Una econom¨ªa criticada dentro y aplaudida fuera
Un nuevo ataque contra el franco se considera muy probable en c¨ªrculos financieros
La apat¨ªa que se observa estos d¨ªas, tras conocerse el dato de los casi tres millones de parados en 1992 (2.978.400), verdadero, pistoletazo de salida de la campa?a, identifica el estado de ¨¢nimo de los electores: castigar al Partido Socialista, s¨ª, pero sin grandes expectativas por lo que puedan ofrecer, desde el Gobierno, los partidos de la derecha y centro derecha (Asamblea para la Re p¨²blica (RPR) y Uni¨®n para la Democracia Francesa (UDF), en cohabitaci¨®n con el presidente Mitterrand. Ni el estilo americano que asoma en algunos de bates ayuda a subir la pasi¨®n.En una adaptaci¨®n literal del discurso del candidato presidencial Bill Clinton, los empresarios y sindicalistas franceses, al referirse a las dificultades de los j¨®venes, advierten: "Por primera vez, una generaci¨®n va a vivir en condiciones peores que aquella que la ha precedido". Tararean esta m¨²sica, por separado, el dirigente sindical de la Confederaci¨®n General de Trabajadores (CGT), Louis Viannet, y el presidente de Assurances G¨¦n¨¦rales de France (AGF), Michel Albert, quien explica: "Excepto en los periodos de grave crisis, una mayor¨ªa de padres provenientes de un medio modesto pod¨ªa vanagloriarse de ver que sus hijos conoc¨ªan una suerte mejor que la suya. Esta esperanza de ascenso ha cimentado las sociedades occidentales. En Francia, en las clases medias, la fe en el diploma era todo un s¨ªmbolo, un pasaporte para el ¨¦xito social".
Los datos del paro han torcido hasta cierto punto la campa?a personal de Fran?ois Mitterrand, que no sin cierta habilidad oblig¨® a los partidos de oposici¨®n a comprometerse en el respeto a las llamadas "conquistas sociales" si, como se prev¨¦, formar¨¢n Gobierno despu¨¦s de las elecciones.
A pesar del malestar que despiertan los socialistas, el 70% de los franceses, seg¨²n revela una encuesta de BVA-Paris Match de esta semana, estima. que el sistema de protecci¨®n social es "el mejor del mundo", aunque son conscientes de que no podr¨¢ durar. Un sistema de salud y de seguro por enfermedad costoso y mal administrado ha permitido que los franceses sean, despu¨¦s de los japoneses, quienes tengan en el mundo m¨¢s larga esperanza de vida.
Otros datos ilustran el nivel de vida de que gozan los franceses: una familia de cada cuatro dispone de al menos dos coches mientras en mayo de 1968 la duraci¨®n de la jornada de trabajo era de 48 horas, hoy d¨ªa se ha reducido a 39, y el n¨²mero de asalariados con diploma se ha, duplicado de 15 a?os a esta parte.
La parte sombr¨ªa de este paisaje es que los a?os de crecimiento econ¨®mico no han conseguido frenar el desempleo ni evitar el desarrollo de una sociedad m¨¢s dual. Hay tres millones de personas que viven con el m¨ªnimo social de unos 2.200 francos (55.000 pesetas) al mes. "Ser pobre hoy d¨ªa es ser excluido del mundo del trabajo, es estar al margen de una sociedad que te priva de la posibilidad de intercambiar", explica Pierre Leven¨¦, uno de los responsables de la Sociedad de Socorro Cat¨®lico.
Mientras los franceses, ven un panorama negro, la comunidad financiera internacional no deja de tomar a Francia como un pa¨ªs modelo desde el punto de vista macroecon¨®mico. Seg¨²n un estudio difundido esta semana por la Organizaci¨®n para la Cooperaci¨®n y el Desarrollo Econ¨®mico (OCDE), la inversi¨®n extranjera directa experiment¨® un crecimiento fuerte durante el primer semestre de 1992, convirtiendo a Francia en una excepci¨®n entre los 24 pa¨ªses miembros. En ese periodo, el pa¨ªs recibi¨®, por primera vez en su historia, m¨¢s inversiones que las que mantiene en el exterior.
Dicho crecimiento se explica por el tratamiento m¨¢s favorable que concede el Gobierno franc¨¦s y la consideraci¨®n del pa¨ªs como clave del mercado ¨²nico. Otro dato que hace de gancho: el salario medio por hora en Francia, cotizaciones sociales incluidas, es actualmente un 25% inferior al de Alemania, cuando a finales de 1985 s¨®lo lo era en un 10%.
Tradici¨®n inflacionista
La reducci¨®n de los costes salariales ha permitido mantener a raya la inflaci¨®n en un pa¨ªs con tradici¨®n inflacionista hasta los primeros ochenta, cuando el ¨ªndice de precios alcanzaba cotas del 14%. Con una inflaci¨®n del 2% en 1992, la mitad de la que registra Alemania, Francia, empero, se ve obligada a mantener tipos de inter¨¦s m¨¢s elevados (12% a tres meses) que su socio. Por otra parte, el super¨¢vit comercial de 30.500 millones de francos en 1992 ha seguido a un d¨¦ficit parecido en 1991, con el agravante de que las devaluaciones de la lira, la peseta y la libra supondr¨¢n en 1993 una desventaja competitiva importante para las exportaciones francesas. Asimismo, la balanza de pagos por cuenta corriente, que fue excedentaria en 3.000 millones de d¨®lares durante 1992, por primera vez desde 1986, amenaza con volver a los n¨²meros rojos. "El excedente tur¨ªstico seguir¨¢ siendo importante en 1993, pero se ver¨¢ afectado por la mayor competencia de Italia y Espa?a, tras la depreciaci¨®n de sus monedas", seg¨²n un an¨¢lisis de Cr¨¦dit Lyonnais.
Si el desempleo es uno de los grandes temas de la campa?a, no es menos importante la pol¨ªtica del franco fuerte. Pierre B¨¦r¨¦govoy, artesano de esta estrategia con el respaldo de Mitterrand, ha conseguido esta semana. el apoyo expl¨ªcito, por vez primera, de Jacques Chirac, el l¨ªder de la opositora RPR.
Sin embargo, amplios sectores de la patronal francesa se han pronunciado contra la pol¨ªtica del franco fuerte, divisi¨®n que tambi¨¦n alienta a los operadores y departamentos de cambios de los grandes bancos internacionales a preparar el asalto en los pr¨®ximos d¨ªas.
El t¨¢ndem Balladur-Alphandery
El rotundo pronunciamiento de Jacques Chirac a favor del franco fuerte y la relaci¨®n franco-marco ha sido interpretado en los medios de negocios franceses como un triunfo de Edouard Balladur, el indiscutido candidato de la oposici¨®n RPR-UDF al puesto de primer ministro del futuro Gobierno de cohabitaci¨®n.Balladur es un europe¨ªsta partidario de la uni¨®n econ¨®mica y monetaria, que ataca a los socialistas por el flanco del d¨¦ficit p¨²blico, que podr¨ªa situarse en 1992 en los 300.000 millones de francos, casi el doble de lo proyectado. Aun as¨ª, el d¨¦ficit se situar¨ªa, en el peor de los casos, en tomo al 4% del PIB. Pero, en el tema del franco, Balladur apoya la pol¨ªtica oficial y se lamenta de no haber impulsado el estatuto de autonom¨ªa del Banco de Francia cuando fue ministro de Finanzas de Chirac. Si efectivamente se convierte en el primer ministro, su candidato para Finanzas ya est¨¢ definido: Edmond Alphand¨¦ry. Un economista prudente, muy favorable a la uni¨®n econ¨®mica y monetaria.
"Todo parece estar muy claro. Balladur ser¨¢ primer ministro, Mitterrand seguir¨¢ y Chirac se presentar¨¢ a las presidenciales. Sin embargo, a veces ocurre lo inesperado", dice el economista Jean Boissonat. Y advierte: "Lo peor que puede ocurrir es que las elecciones legislativas sean simplemente el punto de partida y que la situaci¨®n pol¨ªtica no se aclare hasta las presidenciales de l995".
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