Cuba 93
El 93, a?o terrible para Cuba, puede significar el fin del castrismo o la muerte de Cuba como naci¨®n.El castrismo est¨¢ herido de muerte. A cuatro a?os del desmoronamiento de la Uni¨®n Sovi¨¦tica y el mundo comunista europeo que lo manten¨ªan, la ca¨ªda vertical de la econom¨ªa, la industria y el comercio (la agricultura, asesinada por las locuras de Castro, ha fracasado en producir alimentos), han llevado a Cuba, seg¨²n admisi¨®n del caudillo, "al momento m¨¢s dif¨ªcil de su historia".
Casi sin petr¨®leo, az¨²car, divisas, alimentos ni medicinas, la vida en las ciudades est¨¢ paralizada al 75% y las perspectivas son de par¨¢lisis total.
Pero si grave es la crisis del sistema y de su jefe, peligrosa es todav¨ªa la existencia de la naci¨®n cubana en ca¨ªda vertical hacia la haitianizaci¨®n definitiva. (haitianizaci¨®n en el concepto de degradaci¨®n social, econ¨®mica, moral y humana de una sociedad, sometida por largo tiempo al terror y al hambre, y no en el sentido racial.)
Con su econom¨ªa, agricultura y comercio arruinados por el castrismo; desaparecidos empresarios, clase media, motor de la vida cubana, el campesino que la alimentaba; desmembrada la clase obrera, las leyes sociales y sus poderosos sindicatos; destruidas la autonom¨ªa estudiantil y sus organizaciones libres y la sociedad civil; la cultura amordazada y el individuo casi vuelto un zombie; un implacable terror que ha producido miles de fusilados, un mill¨®n de a?os en prisi¨®n, m¨¢s de medio mill¨®n de presos, ex presos y castigados; decenas, de miles de balseros y desaparecidos, que ha obligado a m¨¢s del 10% de su poblaci¨®n al exilio, sin contar los miles de muertos y mutilados en in¨²tiles guerras extranjeras; decenas de miles de violaciones de los derechos, humanos; golpizas a mujeres y disidentes pac¨ªficos (cifras que registran el heroico combate por la libertad del pueblo, cubano), una naci¨®n sometida a los efectos devastadores del totalitarismo comunista y al terror castrista muere cada d¨ªa.
La cuban¨ªa corre un peligro mortal y s¨®lo puede salvarse con la derrota del castrismo. El mortal sopor que el comunismo meti¨® en el cerebro de los cubanos, con el mito de su invencibilidad, fue sacudido por su derrota de 1989.
La m¨¢scara que devoraba la cara con su mentira comenz¨® a desaparecer, y la gente se vio retratada y prisionera en el espejo terrible de una realidad sin salida. Del hablar en voz tan baja que casi no se o¨ªa -los cubanos casi que grit¨¢bamos- se pas¨® a la cr¨ªtica abierta, a las palabras de condena del sistema, mientras el inmortal humor criollo, que antes casi no tocaba al comandante, ahora lo deja cada d¨ªa como el gallo de Mor¨®n, sin plumas ni cacareo.
De la disidencia individual, heroica y aislada, y la protesta, se pas¨® a la lucha por los derechos humanos y a la constituci¨®n, en las m¨¢s dif¨ªciles condiciones, de organizaciones pol¨ªticas opositoras.
Se perdi¨® la fe, cay¨® la m¨¢scara y el enga?o, se vio la realidad sin salida, se recuper¨® en buena medida el pensar libre y la palabra, el miedo paralizante y castrador comienza a ser vencido, pese a las nuevas violencias. Falta todav¨ªa la esperanza y el nuevo proyecto de una Cuba cubana, pr¨®spera, libre e independiente, que impulse la acci¨®n colectiva.
Aun sin electricidad se oye la radio clandestina y se ignora la oficial. Letreros de protesta y actos subversivos ocurren todos los d¨ªas. Se cantan vibrantes canciones de protesta, como las de Ferrer, Chirino o Marisela, y una juventud mayoritaria, que ser¨¢ la futura protagonista, alza su voz.
Es bien dif¨ªcil encontrar el lugar y la forma donde hablar, discutir, encontrarse, reunirse, organizarse y preparar el estallido en el momento propicio.
S¨¦ que el atentado, el golpe militar o civil, el accidente del aparato no son imposibles.
Pueden ocurrir o no.
De ojal¨¢s se puede morir.
Castro y su dinast¨ªa, en el a?o 35 de su poder total, han superado a las m¨¢s largas tiran¨ªas de Am¨¦rica: Porfirio D¨ªaz, Somozas, Duvalier, Trujillos, Stroesner. Y dejado atr¨¢s a feroces, y casi inmortales, dictaduras comunistas: Stalin, Mao, Ho Chi Min, Honecker, Ceausescu... Lo superan todav¨ªa su casi compatriota gallego Francisco Franco y el decano universal de los dictadores, el coreano Kim Il Sung.
El heredero designado, herman¨ªsimo Ra¨²l, el hombre de todos los controles arriba y abajo, alcoholizado y cirr¨®tico, le est¨¢ fallando en el momento m¨¢s dif¨ªcil. Su hijo Fidelito, de jefe at¨®mico pas¨® a la residencia vigilada. Muerta Celia S¨¢nchez, suicidada Hayd¨¦e Santamar¨ªa, dejado morir en prisi¨®n su ¨¢lter ego Abrahantes, que vivi¨® y lo cuid¨® durante 30 a?os, el comandante sufre y hace sufrir la soledad de su poder, que no ceder¨¢ a ning¨²n precio, excepto por la fuerza del pueblo opositor, o de su aparato, que no querr¨¢ suicidarse con ¨¦l.
Las fusilaciones, destituciones, prisiones, fugas y desgracias de su aparato de poder, deserciones masivas, desmoralizaci¨®n y corrupci¨®n de los suyos, peligro de que no les pueda mantener los privilegios, fracaso del turismo y de inversiones capitalistas, fracaso anunciado de la pr¨®xima zafra, est¨¢n haciendo polvo las f¨¦rreas columnas de su poder. Tiene en sus manos todav¨ªa una peligrosa banda de esbirros obligados a compartir su fin y capaces del asesinato colectivo.
La ca¨ªda de Castro, que arrastra peligrosamente al pueblo cubano hacia el abismo, s¨®lo ser¨¢ conseguida si frente a su pr¨®ximo y no lejano ¨²ltimo acto -el traslado por la fuerza de la poblaci¨®n de las grandes ciudades al campo, cuando ¨¦stas se paralicen totalmente-, el pueblo descubre su fuerza, dice "no", resiste, con un grito de "Libertad y vida", que arroje al castrismo a las inmundicias de Cayo Cruz.
es escritor.
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