El Papa cree que la guerra yugoslava es fruto de una "acumulaci¨®n de pecados"
La divisi¨®n de la ex Yugoslavia es inevitable como consecuencia de una guerra que, a su vez, resulta de "una particular acumulaci¨®n de pecados" propia del siglo XX en Europa. Con este razonamiento y una advocaci¨®n del Papa por el progreso de las negociaciones de Ginebra concluyeron ayer en As¨ªs las jornadas de oraci¨®n por la paz.
Las sesiones de As¨ªs han tenido amplio eco televisivo y una participaci¨®n popular muy modesta. El presidente italiano, Oscar Luigi Scalfaro, dio relevancia a la jornada de clausura con su presencia. "Cada naci¨®n tiene derecho a la autodeterminaci¨®n como comunidad. Se trata de un derecho que puede realizarse tanto mediante la soberan¨ªa pol¨ªtica como mediante una federa ci¨®n o confederaci¨®n con otras naciones. ?Se pod¨ªa salvar una u otra modalidad entre las naciones de la ex Yugoslavia? Es dif¨ªcil excluirlo. Sin embargo, la guerra que se ha desencadenado parece haber alejado semejante posibilidad".Este p¨¢rrafo de la homil¨ªa de la misa, a la que asistieron representantes protestantes, hebreos y musulmanes destacados en As¨ªs y una parte del cuerpo diplom¨¢tico acreditado ante la Santa Sede -muchos de cuyos componentes estaban de vacaciones, seg¨²n explic¨® una fuente vaticana-, expresa la posici¨®n papal sobre la crisis de los Balcanes, presentada como "una particular acumulaci¨®n de pecados".
"?Qu¨¦ terribles experiencias de guerra, sobre todo en Europa, ha conocido el siglo XX! Ha sido un siglo marcado por el odio y por un profundo desprecio hacia la humanidad", dijo tambi¨¦n el Papa. "Se ha violado el precepto divino del amor tantas veces y de tantos modos, que result¨® inevitable preguntarse con temor si el hombre europeo ser¨ªa capaz de remontar aquel abismo al que le hab¨ªa empujado un ansia loca de poder y de dominio, a expensas de los otros: de otros hombres y otras naciones. Por desgracia, tan tr¨¢gica experiencia parece haber renacido de alg¨²n modo en estos a?os, y sigue expandi¨¦ndose en la pen¨ªnsula Balc¨¢nica".
Sapiencia y coraje
Concluida la misa, durante el rezo del Angelus, Juan Pablo II pidi¨®: "Quiera Dios conceder a todos los participantes en el decisivo encuentro (reanudado ayer en Ginebra sobre la guerra en Bosnia-Herzegovina) sapiencia y coraje, a fin de que se alcancen soluciones aceptables para todas las partes, con vistas a una paz aut¨¦ntica y duradera".El Pont¨ªfice eslavo ya hab¨ªa sostenido este punto de vista durante la gestaci¨®n del conflicto en la ex Yugoslavia, a trav¨¦s de repetidos pronunciamientos en favor de los derechos de las minor¨ªas no serbias. Un representante no cristiano, como el ulema de Sarajevo, Jacub Selimoski, opin¨® ayer en As¨ªs que la ¨²nica causa ¨²ltima de la guerra ha sido el proyecto de creaci¨®n de la llamada Gran Serbia y descart¨® que la premura vaticana en el reconocimiento de Eslovenia, Croacia, Bosnia o Macedonia haya contribuido a precipitarla.
Juan Pablo II destac¨® la importancia del fortalecimiento de las relaciones cat¨®lico-musulmanas que, debido a la negativa a participar en el encuentro de las iglesias ortodoxas, solamente concentr¨® a las etnias y culturas que se consideran v¨ªctimas de Serbia.
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