Izquierda de Euskadi
CON M?S resignaci¨®n que entusiasmo suscribieron el s¨¢bado los ¨®rganos directivos del Partido Socialista de Euskadi (PSE-PSOE) y de Euskadiko Ezkerra (EE) el documento que servir¨¢ de base a la fusi¨®n de ambas formaciones en un congreso a celebrar en marzo. El encuentro entre la tradici¨®n socialista vasca y el sector autonomista de la izquierda nacionalista pudo haber sido un factor decisivo en el panorama de Euskadi de haberse producido, como ocurri¨® en Catalu?a, a comienzos de la transici¨®n. Ahora, sus efectos ser¨¢n limitados. El escepticismo se debe sobre todo a la conciencia de que la fusi¨®n es, antes que la desembocadura de un proyecto, el resultado de factores impuestos por las circunstancias: la ruptura de EE por un sector -Au?amendi- que apost¨® por el reforzamiento de las se?as de identidad nacionalistas.Esa ruptura abri¨® paso a una din¨¢mica que supon¨ªa la negaci¨®n de la trayectoria seguida por Euskadiko Ezkerra a lo largo de los a?os ochenta. Este partido, pese a sus modestos resultados electorales (entre el 8% y el 11% en las consultas celebradas en esa d¨¦cada), influy¨® de manera considerable en la pol¨ªtica vas ca de ese periodo. El hecho de que varios de sus dirigentes hubieran militado en la ETA antifranquista del juicio de Burgos otorg¨® mayor eco. ciudadano a su denunc¨ªa de la violencia y una credibilidad adicional a las iniciativas que impuls¨® para acabar con esa lacra: el proceso de reinserci¨®n de los antiguos polimilis, entre otras. Su existencia fue adem¨¢s, hasta fecha reciente, la prueba de que era posible la convivencia entre personas de origen y sensibilidades nacionalistas con otras que no se planteaban esa cuesti¨®n (que hab¨ªan perdido la fe o que nunca la tuvieron). Ello fue un factor de estabilidad y moderaci¨®n en unos a?os en los que la incesante presencia de una violencia ejercida en nombre de la patria vasca polariz¨® fuertemente la sociedad.
A finales de la d¨¦cada, sin embargo, el derrumbe del comunismo y la fiebre nacionalista que le acompa?¨®, junto con un an¨¢lisis optimista sobre el inminente fin del terrorismo etarra, convencieron a un sector de EE de que la ¨²nica posibiidad de plantear una alternativa al nacionalismo conservador del PNV era potenciar ¨¦l alma nacionalista del partido y conformar, en alianza con Garaikoetxea., un foco capaz de atraer al electorado de HB tras la desaparici¨®n de ETA. Esa apuesta no ha servido de momento para cuestionar la hegemon¨ªa del PNV, sino todo lo contrario, y tampoco para debilitar al mundo pol¨ªtico del radicalismo violento; en cambio, ha impuesto una l¨®gica de polarizaci¨®n frentista que supone la negaci¨®n del proyecto integrador que un d¨ªa defini¨® a los euskadikos.
Las evidentes limitaciones del proyecto de fusi¨®n con los socialistas impulsado por el otro sector -agravadas por el desenganche de algunos de sus dirigentes- no justifican en absoluto los sarcasmos sobre lo mucho que han cambiado algunos, con que su anuncio ha sido recibido por determinados medios iluminados de oportunismo: no queda claro si lo que se les reprocha es entrar en el PSOE o haber abandonado la lucha armada. Es verdad que el PSOE actual tiene poco que ver con algunos de los ideales defendidos por Bandr¨¦s desde su esca?o de diputado o por Onaind¨ªa en sus escritos; pero ha sido el reforzamiento del sectarismo nacionalista y la din¨¢mica de frente abertzale impulsada por otros lo que ha empujado al sector que ha conservado. las siglas de EE a intentar afianzar un foco alternativo sobre la base de la identificaci¨®n Con el Estatuto de Gernika. Un foco que manifiesta su voluntad de integraci¨®n, que se opone a la sutil discriminaci¨®n de los ciudadanos por motivos ideol¨®gicos o ling¨¹¨ªsticos y que apuesta por la autonom¨ªa como marco estable (y no como paso intermedio hacia otra cosa).
No hace falta ser un lince para descubrir que la uni¨®n entre dos socios de tama?o tan desigual (el Partido Socialista de Euskadi obtuvo en las ¨²ltimas elecciones el triple de votos que EE) tiene m¨¢s de absorci¨®n que de fusi¨®n. Pero ?qu¨¦ otra alternativa realista les dejaba una ruptura que adem¨¢s ten¨ªa un evidente componente geogr¨¢fico: vizca¨ªnos, por un lado, y guipuzcoanos, por otro?
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