Una antolog¨ªa sobre el dibujo espa?ol
No son a¨²n demasiado frecuentres entre nuestros anticuarios las convocatorias de muestras con intenci¨®n monogr¨¢fica, quiz¨¢ porque tampoco lo exija el mercado local, pero precisamente por ello hay que saludar con mayor calidez los ensayos que se orientan en esta direcci¨®n.?ste es el caso precisamente de la exposici¨®n antol¨®gica sobre dibujo espa?ol que ha llevado a cabo la firma Caylus, que ha reunido medio centenar de obras, seleccionadas de entre un amplio marco cronol¨®gico, pues abarca desde el siglo XVII hasta el XX, y asimismo de entre una muy variopinta tipolog¨ªa, pues las hay de naturaleza arquitect¨®nica, de ornato, de esbozos, de delineaci¨®n de im¨¢genes para estampar, y hasta con entidad plenamente aut¨®noma.
El dibujo en Espa?a
Galer¨ªa Caylus. Lagasca, 28. Madrid. Enero de 1993.
Con estas coordenadas tan laxas, el visitante est¨¢ descargado de otra responsabilidad que no sea la del meto disfrute cualitativo, as¨ª como, en funci¨®n de esa versatilidad de propuestas, de la correspondiente amena diversi¨®n. Disfrutar y divertirse no est¨¢ nada mal, y ah¨ª pod¨ªa quedar la cuesti¨®n, pero es que adem¨¢s el aficionado se topa con aIgunas piezas verdaderamente notables. En este sentido, cabe destacar la presencia no s¨®lo de sendos dibujos de Ribera y Murillo -el de ¨¦ste ¨²ltimo, El sue?o de Jos¨¦, particularmente soberbio-, sino tambi¨¦n, sin salirnos de nuestro siglo a¨²reo, de otras sorpresas de menor nombrad¨ªa, aunque sin rebajamiento de calidad, como el Retrato ecuestre de do?a Mariana de Austria, de Francisco Ignacio Ruiz de la Iglesia. Esta t¨®nica de firmas de primera u obras de primera se sigue repitiendo en los restantes siglos, y as¨ª desfilan ante nuestros ojos dibujos de Mengs, Maella, Paret, Vicente L¨®pez, Julio Gonz¨¢lez, Jos¨¦ Guti¨¦rrez Solana, ?scar Dom¨ªnguez, Genaro Lahuerta, Celso Lagar, etc¨¦tera, algunos de los cuales est¨¢n representados espl¨¦ndidamente como, por ejemplo, Gonz¨¢lez y Solana.
Atracci¨®n incomparable
Con todo, hay piezas de auto res menos c¨¦lebres que poseen un poder de atracci¨®n verdaderamente incomparable. As¨ª, a m¨ª mismo me ha ocurrido que, entre tantas firmas de altura, lo que m¨¢s me ha marcado en esta muestra es uno de los dibujos de Jos¨¦ Camar¨®n (1750-1803), en cuyas figuras y composici¨®n se deja notar la influencia del alargado canon manierista que se puso de moda en Inglaterra del ¨²ltimo tercio del siglo XVIII y que F¨¹sseli dot¨® de una exquisitez perversa, algo que, visto en el contexto espa?ol, donde la sensualidad no suele seguir derroteros art¨ªsticos precisamente refinados, a?ade un estimulante valor de rareza. De exquisitos y refinados amaneramientos tambi¨¦n se puede calificar por su parte, el bell¨ªsimo dibujo surrealista de Mariano Andreu (1888-1978).
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.