Rauschenberg mitofotogr¨¢fico
Ahora que tanto ruido ha armado la exposici¨®n del Rauschenberg de los a?os cincuenta en el Guggenheim-Downtown de Nueva York, esta muestra de su trabajo fotogr¨¢fico y mitofotogr¨¢fico nos llega a Madrid con mucha oportunidad. La fotograf¨ªa es un medio que fascin¨® a Rauschenberg desde la ¨¦poca m¨¢s temprana. No se puede decir que no sea un elemento esencial en casi toda su trayectoria art¨ªstica, pero finalmente pienso que esta notable presencia fotogr¨¢fica en su pintura tiene fundamentalmente que ver, sobre todo, con ese resorte psicol¨®gico y est¨¦tico que le caracteriza y que: es el principio de combinaci¨®n. Rauschenberg combina, en efecto, temperaturas, t¨¦cnicas, estados, tipos de miradas y actitudes, pero lo que acaba prevaleciendo es el principio mismo de combinaci¨®n, el ars combinatoria.Y es quiz¨¢ a trav¨¦s de sus fotos y fotos-t¨®tem donde ese principio se evidencia con mayor crudeza, porque es en esta forma de mirar y de plegar los trozos de miradas mecanizadas donde se aprecia la ansiosa b¨²squeda del contraste-, est¨¦tico y moral, por supuesto, pero tambi¨¦n estoy por decir que hasta, f¨ªsico. Y si empleo el t¨¦rmino ansiedad y apelo asimismo a lo f¨ªsico es porque se palpa el v¨¦rtigo a trav¨¦s de estas im¨¢genes, en teor¨ªa nacidas precisamente para explicar razonablemente el caos del mundo y as¨ª objetivarlo-ordenarlo, y no como, sin embargo, ocurre con las fotos de Rauschenberg, que precipitan el desorden y una especie de n¨¢usea refinada.
Rauschenherg: Photems' / Fotograf¨ªas
Galer¨ªa Cobo y Alexander (DoctorFourquet, 12). Madrid. Del 9 de febrero al 24 de abril de 1993.
La verdad es que me gusta que Rauschenberg llame a sus fotos t¨®temes, pues transmiten estupefacci¨®n y la crean: observa un mundo desordenado, de superposiciones imposibles e hilado verticalmente con capas de materiales tan diferentes que repentinamente uno siente queesa realidad tan apelmazada y compacta es de una insoportable fragilidad.
Si Rauschenberg fuera un orate que denuncia esa fr¨¢gil impostura de lo real merecer¨ªa un certificado de buena conciencia, pero creo que simplemente percibe y comunica el elemento p¨¢nico que hay en estas combinaciones peligrosas, lo que me parece art¨ªsticamente mucho m¨¢s impresionante.
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