Dialogo de sordos
CADA VEZ es m¨¢s evidente el desfase entre la contundencia de la crisis y las vacilantes iniciativas de los pa¨ªses industrializados para coordinar los esfuerzos necesarios para hacerle frente. A la asimetr¨ªa de sus pol¨ªticas monetarias y escasa capacidad de est¨ªmulo de las presupuestarias se une la incapacidad para avanzar en la eliminaci¨®n de los obst¨¢culos al desarrollo del comercio internacional. As¨ª se ha puesto de manifiesto estos d¨ªas en la reuni¨®n del Consejo del Grupo de los Siete, por un lado, y de las delegaciones de Estados Unidos y la Comunidad Europea (CE) en el seno de la Ronda Uruguay del Acuerdo-General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT), por otro.?Cu¨¢nto tiempo pueden vivir las democracias occidentales con un elevado desempleo? La cuesti¨®n fue planteada por el subsecretario de Hacienda de Alemania, ante los expertos y responsables econ¨®micos de los siete pa¨ªses m¨¢s ricos del planeta: La respuesta no la aport¨® precisamente el presidente del Bundesbank, cuyo rigor monetario sigue atenazando las posibilidades de recuperaci¨®n en Europa y reduce los eventuales efectos favorables que se deriven de la consolidaci¨®n de esa mayor actividad que parece apuntar la econom¨ªa estadounidense. La necesidad de una estrategia de crecimiento conjunta de los principales pa¨ªses industrializados, tal como algunos representantes han defendido en ese foro, es hoy una proposici¨®n tan razonable como dif¨ªcil de plasmar en el seno del grupo al que ese consejo presta su asistencia.
Los mensajes cooperativos que ha enviado a ese consejo el presidente electo de Estados Unidos habr¨¢n de concretarse en la reanudaci¨®n de las negociaciones comerciales con Europa. Dif¨ªcil se presenta el prop¨®sito de facilitar la conclusi¨®n de esa ronda de negociaciones, que durante seis a?os ha buscado un acuerdo que elimine las todav¨ªa numerosas trabas existentes en el comercio mundial, intentando asentar sobre el mismo esas expectativas de crecimiento para el centenar largo de pa¨ªses participantes. Uno de los principales obst¨¢culos al acuerdo ha sido el cap¨ªtulo de textiles, en el que la CE reclama una reducci¨®n del 50% en las tarifas estadounidenses, mucho m¨¢s elevadas que las europeas. Tampoco parecen suficientes las concesiones que la CE est¨¢ dispuesta a hacer en cap¨ªtulos como el del aluminio, equipamientos m¨¦dicos y cient¨ªficos y algunos productos electr¨®nicos. Esas diferencias impedir¨¢n posiblemente que Clinton disponga de un proyecto de acuerdo suficientemente madurado como para garantizar su firma antes del 2 de marzo, plazo m¨¢ximo establecido por el Congreso de EE UU para su tramitaci¨®n urgente. Mientras tanto, en numerosos pa¨ªses de ese centenar representado en las negociaciones se dejar¨¢n sentir los efectos del di¨¢logo de sordos que desde hace a?os mantienen las dos mayores potencias comerciales de la Tierra.
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