El Real Madrid aplasta al Benetton de Trevisio
El Madrid aplast¨® al Benetton con el marcador en la mano. Puertas adentro no necesit¨® para semejante haza?a ser especialmente eficaz ni estar particularmente inspirado. Kukoc viaja por Europa al volante de un utilitario italiano y es l¨®gico que muestre s¨ªntomas de aburrimiento y deseos irrefrenables de cambiar de modelo. El croata limit¨® su actuaci¨®n al segundo periodo con tiempo suficiente para presenciar sentado la deplorable actuaci¨®n de sus compa?eros durante el periodo inicial. El Benetton lleg¨® al descanso con 19 tantos en su haber. El Madrid sigue invicto y a la espera de encontrar oposici¨®n de mayor fuste; la Liga Europea se le queda corta.Es dificil tratar con indulgencia la actuaci¨®n del actual campe¨®n italiano. Lo m¨¢s sensato ser¨ªa pensar que, dados los problemas f¨ªsicos de Kukoc y la escasa trascendencia del choque, el Benetton hab¨ªa echado cuentas y despreciado el valor de este partido. Desde el salto inicial se mostr¨® sin ¨¢nimo de combate y, lo que es m¨¢s grave, ni siquiera trat¨® de especular con el marcador, una actitud que nunca suele ponerse en duda en cualquier representante de la spaghetti Liga. Cada aceler¨®n madridista se midi¨® por ventajas de 10 tantos tan n¨ªtidas como estables. Tres empujones de ese calibre firmaron una ventaja superior a los 30 tantos. Pocas veces un encuentro de baloncesto se concluye con aritm¨¦tica de parvulario.
El espect¨¢culo, pues, qued¨® reducido a la interpretaci¨®n madridista, que fue de menos a m¨¢s bajo la evidencia de que el resultado no corr¨ªa peligro. Desde esa perspectiva, el Madrid sigue alimentando un par de debates, uno de consumo interno y otro para la pol¨¦mica. Es el primero, la alternancia entre Ant¨²nez y Lasa, una pareja de bases dispar que hace pensar que pueden ser m¨¢s complementarios que incompatibles. Sin embargo, el aficionado perspicaz se habr¨¢ dado cuenta de que cuando surgen los atascos, Lasa ofrece una lectura clarividente. Ayer s¨®lo hubo cierta indigesti¨®n mediada la primera parte, y ah¨ª estuvo el joven director para tramitarla con evidente soltura. Fue el responsable del primer aceler¨®n que dio al Madrid 14 tantos de renta al descanso.
El segundo empuj¨®n, nada m¨¢s iniciarse la reanudaci¨®n, fue la respuesta de Ant¨²nez, m¨¢s cercana a lo racial que a lo racional: triples y contraataques abrieron el camino para la brecha de los 20 tantos, al que asisti¨® en directo Kukoc sin tiempo para entrar en calor. El tercer y definitivo empuj¨®n no es m¨¦rito de ning¨²n jugador en especial; dej¨¦moslo en simple reacci¨®n por euforia colectiva: el p¨²blico ped¨ªa m¨¢s, y hab¨ªa que darle satisfacci¨®n.
El otro debate, de inter¨¦s general, est¨¢ centrado en Sabonis, cuya capacidad de intimidaci¨®n es superior en Europa. El p¨ªvot lituano provoca mayor n¨²mero de personales en la Liga continental que en la nacional, detalle que permite hablar de un supuesto doble rasero. En el momento en el que fue m¨¢s necesario Sabonis, entr¨® en juego su potencial y termin¨® pisando la l¨ªnea de tiros libres jugada tras jugada. Eso en Espa?a no sucede, dicen, que los lanza muy de tarde en tarde. Semejantes cuestiones fueron suscit¨¢ndose sin que fuera necesario reparar en lo que hiciera el contrario. Y ese rival era el tatareado Benetton, que circula por Europa con etiqueta un tanto falsa. Es el equipo de Kukoc, bien es cierto, pero no el modelo que necesita la clase del croata. Kukoc exige mayor cilindrada a su lado, no las modestas prestaciones de un utilitario.
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