Las luces del cielo
Con motivo de celebrarse el presente a?o el primer centenario del nacimiento de Joan Mir¨® (Barcelona, 1893-Mallorca, 1983), el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sof¨ªa (MNCARS) ha inaugurado una exposici¨®n en homenaje al genial artista catal¨¢n con el t¨ªtulo Campo de estrellas, una forma po¨¦tica de referirse a la serie de las Constelaciones, pintadas durante 1940 y 1941, y que son universalmente reconocidas como una de las partes m¨¢s significativas y hermosas de toda su riqu¨ªsima trayectoria. La muestra, de cuyo comisariado es responsable la norteamericana M. Rowell, consta casi de un centenar de obras de Mir¨®, entre las que est¨¢n obviamente una cumplida representaci¨®n de las Constelaciones, pero tambi¨¦n los antecedentes y los consecuentes de las mismas, algo sobremanera necesario si se quiere proporcionar al visitante el hilo conductor completo de este fascinante proceso creativo.Surrealista de primera hora, junto con Andr¨¦ Masson, Joan Mir¨®, un catal¨¢n fuertemente impregnado de la mitolog¨ªa tel¨²rica que corresponde a quien ha formado su sensibilidad e imaginaci¨®n en medio de la vida rural, estuvo siempre dominado por el eje vertical de tierra-cielo. En este sentido, es f¨¢cil explicarse que en determinados momentos biogr¨¢ficos de especial intensidad tratase de escrutar el destino en las estrellas, hacia donde se dirige la mirada interrogante de quien, en tierra firme, le falla el mundo y busca angustiosamente una clave de esperanza.
Huida a Par¨ªs
De hecho, las cosas no pod¨ªan irle peor a Joan Mir¨® en 1940: el triunfo de Franco en la guerra civil espa?ola y las tropas victoriosas de Hitler pis¨¢ndole los talones en su refugio franc¨¦s. Se hallaba entonces en la peque?a localidad de Varengeville-sur-Mer, de donde tuvo que marcharse apresuradamente, a causa de los crueles bombardeos, alemanes que sufr¨ªa la zona, en direcci¨®n a Par¨ªs, y desde la capital francesa de nuevo huir esta vez hacia Espa?a, pero sin poder dejarse ver demasiado en la Barcelona natal por fundados temores pol¨ªticos, con lo que intent¨® pasar inadvertido en Mallorca.
El propio pintor confes¨®, en detalladas declaraciones, todas estas atribuladas cuitas, as¨ª como la g¨¦nesis y el desarrollo de la serie de las Constelaciones, que entonces produjo, iniciadas en Varengeville un poco por casualidad, al comprobar el efecto de la pintura seca en la hojas de un ¨¢lbum, pero, que despu¨¦s seguir¨ªa ultimando en Mallorca, dando cauce expresivo a la angustia que le embargaba, en esta ocasi¨®n mediante los trazos que hac¨ªa en la arena de la playa, a partir de los cuales aparecieron "signos y formas de los que ten¨ªa que librarme", seg¨²n el literal relato que hizo el propio Mir¨®, "de modo que las olas se los llevaran inmediatamente, o modelando figuras o haciendo arabescos que se proyectaban en el aire como el humo del cigarrillo suele ascender a acariciar las estrellas, huyendo del hedor y de la decadencia de un mundo construido por Hitler y sus compinches".
Ni espiritual ni formalmente estas fugas estelares eran desconocidas en el arte contempor¨¢neo. Por de pronto, el angustiado Van Gogh final pint¨® el cuadro titulado La nuit ¨¦toil¨¦e (1889), pero, ya en el coraz¨®n del siglo XX y en plena d¨¦cada de entreguerras, no se pueden olvidar las constelaciones de Picasso y lo que sobre ellas dijo el escultor Julio Gonz¨¢lez: que constitu¨ªan el fundamento de un nuevo arte que se denominar¨ªa precisamente "dibujar en el espacio".
En todo caso, los signos estelares se pueden asimismo rastrear en la obra tremprana del propio Mir¨®, como en las de Klee y Kandinsky, entre otros, y, poco despu¨¦s, en la de A. Calder, tan cordialmente pr¨®ximo al artista catal¨¢n.
Con sus Constelaciones, Mir¨® alcanz¨® quiz¨¢ la m¨¢s bella inflexi¨®n de su madurez art¨ªstica, y as¨ª se lo pareci¨® a sus colegas del surrealismo, a la saz¨®n refugiados en Nueva York, que se quedaron deslumbrados ante el resultado est¨¦tico de una obra realizada en tan dif¨ªciles circunstancias, pero po¨¦ticamente remont¨¢ndolas, logrando esa transfiguraci¨®n esperanzada de la realidad que s¨®lo le es dado lograr al arte en sus momentos m¨¢s inspirados.
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