Puro M¨¦xico
Danz¨®n
Direcci¨®n: Mar¨ªa Novaro. Gui¨®n: Beatriz y Mar¨ªa Novaro. Fotograf¨ªa: Rodrigo Garc¨ªa. M¨¦xico, 1991. Int¨¦rpretes: Mar¨ªa Rojo, Carmen Salinas, Blanca Guerra, Tito Vasconcelos, V¨ªctor Carpintero. Estreno en Madrid: cine Ideal.
Mar¨ªa Novaro se ha convertido con s¨®lo dos pel¨ªculas en una voz importante que a?adir al grupo de cineastas -Felipe Cazals, Arturo Ripstein, Paul Leduc, Jaime Humberto Hermosillo, por aludir s¨®lo a los aqu¨ª conocidos- que est¨¢ embarcado, paso a paso, con gran fuerza y talento, en la tarea de devolver al cine de M¨¦xico a una nueva edad de oro, heredera directa de aquella incomparable de los a?os cuarenta y cincuenta.Desde hace unos a?os, y cada d¨ªa ganando sin parar m¨¢s ecos y audiencia, aquel inimitable esplendor vuelve a las pantallas mexicanas y Mar¨ªa Novaro -nacida en 1951 y avalada por una meticulosa preparaci¨®n profesional- aporta ahora a ellas este primoroso Danz¨®n, una pel¨ªcula divertid¨ªsima, completamente viva, magn¨ªficamente construida y llena de una simpat¨ªa y una ligereza contagiosas. La mirada de Mar¨ªa Novaro es libre y generosa con la preciosa galer¨ªa de paisajes, m¨²sicas y personajes urbanos que maneja en su Danz¨®n.
Los ama y nos hace amarlos. Compone con ellos un relato coral -vertebrado por la presencia continua de Mar¨ªa Rojo, actriz extraordinaria, ya conocida aqu¨ª por La tarea-, que se ve con gratitud creciente a medida que avanza, y que cuando acaba no se olvida f¨¢cilmente. Las gentes de paso y los maravillosos ritmos de los arrabaleros danzones agarrados, a su vez se agarran a la memoria, de modo que uno sigue vi¨¦ndolos y bail¨¢ndolos por dentro mucho despu¨¦s de vista esta pel¨ªcula, de aspecto amable y sentimental¨®n, pero con muchas cosas y muy serias detr¨¢s de su suave y luminoso teloncillo de melodrama bondadoso. Los esbozos que Mar¨ªa Novaro y sus actrices realizan de algunas mujeres son asunto serio, que hace que este filme sea, adem¨¢s de pegadizo y divertido, memorable.
Cine in¨¦dito
Ser¨ªa f¨¢cil y bonito alargarse detr¨¢s de las mil huellas que dejan los rostros de estas maravillosas gentes bailonas tan bien intuidas y entrelazadas por Mar¨ªa Novaro. Pero, por desgracia, una pel¨ªcula como Danz¨®n plantea al espectador espa?ol otra cuestiones de otra ¨ªndole, que no tienen -al contrario que la pel¨ªcula- la menor gracia, pero que son aqu¨ª m¨¢s urgentes y nos conciernen y ofenden de lleno. Por ejemplo: ?por qu¨¦ estas pel¨ªculas mexicanas y de otros pa¨ªses de este idioma -recordemos como ¨²ltimos ¨²nicos estrenos La huella , Latino bar y Un lugar en el mundo- nos llegan no como norma, sino como excepci¨®n, a cuentagotas y casi siempre tarde, cuando son distribuidas y no completamente ignoradas, que es lo habitual? Basta con que esta pregunta exista, que est¨¦ ah¨ª y sea evidente, para que se responda por s¨ª sola y en lenguaje intragable, porque estomagante es la situaci¨®n que la provoca.
Danz¨®n esper¨® en cola de estreno en Espa?a desde hace dos a?os y es una privilegiada, entre muchas joyas de su especie que aqu¨ª jam¨¢s se exhibir¨¢n. Nueva y m¨¢s dura pregunta: ?c¨®mo se explica que en Espa?a sea desconocida la obra del cubano Tom¨¢s Guti¨¦rrez Alea, uno de los cineastas m¨¢s importantes que ha dado nuestro idioma?
La situaci¨®n, como todos los atropellos, es brutalmente simple: no hay en Espa?a pantallas libres que acojan a obras, que son parte viva de nuestro idioma y una zona indispensable de conocer y vivir de nuestra identidad cultural.
Nuestras pantallas est¨¢n copadas por el cine de Hollywood. Esto ser¨ªa estupendo si s¨®lo se proyectara en ellas el buen -que cuando es bueno, es el mejor- cine de Hollywood. Pero deja de ser as¨ª cuando el copo beneficia a todo el cine que all¨ª se hace, incluido el grueso de basura audiovisual que acompa?a forzosamente al comercio del cine norteamericano, al que hemos de tragar en su totalidad y en estricta aplicaci¨®n de la ley del embudo.
De ah¨ª que cada vez que nos llega una obra como Danz¨®n salte esta cuesti¨®n, que desvela la colonia californiana en que se han convertido las pantallas espa?olas.
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