Europa y los Balcanes
Nos vamos acostumbrando. Las im¨¢genes del d¨ªa a d¨ªa en Sarajevo han logrado anestesiar de nuevo las conciencias y las sensibilidades en Europa. Lo que parec¨ªa imposible hace pocos anos es ya un hecho asumido: puede haber guerra en Europa otra vez; la hay. Pero se tiene, al mismo tiempo, la impresi¨®n de que esta guerra es limitada, que les ha llegado a un grupo de desgraciados a los que basta ayudar-un poco para no vivir con excesiva incomodidad el reflejo de los horrores que padecen millares de personas.Mientras, en cada pa¨ªs europeo, europeo de los ricos, se discute si los soldados que se env¨ªan son muchos o pocos y si deben pertenecer o no a las quintas normales. Y mientras, el polvorin est¨¢ cada vez m¨¢s cerca de reventar por un costado que apenas tiene hueco en las noticias diarias: Macedonia se llama el territorio que puede provocar una convulsi¨®n en Europa como no se conoce desde la II Guerra Mundial.
Macedonia, la tierra de Alejandro, vive pendiente de dos sensibles amenazas. La primera, la salvaje agresi¨®n serbia, que no renuncia a establecer en este territorio una parcela m¨¢s de su Yugoslavia ¨¦tnicamente pura, por mucho que los serbios sean una minor¨ªa. La segunda, la reclamaci¨®n de la minor¨ªa albanesa de sus derechos pol¨ªticos y ciudadanos. No se discute all¨ª, pr¨¢cticamente, sobre la f¨®rmula que pudiera llevar al entendimiento democr¨¢tico que en este lado del continente conocemos. All¨ª se discute sobre qui¨¦n se llevar¨¢ el gato al agua.
La minor¨ªa mayoritaria, de origen b¨²lgaro, pide el reconocimiento como naci¨®n (que Grecia ha estado emperrada en negar) para obtener una m¨ªnima protecci¨®n legal frente a las despiadadas milicias serbias de Milosevic. Grecia teme que el reconocimiento del nombre implique en un fututo la reivindicaci¨®n de sus territorios macedonios por parte del nuevo Estado, y teme la fusi¨®n con Bulgaria. En Grecia se imprime una moneda con el escudo de Macedonia y los peri¨®dicos se inflaman con alegatos sobre los siglos de historia.
En Bulgaria se teme que la intervenci¨®n serbia desencadene un proceso dif¨ªcil de contener. Los dirigentes b¨²lgaros han hecho, p¨²blica su decisi¨®n de no intervenir y de no reclamar ninguna fusi¨®n territorial sobre Macedonia. Pero esos mismos dirigentes avisan de que si los serbios entran los b¨²lgaros pueden cambiar de actitud, porque cada b¨²lgaro tiene un pariente en Macedonia.
No es, por tanto, inimaginable un conflicto que envolviera a ambas naciones, Bulgaria y Grecia, en territorio macedonio, para placer de los asesinos de Miosevic.
Pero es que el asunto ni siquiera acaba ah¨ª. Vienen los turcos, quienes han firmado un acuerdo de defensa mutua con Albania. Turqu¨ªa, en funci¨®n de, ello, se podr¨ªa ver arrastrada a una intervenci¨®n si Yugoslavia interviene en Kosovo y eso provoca, a su vez, un conflicto casi inevitable con Albania. Pero no es ¨¦se el ¨²nico riesgo de intervenci¨®n turca, porque la simple ap¨¢rici¨®n de Grecia como parte en un conflicto balc¨¢nico provocar¨ªa la inmediata reacci¨®n militar turca para mantener un favorable equilibrio militar en la regi¨®n. En Bulgaria, la minor¨ªa turca se ha constituido en un partido pol¨ªtico que ejerce de ¨¢rbitro en el equilibrio entre comunistas y partido de gobierno.
La paz o la guerra dependen, si se nura con cierto detenimiento a la zona, de las decisiones de partidos que representan etnias, no opciones pol¨ªticas, o de naciones que act¨²an como si fueran etnias uniformadas.
Un poco m¨¢s al norte, en Rumania, se perfilan conflictos similares. Los h¨²ngaros de Transilvania, la minor¨ªa m¨¢s poderosa de Rumania, se organizan en un solo partido ¨¦tnico, y no se acaba el conflicto, azuzado desde Budapest, sobre las reivindicaciones territoriales de los magiares y su opci¨®n nacional. Rusia, a trav¨¦s de su presidente, Bor¨ªs Yeltsin, opta con un descaro cada vez mayor por la opci¨®n de Hungr¨ªa. Y es que Rusia se enfrenta a Rumania po r la cuesti¨®n de Moldavia, un nuevo conflicto ¨¦tnico.
Hungr¨ªa, a su vez, se ve envuelta en una larga tensi¨®n con Eslovaquia, donde la minor¨ªa h¨²ngara asiste con creciente temor a la construcci¨®n de una presa que anegar¨¢ sus tierras. Los h¨²ngaros de Eslovaquia y de Rumania se afilian a partidos ¨¦tnicos. Los rumanos de Moldavia act¨²an como un partido ¨¦tnico. Los turcos de Bulgaria, lo mismo. Y los b¨²lgaros de Macedonia, los albaneses de Macedonia y Kosovo, los serbios de Milosevic y los croatas que pusieron la primera piedra de la guerra. A este polvor¨ªn, cuya mecha ha sido ya encendida por Milosevic, la Europa comunitaria se enfrenta con t¨ªmidas medidas humanitarias y embargos que no sirven de casi nada.
?No es hora ya de pensar en una intervenci¨®n m¨¢s decidida, militar incluso, amparada por la UEO, por la OTAN, por la ONU, que elimine. las sospechas de intervenciones solapadas de vecinos y acabe de una vez con la agresi¨®n fascista de Milosevic y el resto de las limpiezas ¨¦tnicas? No s¨®lo tendr¨ªa el positivo efecto de hacer eficaz la ayuda humanitaria y acabar de una vez con la serie de millares de muertos civiles. Es la ¨²nica v¨ªa para evitar una m¨¢s que posible guerra que nos har¨ªa sentir muy inc¨®modos a los europeos del Oeste. Tampoco aqu¨ª estamos a salvo del crecimiento del sentir xen¨®fobo, que encuentra sus mejores abonos en los nacionalismos exacerbados.
El conflicto balc¨¢nico no es un conflicto entr¨® naciones ni entre pueblos. Es un conflicto entre la peor de las ideolog¨ªas racistas y la democracia. Mayor legitimidad para una intervenci¨®n no puede caber.
es escritor.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.