Lo que nadie ha discutido
El 28 de septiembre del a?o pasado, Miquel Roca, anunciaba su decisi¨®n de no presentarse a la reelecci¨®n para el cargo de secretario general de Converg¨¨ncia Democr¨¢tica, alegando que no quer¨ªa que sus dif¨ªciles relaciones personales con Uni¨® Democr¨¢tica entorpecieran el funcionamiento de la coalici¨®n que gobierna Catalu?a desde hace 12 a?os. Nadie crey¨® entonces que esa fuera la ¨²nica ni la principal raz¨®n que llevara a Roca a dar ese paso, pero ¨¦l la ha mantendio en p¨²blico contra viento y marea.De que Roca regresa con las manos vac¨ªas habla por s¨ª solo el hecho de que ni siquiera haya conseguido introducir un cambio significativo en las relaciones con Uni¨®. El Consejo Nacional de CDC hizo ver ayer que se daba por satisfecho del resultado del di¨¢logo con Uni¨® y se olvid¨® de que el dur¨ªsimo documento que hab¨ªa aprobado hac¨ªa un mes -una especie de tr¨¢gala para los democristianos- hab¨ªa quedado en papel mojado. El propio Pujol lo plante¨® en toda su crudeza el pasado martes, en el comit¨¦ ejecutivo del partido, cuando acus¨® a Roca de haber hecho "comedia" por esconder los motivos reales de la crisis y haberlos enmascarado en problemas de funcionamiento de la coalici¨®n.
En estos cuatro meses ninguno de los protagonistas de la crisis ha querido reconocer ni debatir lo que es un secreto a voces en el propio partido: La crisis de confianza y las profundas diferencias entre Pujol y Roca en una larga lista de cuestiones que van desde los compromisos a adquirir en la gobernabilidad de Espa?a; la direcci¨®n unipersonal del partido o la falta de informaci¨®n que el propio Roca tiene de la gesti¨®n del Gobierno catal¨¢n.
Roca ve con desespero lo que considera bandazos de la pol¨ªtica de Pujol en relaci¨®n con Espa?a; se siente desautorizado en sus gestiones y acuerdos en Madrid; olvidado en la toma de decisiones del Gobierno catal¨¢n, que en muchas ocasiones son conocidas incluso primero por los socios de Uni¨® que por ¨¦l mismo; y estigmatizado por los sectores pujolistas del partido que difunden de ¨¦l la imagen de un hombre que en lugar de servir a Catalu?a, trata de servirse de ella, por el plato de lentejas de una cartera en el Gobierno espa?ol.
Convenido de que su fuerza en CDC, su cartel electoral, y su influencia en los c¨ªrculos pol¨ªticos y econ¨®micos de Madrid eran un capital suficiente para plantear una batalla para reordenar las relaciones de poder en el partido, decidi¨® dar un paso al frente. El tiempo parece haberle indicado que calcul¨® mal sus fuerzas. Pujol recogi¨® el envite y ni se inmut¨®. Todas los gestos de reconciliaci¨®n que el l¨ªder de CDC ha hecho en estos cuatro meses de altibajos de la crisis han sido concesiones a la presi¨®n de buena parte de la direcci¨®n del partido, que a¨²n no concibe una Converg¨¨ncia sin Roca. Un escenario que Pujol parece tener dibujado desde hace mucho.
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