?Qu¨¦ permisos?
EL TRIPLE asesinato de Alc¨¤sser ha sido el catalizador de la alarma social producida por los hechos delictivos grav¨ªsimos cometidos o atribuidos a presos fugados mientras disfrutaban de un permiso carcelario. Algunas de las propuestas barajadas para evitar ese riesgo han sido constitucionalmente disparatadas (apartar al juez de la concesi¨®n de los permisos) o pol¨ªticamente inviables (suprimirlos en su generalidad). Ahora comienza a delimitarse el tema con m¨¢s rigor y a proponerse f¨®rmulas m¨¢s interesantes.El problema es que en ocasiones, bien por la dificultad que entra?a diagnosticar con certeza el grado de riesgo de determinadas conductas delictivas, bien porque el diagn¨®stico se hace de forma burocr¨¢tica y sin un examen en profundidad de la personalidad del recluso, se conceden permisos que culminan en fugas, o, lo que es m¨¢s grave, en la comisi¨®n de nuevos delitos. La soluci¨®n estar¨ªa, pues, en mejorar el funcionamiento de los equipos de tratamiento (crimin¨®logos, psic¨®logos, pedagogos, psiquiatras, endocrin¨®logos y soci¨®logos) y, en general, de todos los mecanismos por los que los expertos emiten sus informes, sobre los que, en general, se fundamenta la decisi¨®n de los equipos de r¨¦gimen interior de las c¨¢rceles (administraci¨®n penitenciaria), y, en ¨²ltima instancia, la de los jueces de vigilancia penitenciaria.
La propuesta un¨¢nime del Parlamento al Gobierno para que reforme la Ley General Penitenciaria parece ir en esta l¨ªnea: aportar a los equipos de tratamiento nuevas referencias criminol¨®gicas (naturaleza del delito, duraci¨®n de la pena y circunstancias personales del recluso) que les ayuden a reforzar la verosimilitud del diagn¨®stico. Y en ella parece moverse tambi¨¦n el baremo o tabla establecido recientemente en las c¨¢rceles por la administraci¨®n penitenciaria para predecir los riesgos de comportamiento del recluso en libertad. Sin embargo, esta especie de tabla predictora no puede sustituir la decisi¨®n cient¨ªfica que deba adoptarse en cada caso concreto. Ser¨ªa un factor desencadenante de errores del tipo de los que se pretenden evitar. ?Por qu¨¦ raz¨®n un preso extranjero va a comportarse, por principio, peor que uno nacional, o uno que no tenga familia peor que otro que la tenga, o uno que tenga su domicilio a m¨¢s de 400 kil¨®metros de la c¨¢rcel peor que uno que lo tenga m¨¢s cerca?
Es obvio que esta tabla de variables de riesgo s¨®lo tiene sentido si se la utiliza como una herramienta orientativa a la hora de estudiar las circunstancias que concurren en un recluso para concederle, o no, un permiso. Si se trata de evitar el automatismo en la toma de decisiones, causa al parecer de la mayor¨ªa de los fallos, habr¨¢ que usar con el m¨¢ximo tiento un baremo que parece responder m¨¢s a criterios administrativos que penitenciarios. La rutina puede hacer que el remedio sea peor que la enfermedad.
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