El acelerador m¨¢s cuidado del mundo
A Francisca P¨¦rez, de 66 a?os, le estaban dando ayer "unas corrientes" en el acelerador del Cl¨ªnico de Zaragoza. Y, como la mayor¨ªa de los pacientes, en traba sin recelos. "Ahora mis mo debe ser el acelerador m¨¢s cuidado del mundo", dec¨ªa Ja vier, esperando su turno. Otros pacientes s¨ª han expresado miedo estos d¨ªas, al saber que a pocos metros se celebra el juicio por un accidente de esa misma m¨¢quina, que ha causado en dos a?os 20 v¨ªctimas. "A m¨ª la verdad es que me af¨¦ct¨® un poco", admit¨ªa Julia Alesanco mientras aguardaba su sesi¨®n de radioterapia en el pecho. "Pues s¨ª, tanta informa ci¨®n y tanto o¨ªrlo y pensar que yo estaba aqu¨ª y que ten¨ªa que volver... Si tengo que ser sincera, me puse nerviosa".Casos corno ¨¦ste ha habido dos o tres en los ¨²ltimos d¨ªas. Pero la t¨®nica no es ¨¦sta. "Ning¨²n recelo. Vengo con confianza. Sigo diariamente el juicio en el peri¨®dico porque prefiero no hacer la pol¨ªtica del avestruz. Pero aquello fue un accidente que no tiene nada que ver con esto. Javier, de apenas 40 a?os, entraba en ese momento en el acelerador.
Serenidad
En la sala, Mar¨ªa Francisca esperaba a su marido. Tres filas de sillas con capacidad para 15 personas y un televisor al que los pacientes bajaron el volumen porque la cita no es precisamente para una verbena.. "Serenidad", comentaba Mar¨ªa Francisca. "Primero, porque: los doctores ya han dicho lo que hab¨ªa que hacer. Hlemos, le¨ªdo el peri¨®dico, pero no influye. Si acaso influye m¨¢s estar aqu¨ª esperando a mi marido, que le radian en la cabeza".
Una familia al completo hab¨ªa decidido cerrar ojos y o¨ªdos a un juicio que no va con ellos "Venimos con el ¨¢nimo de que mi madre se recupere. Tenemos muchos m¨¦dicos en la familia y sabemos que lo hacen estupendamente bien, y no vamos a seguir el juicio para nada", afirm¨® la hija.
Durante los dos ¨²ltimos anos el fallo del acelerador ha pesado como una losa en la vida de este servicio hospitalario. Nadie all¨ª lo niega. Alg¨²n paciente no puede reprimir en este tiempo un "?oiga, no me ir¨¢n a quemar!", mientras otros, por el contrario, se negaron a ser trasladados a otro hospital cuando hab¨ªa saturaci¨®n en el Cl¨ªnico. "En la guerra nos met¨ªamos donde hab¨ªa ca¨ªdo una bomba porque sab¨ªamos que all¨ª no volv¨ªa a caer, as¨ª que no me lleven a otra m¨¢quina y me vayan a jibar", les protest¨® hace poco un paisano.
Desde la reparaci¨®n de la fat¨ªdica aver¨ªa, en febrero de 1991, el acelerador funciona con absoluta normalidad. Con ¨¦l se realizan 45 sesiones diarias que reciben unos 400 pacientes oncol¨®gicos cada a?o.
El t¨¦cnico de General Electric que repar¨® aquella aver¨ªa, otro destituido, no volvi¨® por el hospital. Ahora la compa?¨ªa desplaza t¨¦cnicos de otras provincias, cuando no viene el propio supervisor, Luis Pozuelo, desde Madrid, para el mantenimiento habitual de la m¨¢quina.
El Consejo de Seguridad Nuclear sigue haciendo revisiones aproximadamente cada ocho meses. Y si se nota alguna diferencia es, si acaso, una mayor agilidad en la burocracia de las licencias de operador del aparato que este organismo concede.
El pasado s¨¢bado llegaron seis de las solicitadas por el personal del hospital, algunas nuevas y otras en revisi¨®n.
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