Cunde el des¨¢nimo en las filas de Kohl a dos a?os de las elecciones alemanas
Pasado el ecuador de la legislatura, pero cuando faltan a¨²n casi dos a?os para las elecciones, los pol¨ªticos alemanes empiezan a dar las primeras se?ales de nerviosismo electoral. Los liberales (FDP), el partido bisagra por excelencia, han vuelto a mirar -y esta vez con descaro hacia su izquierda, sugiriendo su participaci¨®n en una coalici¨®n diferente. No es de extra?ar. El declive econ¨®mico del pa¨ªs y la incapacidad del Gobierno para salir de la crisis han hecho que la popularidad del canciller Helmut Kohl alcance de nuevo m¨ªnimos hist¨®ricos.
Una encuesta del Instituto Infas asegura que s¨®lo un raqu¨ªtico 4% de los alemanes est¨¢ satisfecho con la actuaci¨®n del Gobierno. Y lo que es m¨¢s grave: preguntados sobre cu¨¢l es el pol¨ªtico m¨¢s desagradable del pa¨ªs, un 27% escogi¨® al canciller Kohl, porcentaje s¨®lo superado por el l¨ªder de la extrema derecha, Franz Sch?nhuber, presidente de los republikaner, a quien detesta un 48% de sus conciudadanos alemanes.La gran medicina, el esperado pacto de solidaridad, destinado a reducir los d¨¦ficit del sector p¨²blico y ayudar a financiar la reconstrucci¨®n de la antigua Alemania comunista, y que debe crear las condiciones para que el Bundesbank se decida finalmente a reducir los tipos de inter¨¦s, permanece atascado.
El Programa Federal de Consolidaci¨®n, la propuesta gubernamental, que contempla dr¨¢sticas reducciones en las prestaciones sociales, ha supuesto una mayor p¨¦rdida de popularidad del canciller Kohl, a quien los ataques le llegan ahora incluso desde su propio partido.
El desempleo aumenta; la inflaci¨®n, tambi¨¦n. La recesi¨®n es un hecho. El Gobierno parece impotente. En estas circunstancias, en una coalici¨®n dominada por un gran partido, la tendencia de los peque?os es abandonar el barco.
Esta semana, en una reuni¨®n de los tres partidos que forman la coalici¨®n (CDU, CSU y FDP), Kohl rega?¨® personalmente al conde Otto Lambsdorff, el presidente del FDP, por haber haber roto el tab¨² y sugerir p¨²blicamente que su partido podr¨ªa abandonar la coalici¨®n tras la elecciones de 1994. Lambsdorff, el hombre que ingeni¨®, hace m¨¢s de 10 a?os, la operaci¨®n que llev¨® a Kohl al poder en detrimento del socialdem¨®crata Helmut Schmidt, ha repetido la amenaza tres veces en una semana, especificando que "ser¨ªa posible una coalici¨®n con los socialdem¨®cratas y los Verdes".
"Debate da?ino"
"Este debate es m¨¢s que da?ino", replic¨® un Kohl indignado ante los representantes de la coalici¨®n, entre los que se encontraba el propio Lambsdorf. El presidente de los liberales, aseguran quienes asistieron a la reuni¨®n, ofreci¨® sus excusas a?adiendo que "el FDP no ve ninguna alternativa a la actual situaci¨®n".Lo cierto es que en la actuales circunstancias no la hay, al menos para los liberales. El reparto de esca?os tras las ¨²ltimas elecciones dio lugar a la actual mayor¨ªa de centro derecha, pero no permite que el FDP pueda formar Gobierno con el SPD.
El problema para los liberales es que hay otra alternativa, cuya sombra en la vida pol¨ªtica se hace cada vez m¨¢s grande. Es la soluci¨®n de emergencia, la supuesta arma definitiva contra la crisis: la gran coalici¨®n entre democristianos y socialdem¨®cratas. Esta eventualidad dejar¨ªa a los liberales fuera del Gobierno.
Alejados del poder y sin su gran figura hist¨®rica, el retirado ministro de Asuntos Exteriores, Hans-Dietrich Genscher, la l¨ªnea del 5% m¨ªnimo para conseguir representaci¨®n parlamentaria les ser¨ªa muy dif¨ªcil de superar en 1994.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.