a todos, a vos y a nos, a la aventura.
Todo el mundo sabe qui¨¦n es Peter Pan, y quien no lo sabe es porque ha crecido y niega que fuera ni?o una vez., (0 dos). 0, lo que es peor, se ha. olvidado de que fue ni?o. 0, peor que peor, no fue ni?o nunca, como los adultos adustos. Peter Pan es la felicidad de ser ni?o con facilidad y de querer ser ni?o siempre. Es la alegr¨ªa de despertarse temprano y descubrir que el d¨ªa es un juguete que dura un d¨ªa.
Todo el mundo moderno conoce a ese peque?o dios Pan y su milagro. Como dice su autor: "Todos los ni?os, excepto uno, crecen". Para los que crecen o los que saben que crecen, el uno es el dos. 'Siempre se sabe", a?ade, "que se es adulto despu¨¦s de cumplir dos". (A?os).
A partir de cero, uno es ninguno. Pero "dos es el comienzo del fin". No todo el mundo sabe, sin embargo, que ese ni?o que se neg¨® a crecer despu¨¦s de los dos a?os tuvo un nombre y no era Peter Pan. 0 era Peter Pan, pero nadie m¨¢s que ¨¦l lo sab¨ªa. Se llam¨® James cuando dej¨® de llamarse Jimmy, y, de crecido se firmaba J. M. Barrie, como para alejar a los extra?os con esas iniciales despu¨¦s de tanto punto. (Aunque en ingl¨¦s sus siglas suenan a yo amo en franc¨¦s, j'aime). Barrie era un hombrecito m¨¢s peque?o que muchos ni?os, pero, ay, no tan peque?o como cuando creci¨® del uno al dos. Todo tres es terrible. As¨ª, Jimmy hizo todo lo posible por no crecer hasta James, y todav¨ªa m¨¢s alto para no llegar a ser J. M. Casi lo logr¨®, y cuando creci¨®, es un decir, escribi¨® el cuento de un ni?o que se neg¨® a crecer, y lo consigui¨®. Ese es Peter Pan.
James, alias Jimmy entonces, ten¨ªa un hermano mayor que se llamaba David, y un d¨ªa David se enfrent¨® con el Goliath de la muerte y perdi¨®. Muri¨® patinando sobre el hielo que la muerte hab¨ªa hecho apenas tenue. Jimmy creci¨® envidiando a su hermano (favorito de su madre) porque hab¨ªa logrado vencer a la vida y pudo morir sin haber crecido. Desde entonces, Jimmy vio a David como un ideal de ni?o: morir siendo ni?o para nunca crecer, ya que siempre ha
,y que morir despu¨¦s de crecer. Esa fue su inspiraci¨®n para concebir a Peter Pan cuando creci¨® y se hizo escritor.
James, al crecer Barrie, se hizo famoso en el teatro, donde sol¨ªa haber actrices, y lo que m¨¢s le gustaba en el mundo, despu¨¦s de los ni?os, eran las mujeres; y las actrices eran mujeres ante las que se atrev¨ªa a ponerse en puntillas para besarlas, y ellas, a veces, le devolv¨ªan el beso. Lo que le daba miedo. Por lo menos a los ni?os pod¨ªa besarlos sin el temor de que le devolvieran el beso de la manera que lo devolv¨ªan las actrices. Un d¨ªa conoci¨® a una mujer que no era actriz, era madre de cinco hijos peque?os. Se llamaban John o Jack, Michael nunca llamado Mick o Mike, Nicholas llamado siempre Nico, George y (tembl¨® al o¨ªr el hombre) Peter. Todos esos ni?os, pero sobre todo Peter, fueron su modelo para Peter Pan. Eran, seg¨²n dec¨ªa, "los ni?os m¨¢s lindos del mundo". No eran suyos, pero eran como si fueran suyos porque los adopt¨®.
Barrie, que escribi¨® cosas terribles, tentadoras y turbias (como "morir debe de ser una aventura tremenda"), vivi¨® en esta misma calle Glucester Road, en una de cuyas casas escribi¨® ahora sobre c¨®mo escrib¨ªa ¨¦l entonces. Sol¨ªa, como Lewis Carroll con sus ni?as, inventar juegos de palabras para sus ni?os (que, sin embargo, sellamaban los "ni?os Llewelyn Davieses" o Ios ni?os Davieses" y no Barrie porque no los hab¨ªa adoptado en realidad) y hasta les escrib¨ªa cartas en el espejo que hab¨ªa que tener otro espejo para poder leerlas. Ahora mismo veo una copia de una de esas cartas, pero como no tengo espejo, porque nunca me afeito, no puedo leerla. (Adem¨¢s no soy un ni?o). S¨®lo puedo leer la firma: eirraB M.J. En otra carta m¨¢s legible empieza Barrie: "Mi querido Peter, ?hurra por tu cumplea?os!".
Barrie escribi¨® otras cosas curiosas, como una pieza de teatro llamada El admirable Crichton, sobre el mejor don de un mayordomo: amar a su amo. Pero no fue tan famosa como Peter Pan. Escribi¨® un divertimento sobre el arte (ahora vicio) de fumar, que tiene uno de los mejores t¨ªtulos dedicados a la ama del humo My lady Ni cotine. Dama de noche que viene envuelta en voluptuosas volutas que suben al cielo (raso) y la dejan desnuda en el ensue?o de Nico Nicotina, que es el humor del humo. Pero a veces fumar es un placer feroz, y en Peter Pan, la novela, el pirata Garfio "ten¨ªa en su boca una boquilla de su propia invenci¨®n que le permit¨ªa fumar dos habanos a la vez". La se?ora Nicotina era suave y dulce, Garfio era atroz y pod¨ªa decir: "Vamos a matar un pirata antes de que abandone el barco", y con un golpe de su sable sol¨ªa dividir al otro en tres trozos, "sin siquiera sacarse de la boca" uno de lospuros. Purotecnias.
Barrie no era cruel, pero sab¨ªa que los ni?os son b¨¢rbaros tiernos hasta que se les ense?a a ser civilizados y duros, para dejar de ser ni?os. Ya no les arrancan las alas a las mariposas, ahora les arrancan el coraz¨®n a las ni?as, que ya no son ni?as. Esta sabidur¨ªa es el secreto del ¨¦xito de Peter Pan con los ni?os, no su vuelo. Cualquiera puede levitar, hasta Mary Poppins puede. Pero s¨®lo hay un Peter Pan, que vuela entre sonrisas, y encanta como una brisa cuando el aire es raro, con algo femenino en su crueldad. (En el teatro ingl¨¦s, al rev¨¦s de la esce-
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na isabelina, Peter Pan lo hace siempre una actriz).
A menudo se compara a Peter Pan con Alicia insistentemente. Pero Peter Pan es una comedia para ni?os, mientras los libros de Alicia son pesadillas posibles. Lo que distingue los pastiches dementes de Alicia no es la consecuencia de negarse a crecer, sino el absurdo de crecer y volver a ser peque?o, y crecer de nuevo que es la vida. Es tambi¨¦n una agenda cruel. Como preguntarle a un enano: 11 ?Qu¨¦ quieres ser cuando crezcas?" La diferencia entre Barrie y Carroll es que Barrie era de veras un enano, mientras Carroll era un adulto normal (de estatura) que quer¨ªa ser un enano. Es decir, un ni?o de nuevo y as¨ª poder jugar ¨ªntimos juegos prohibidos con todas esas ni?as lindas que cortejaba. Barrie am¨® a los ni?os varones, pero siempre Carroll am¨® a las ni?as, pero dejaba de interesarse en ellas en cuanto crec¨ªan. Era entonces que empezaban a ser lo que ¨¦l hab¨ªa sido hasta ahora para ellas: una amable amenaza. El ep¨ªtome del ni?o para Barrie es Peter Pan, mientras que la ni?a idiosincr¨¢tica para Carroll fue Alicia. Tanto Carroll como Barrie se horrorizaban al enfrentarse con su verdadera sexualidad, la pedofilia: desmedido inter¨¦s en los ni?os. Barrie fue difusamente homosexual; decididamente heterosexual Carroll, que odiaba los ni?os varones. Barrie se cas¨® y su matrimonio fue un fracaso; Carroll permaneci¨® soltero toda su vida. Ninguno de los dos tuvo el valor de un Thomas de Quincey. Bien es verdad que Barrie fue nombrado caballero, y Carroll condecorado y exaltado en todas partes, mientras De Quincey vivi¨® la vida marginal de un opi¨®mano y un vagabundo que am¨® una ni?a de la calle. Curioso (adjetivo que Carroll sol¨ªa hacer nombre) que estos dos autores, sensibles y a la vez insensatos (siempre estuvieron al borde del esc¨¢ndalo y la c¨¢rcel), fueran vistos por su tiempo como seres sociales s¨®lidos, y Oscar Wilde, menos perverso, fue literal y literariamente aniquilado.
?Y los otros personajes aparte de Peter? Wendy, el villano Garfio y el cocodrilo tienen diversos destinos. Wendy crece y se hace mujer y madre. Garfio es, como dicen los bomberos, un siniestro controlado: el cocodrilo le comi¨® una mano. De ah¨ª el garfio inoxidable, inexorable. En cuanto al cocodrilo cumpli¨® su tendencia a convertirse en bolso de se?oras.
Como ven Carroll y Barrie son contagiosos, y los que se quejan del contagio tal vez no recuerden que ser ni?os fue una vez una suerte peor que la muerte en el vientre. Ser ni?os, se?oras y se?ores, era aburrirse o crecer. Pero Peter nunca bosteza ni nunca muere ni nunca pierde su alergia (a crecer) ni su alegr¨ªa en medio del combate contra Garfio, contra todo adulto, contra la gravedad que desaf¨ªa en su duelo.
Se ha dicho que hay tantos libros sobre ni?os en ingl¨¦s porque sus autores comparten, con Carroll y Barrie, una fobia b¨¢sica: su aversi¨®n a crecer. Es posible. La vida inglesa es una f¨¢brica de fobias. Pero cada Navidad hay un segundo nacimiento cuando se celebra la venida (segunda, tercera, qu¨¦ m¨¢s da) de Peter Pan como la del padre Christmas. Una vez, una voz que oy¨® Tiberio, para indicar el nacimiento del ni?o Jes¨²s en Bel¨¦n, grit¨® cerca de Capri: "?El gran dios Pan ha muerto"! Pero no ha muerto el peque?o Pan. No morir¨¢ mientras haya ni?os. O adultos que no quieran crecer y ser¨¢n como dijo Barrie de boca de Peter Pan: "?Ah, qu¨¦ maravilla que soy!". Y lo era. Lo es. Aun en Hook, que tiene garfio pero no gancho, porque Peter, aunque sea "el m¨¢s mayor maravilloso", no puede crecer: ¨¦se es su sortilegio. "Peter seguir¨¢, siendo inmortal", escribi¨® Barrie, "mientras los ni?os realmente malos, malditos, vayan a vivir a la tierra de Nunca-Nunca para ser felices al negarse a crecer`. Barrie muri¨® de avanzada edad sin crecer mucho m¨¢s que Peter Pan. Como Stevenson, como Conan Doyle, fue un escoc¨¦s escueto, pero ayud¨® a financiar a Scott y su fatal exploraci¨®n de la Ant¨¢rtida. Barrie admiraba el coraje m¨¢s que cualquier otra cualidad humana. Como Peter Pan, el peque?o Jimmy estaba hecho de coraje. No es extraordinario, ya que fue el noveno nacido de una camada de 10. Su lucha para ser el primero empez¨® no bien naci¨®.
James Mattew Barrie naci¨® en Escocia en 1860 y muri¨® en Londres en 1937. Fue exaltado caballero en 1913. Escribi¨® muchas obras de teatro, pero ninguna tuvo tanto ¨¦xito como Peter Pan, que fue en su tiempo (se estren¨® en 1904) una suerte de Alicia en Disneylandia. Barrie don¨® los derechos de autor de Peter Pan -teatro, libro y cine- a los ni?os enfermos recluidos en el hospital de Great Ormond Street en Londres.
Uno de los hermanos que fueron modelo para Peter Pan,. Michael Davies, muri¨® a los 20 a?os en uno de esos- accidentes que son una forma decorosa del suicidio: un haraquiri t¨ªmido. Peter Llewelyn Davies se suicid¨® en 1960 cuando Barrie cumpli¨® 100 a?os, arroj¨¢ndose bajo un tren subterr¨¢neo en la estaci¨®n de Sloane Square. Ten¨ªa 63 a?os, y el fantasma de Barrie, Peter Pan mismo, lo persigui¨® toda su vida. Se dec¨ªa que odiaba haber sido ni?o.
Copyright G. Cabrera Infante, 1992.
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