B¨¦lgica, de Estado unitario a federal
El primer ministro insiste en que la reforma no abre la puerta al separatismo
B¨¦lgica ha dejado de ser un Estado unitario organizado en provincias para convertirse en un Estado federal organizado en regiones y comunidades. As¨ª lo declara a partir de ahora el art¨ªculo primero de la Constituci¨®n, enmendado el s¨¢bado por la noche, con 144 votos a favor y 36 en contra. S¨®lo se lograron dos votos m¨¢s de los requeridos para la reforma del texto fundamental. Los "acuerdos de San Miguel", como se conoce la reforma, por el santo del d¨ªa -el 29 de septiembre-, no culminar¨¢n su largo camino en las dos C¨¢maras hasta bien entrada la primavera.
El primer ministro socialcristiano, Jean-Luc Dehaene, deber¨¢ seguir manteniendo esta exigua mayor¨ªa constitucional si no desea encontrarse ante una crisis de su Gobierno y posiblemente del propio Estado. Los parlamentarios no llegaron a votar una moci¨®n, presentada por el liberal franc¨®fono Jean Gol, que condenaba el separatismo. La mayor¨ªa de Gobierno la convirti¨® en un texto que se limita a dejar constancia del car¨¢cter federalista y no separatista de la reforma, para no ofender los sue?os formulados en voz alta por algunos pol¨ªticos socialcristianos flamencos, que consideran los "acuerdos de San Miguel" como una mera pausa en la marcha hacia el Estado flamenco independiente.Dehaene asegur¨® ayer que la reforma "no lleva al separatismo, sino al federalismo", y precis¨® que no se halla en el orden del d¨ªa la discusi¨®n sobre qu¨¦ suceder¨¢ despu¨¦s. Contrapuso el proceso, negociado y pac¨ªfico, con los nacionalismos que surgen en los antiguos pa¨ªses socialistas, de una parte, y de la otra, en Irlanda del Norte y el Pa¨ªs Vasco.
Los pol¨ªticos socialcristianos flamencos como Dehaene y sus predecesores Leo Tindemans y Wilfried Martens han sido los responsables de las cuatro reformas del Estado desde 1970. Dehaene se instal¨® en la C¨¢mara de Representantes el jueves, cuando empez¨® el debate constitucional, y no se levant¨® hasta la noche del s¨¢bado, tras la votaci¨®n del decisivo art¨ªculo 1. Defendi¨® as¨ª su reforma, en flamenco y en franc¨¦s, y record¨® que "el federalismo belga. ir¨¢ en sinton¨ªa con el federalismo europeo".
La reforma de la Constituci¨®n se produce en pleno proceso de transformaci¨®n del panorama pol¨ªtico, que tuvo su expresi¨®n en las legislativas de noviembre de 1991, en las que se produjo un ascenso de los ecologistas y la extrema derecha y un voto de castigo contra los partidos tradicionales. Las alianzas urdidas por Dehaene para obtener los 142 votos necesarios para la reforma han tenido muy en cuenta la inestabilidad del sistema.
La 'ecotasa'
As¨ª, a su mayor¨ªa de Gobierno socialcristiano-socialista (con sus correspondientes ramas flamenca y valona) ha tenido que a?adir las dos ramas de los ecologistas, y los restos de la Volksunie, el partido federalista flamenco otrora influyente. Como resultado del mercadeo, los ecologistas han conseguido meter en el cesto de la reforma una ley que crear¨¢ un -impuesto sobre los productos de dif¨ªcil reciclaje, llamada tambi¨¦n ecotasa, o impuesto ecol¨®gico.La oposici¨®n a la reforma recoge intenciones todav¨ªa m¨¢s heter¨®clitas que las de la mayor¨ªa: los liberales flamencos (VLD), con sus tr¨¢nsfugas de Volksunie, y los liberales valones (PRL), el partido franc¨®fono brusel¨¦s (FDF), la extrema derecha independentista del Vlams Blok y los l¨²penistas belgas del Front National votan todos juntos contra el Estado federal. Unos por poco y otros por demasiado.
Pese a la habilidad de Dehaene, la reforma encontrar¨¢ un momento m¨¢s dificil en la aprobaci¨®n de una ley financiera, que repartir¨¢ el presupuesto entre flamencos y valones. La reforma mantiene intacta la estructura unitaria de la Seguridad Social, que critican los flamencos por considerar que los valones reciben m¨¢s de lo que aportan. Esta batalla y la de Bruselas -la capital biling¨¹e, en territorio flamenco- son dos de los puntos de la agenda del d¨ªa despu¨¦s.
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