Abortar en Espa?a
Hace unos d¨ªas, el Tribunal Supremo ha confirmado otra sentencia de la Audiencia Provincial de M¨¢laga condenando al conocido ginec¨®logo Germ¨¢n Sa¨¦nz de Santamar¨ªa por un delito de aborto y a la propia mujer que hab¨ªa abortado, sin consideraci¨®n hacia la exculpaci¨®n de la abortante que prev¨¦ la propia ley.Una vez m¨¢s se trata de un caso que afecta a las personas m¨¢s desprotegidas socialmente. Una mujer de escasos recursos, separada, de profesi¨®n jornalera y madre ya de tres hijos, queda embarazada de una relaci¨®n espor¨¢dica con un recluso condenado por homicidio, del que, seg¨²n nos consta por fuentes de la defensa, logra escapar de ser acuchillada y que, a su vez, es el que denuncia el aborto y pone en marcha la acci¨®n de la justicia. Sin embargo, la sentencia dice que "no se percibe que la embarazada se encontrara afectada ps¨ªquicamente en forma alguna y s¨®lo que padeciese otra cosa que el natural malestar de un embarazo... ".
En la mayor¨ªa de los pa¨ªses de la Comunidad Europea, donde se ha despenalizado el aborto hace a?os, encuentra cobertura una interrupci¨®n voluntaria del embarazo en semejantes condiciones. Naturalmente, esta mujer no dispuso de los medios econ¨®micos ni de la informaci¨®n necesaria para desplazarse a otro pa¨ªs europeo donde se le hubiera practicado un aborto sin complicaciones. Nos encontramos pues, ante una prueba m¨¢s de que la normativa vigente en materia de aborto es insuficiente, y a estas alturas de integraci¨®n en la Comunidad Europea, inadmisible, cuando se est¨¢ hablando de que somos ciudadanos europeos.
En el momento actual se encuentra en el Parlamento el proyecto de ley del nuevo C¨®digo Penal, ocasi¨®n ¨²nica para resolver definitivamente el problema del aborto, asumiendo con todas sus consecuencias los efectos de una decisi¨®n clara sobre el tema, pues ya va siendo hora de que se afronte este problema desde el ¨¢mbito legislativo. La opini¨®n m¨¢s extendida en los pa¨ªses de nuestra ¨¢rea cultural es que debe ser la mujer la que, valorando sus propias circunstancias, decida sobre la continuidad o no del embarazo, m¨¢s all¨¢ de la opini¨®n de la clase m¨¦dica o judicial.
Queremos desde aqu¨ª solidarizarnos con las mujeres que se encuentran en situaciones tan penosas como la descrita y creemos llegado el momento de resolver de una vez por todas el tema con claridad y sin ambig¨¹edades.-
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