El G-7 apoya el plan de Clinton como est¨ªmulo al crecimiento mundial

Los representantes de los siete pa¨ªses m¨¢s ricos del planeta decidieron ayer en Londres coordinar sus pol¨ªticas econ¨®micas para la reactivaci¨®n de la econom¨ªa mundial, sin aumentar por ello la inflaci¨®n ni el d¨¦ficit p¨²blico. Los ministros de Econom¨ªa y los gobernadores de los bancos centrales del llamado Grupo de los Siete (G-7) dedicaron buena parte de la reuni¨®n a debatir las propuestas del nuevo presidente norteamericano, B¨ªll Clinton, destinadas a contener el d¨¦ficit y a impulsar el crecimiento mediante un aumento de los impuestos.

El representante norteamericano, el secretario del Tesoro, Lloyd Bentsen, asisti¨® por primera vez a la reuni¨®n del club de los ricos (integrado por Estados Unidos, Jap¨®n, Alemania, Francia, Italia, el Reino Unido y Canad¨¢), y alent¨® a sus socios a la coordinaci¨®n de pol¨ªticas monetarias y a la liberalizaci¨®n del comercio mundial. Seg¨²n el ministro brit¨¢nico Norman Lamont, el G-7 acogi¨® con calor las medidas de Washington para reducir el d¨¦ficit norteamericano.Los pa¨ªses m¨¢s ricos del planeta se pusieron ayer al comp¨¢s de la era Clinton, tras el llamamiento realizado por el propio presidente a sus conciudadanos a competir en un mercado mundial abierto, estimulando as¨ª el crecimiento en vez de encerrarse en el proteccionismo. Su secretario del Tesoro, Lloyd Bentsen, desarroll¨® ayer el mismo argumento en su vertiente exterior: estimule mos el crecimiento mundial me diante la eliminaci¨®n de barreras y subvenciones. Clinton hab¨ªa dicho el viernes que el mundo se halla de nuevo ante una doble opci¨®n, la defensa comercial a ultranza como en los a?os veinte, que condujo a una gran recesi¨®n, o la apertura de fronteras como en los a?os cuarenta y cincuenta.

Todos los miembros del G-7 estuvieron de acuerdo en lamentar la escasa coordinaci¨®n de la econom¨ªa mundial registrada durante 1992 e hicieron el firme prop¨®sito de enmendarse. El programa econ¨®mico de la Administraci¨®n de Clinton cay¨® muy bien a sus socios. Nadie quiere aumentar los impuestos n casa, pero todos sonr¨ªen y asienten cuando quien decide subirlos es el vecino. En este caso, adem¨¢s, es el gran vecino quien empieza a pasar la factura del d¨¦ficit y de la deuda a sus nacionales. P¨¢gina 41