Las grandes preguntas de los m¨¢s peque?os
El debate en directo de Bill Clinton con 40 ni?os de barrios pobres de Estados Unidos

Para un pol¨ªtico, aceptar un debate con ni?os siempre suena un poco demag¨®gico. Pero el que el presidente norteamericano, Bill Clinton, sostuvo el s¨¢bado con un grupo de menores de edad en Washington result¨® tan interesante que la cadena que lo retransmit¨ªa, la ABC, decidi¨® extender el programa media hora m¨¢s de lo previsto, que eran 90 minutos, renunciando, ins¨®litamente, a los ingresos publicitarios de ese tiempo.Este debate fue un apartado m¨¢s de la campa?a divulgativa que Bill Clinton emprendi¨® desde que el mi¨¦rcoles pasado presentara ante el Congreso su ambicioso calendario de cambios. Dentro de esa ofensiva publicitaria, el presidente lleg¨® ayer a California, donde le esperaba una encuesta del diario Los Angeles Times que indica que el 60% de los norteamericanos comprende y comparte las razones que el Gobierno ha dado para aumentar los impuestos.
La reuni¨®n con los ni?os, que se organiz¨® con 40 de ellos invitados a la Casa Blanca y otros comunicados por un tel¨¦fono gratuito al que cualquiera ten¨ªa acceso, no aport¨® noticias de las que permiten titulares a cinco columnas, pero, en un pa¨ªs dado al sentimentalismo, cre¨® un excelente ambiente de comunicaci¨®n entre el presidente y lo m¨¢s puro de su pueblo, los que no pueden votar.
Clinton reconoci¨® que estos son malos tiempos para ser ni?o. "Cuando yo ten¨ªa tu edad era mucho m¨¢s f¨¢cil", le contest¨® a un muchacho de Chicago que fue asaltado por pandilleros en sus primeros d¨ªas de colegio y que ahora va cada ma?ana a clase con el miedo dentro del cuerpo.
Violencia, drogas, contaminaci¨®n, pobreza, enfermedades. Esas fueron las preocupaciones expresadas por los ni?os, y a todas ellas respondi¨® el presidente entre manifestaciones de fascinaci¨®n de los ni?os, la mayor¨ªa de los cuales no s¨®lo no hab¨ªan visto nunca la Casa Blanca, Sino que no hab¨ªan salido de los; barrios de miseria de los que proceden.
Hablaron con ¨¦l un peque?o enfermo de sida, el hijo de uno de esos mendigos con la casa a cuestas que abundan en las calles norteamericanas, la hija de una ecologista que da su vida por el cuidado de una especie de buho en peligro de extinci¨®n, varios miembros de familias que han perdido sus puestos de trabajo, un hu¨¦rfano que est¨¢ convencido de que el c¨¢ncer que mat¨® a su padre fue provocado por las plantas qu¨ªmicas que rodean su casa en Luisiana.
Pero no todo fue triste. El presidente Clinton tambi¨¦n habl¨® con los ni?os de f¨²tbol, les coment¨® que su principal habilidad culinaria era la tortilla y que sus peores notas en la escuela fueron en conducta, porque nunca paraba de hablar en clase.
El presidente no dej¨® pasar esta reuni¨®n sin hacer tambi¨¦n algunas promesas: los restaurantes de comida r¨¢pida tendr¨¢n que cuidar m¨¢s sus productos y una mujer ser¨¢ presidente de Estados Unidos en un futuro corto.
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