"Podemos destruir Sarajevo cuando queramos"
Los artilleros serbios prefieren acabar con la capital antes que verla en manos musulmanas
Desde el mirador de Vidikovak, punto final a 1.165 metros de altura del antiguo telef¨¦rico de Bascarsija, se divisa una de las mejores panor¨¢micas de Sarajevo. Antes de la guerra albergaba un restaurante que est¨¢ totalmente destruido. Hoy es una posici¨®n militar estrat¨¦gica. que los serbios tomaron en septiembre tras intensos combates con las fuerzas bosnias. El comandante serbio Radomir Kojic, de 43 a?os, jefe de un batall¨®n de 1.100 hombres, lo resume a la perfecci¨®n: "Desde aqu¨ª podemos destruir la ciudad cuando queramos".
Cuando el Ej¨¦rcito federal se retir¨® en mayo de 1992, las fuerzas militares bosnias tomaron el control de gran parte de la ciudad, pero los serbios se atrincheraron en las monta?as, como la de Trebeniv, desde donde han exhibido su extraordinaria capacidad de golpear cualquier punto de la capital bosnia.En la monta?a que domina Sarajevo no sorprende la arrogancia de los combatientes serbios. La ciudad se achica y revela su incapacidad para defenderse ante el potencial militar fortificado a su alrededor. Veteranos reservistas del Ej¨¦rcito federal y j¨®venes combatientes ocupan sus posiciones en los bunkers y trincheras cavados en torno a Sarajevo. "Puedo describir uno por uno los edificios de la ciudad, c¨®mo han sido golpeados y por qu¨¦; no podemos evitar matar civiles cuando viven mezclados con objetivos militares", declara en su cuartel general en Pale Slavisa Rakovic, jefe de Gabinete de Radovan Karadzic, presidente de la autoproclamada rep¨²blica serbia de Bosnia-Herzegovina.
"No me siento responsable en absoluto de la destrucci¨®n de Sarajevo. Si hay que arrasarla, se arrasa, antes de que caiga en poder de los musulmanes. Si un vecino te quiere robar tu ¨²nica botella de vino y no puedes evitarlo, prefieres romperla antes de que se apodere de ella", dice Velibor, nacido en Sarajevo y combatiente serbio en la monta?a de Trebevic. "En abril me march¨¦ y dej¨¦ todo lo que ten¨ªa, porque me sent¨ªa amenazado. Los musulmanes hab¨ªan venido tres veces a mi casa en busca de armas".
Velibor reconoce que en los primeros meses de la guerra, cuando se caus¨® la mayor destrucci¨®n, los serbios atacaban Sarajevo de manera indiscriminada: "Malgastamos mucha munici¨®n por culpa de los incontrolados y del alcohol. Ahora nuestro Ej¨¦rcito es disciplinado"."Perdimos la tolerancia"Sonja Karadzic, hija del l¨ªder de los serbios de Bosnia, nacida en Sarajevo, dice no sentir nada por los edificios destruidos. "Se pueden reconstruir r¨¢pidamente. Me preocupa m¨¢s la gente. Todav¨ªa quiero a mis amigos, porque s¨®lo llevamos 10 meses de guerra y estuvimos juntos 24 a?os. No me siento culpable de lo que ocurre en Sarajevo, aunque creo que todos hemos ido perdiendo progresivamente la tolerancia". Su padre es definido como "criminal de guerra" por la presidencia bosnia. "No es nada especial", responde Sonja. "La televisi¨®n de Sarajevo se refiere a ¨¦l como el psiquiatra loco y nos llaman chetniks a todos los serbios".
"Lo ¨²nico que siento es que pod¨ªamos haber dividido Sarajevo entre musulmanes y serbios sin destrucci¨®n, pero ellos pretenden crear un Estado isl¨¢mico con el apoyo de los pa¨ªses ¨¢rabes", dice el comandante Radomir Kojic, nacido en Pale y antiguo hombre de negocios en Sarajevo. En su puesto de mando, establecido en un antiguo hotel de alta monta?a, da las ¨²ltimas instrucciones a una unidad especial de 20 francotiradores. Se puede ver cierto armamento pesado, como un antiguo modelo de tanque T-55, un automotor antia¨¦reo Praga, con dos ca?ones de 35 mil¨ªmetros, y dos veh¨ªculos de transporte de tropas equipados con misiles anticarro Malitvka. El operativo consiste, seg¨²n explica, en neutralizar una posici¨®n avanzada de las fuerzas bosnias desde la que disparan los francotiradores del otro bando. Un carro blindado T-55 da cobertura a los 20 hombres que avanzan hacia el edificio para neutralizar a los francotiradores.
Los serbios son pr¨¢cticamente los ¨²nicos moradores de los pueblos en las monta?as al sur de Sarajevo. Los musulmanes abandonaron sus viviendas, que ahora ocupan refugiados procedentes de la capital bosnia o de otros puntos de la rep¨²blica de Bosnia-Herzegovina bajo control musulm¨¢n.
En una d¨¦ las casas de Podvitez, un pueblecito en la falda del monte Jahorina, vive Bogdanka Cicovic con sus tres hijos. La familia se march¨® del barrio de Pofalici, en Sarajevo, el pasado 3 de julio. El marido, empleado de la antigua empresa estatal Energoinvest, est¨¢ en el frente. No hay huellas de la guerra y la vida parece apacible. Luce el sol, los campos est¨¢n cubiertos por la nieve y varios ni?os se deslizan con sus esqu¨ªes por un camino."Demasiados cr¨ªmenes".La paz reinante en esta zona, a pocos kil¨®metros de donde caen las granadas, es insultante. Bogdanka cuenta que la casa que ocupa pertenec¨ªa a una familia musulmana, en la que despu¨¦s de dos meses ha vuelto la luz y el agua. "Me gustar¨ªa regresar a Sarajevo, pero s¨®lo a territorio serbio", dice. "No creo que podamos vivir juntos de nuevo, ha ca¨ªdo mucha sangre y los dos bandos han cometido demasiados cr¨ªmenes".
En Pale se siente que la guerra est¨¢ cerca por la abundante presencia militar y la llegada de varios miles de refugiados serbios, la mitad de la poblaci¨®n, pero la vida cotidiana se va normalizando y la seguridad de sus habitantes est¨¢ garantizada por el momento. En diciembre se reanudaron las clases en la escuela. Muchos serbios de Sarajevo que se marcharon y est¨¢n hoy combatiendo contra la que dicen es "su ciudad" se encuentran en una posici¨®n inc¨®moda. Cuando hablan no pueden ocultar un especial resentimiento hacia los que han quedado.
Slavko Milanovic es un buen ejemplo de ello. De director dram¨¢tico del principal grupo teatral de Sarajevo ha pasado a dirigir el centro de prensa de los serbios en Pale.
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