La larga marcha hacia los 'para¨ªsos' chinos
90 millones de personas abandonan cada a?o el campo para lograr un empleo en la ciudad
Hab¨ªan pasado d¨ªas enteros sentados sobre enormes sacos de arpillera, cargados con todo su mundo, con todas sus pertenencias, en espera de que alguien pudiera ofrecerles trabajo. Pero ninguno de ellos lo ha encontrado todav¨ªa. Acampado junto a la estaci¨®n de Cant¨®n, aquel hombre explicaba sin prisa c¨®mo hab¨ªa llegado con un grupo de 13 personas, procedente de la provincia de Hen¨¢n. Describ¨ªa, emocionado, la ciudad como "muy excelente". Para todos ellos era la primera visita, a Cant¨®n.
La plaza situada frente ala estaci¨®n y las calles de alrededor se han convertido en un bazar de empleo al aire libre. Un mercadillo de la esperanza. Algunos carteles pegados sobre los ¨¢rboles y los postes de cemento anuncian puestos de trabajo en f¨¢bricas textiles y en la construcci¨®n. No todos saben leer. No muy lejos de all¨ª, un campesino de la provincia de Hunan descansa pensativo bajo un ¨¢rbol. Tambi¨¦n se trataba de su primera visita, y no tiene muy claro c¨®mo buscar un empleo. Otro grupo de 30 personas de la provincia de Sichu¨¢n ha tenido m¨¢s suerte. Son expertos: es el tercer a?o que vuelven.La oleada estacional de poblaci¨®n flotante ha sido mayor que nunca en China. En las semanas que siguieron al A?o Nuevo chino, a finales de: enero, la ¨¦poca de renovaci¨®n de contratos, cerca de 90 millones de personas se han puesto en movimiento, fluyendo desde provincias rurales como Sichu¨¢n, Anhui, Hen¨¢n, Hunan, Jiangxi o Hubei hasta las pr¨®speras ciudades de la costa. Algunos vuelven al trabajo despu¨¦s de las vacaciones anuales, pero cerca de la mitad han salido sin destino concreto, tras, o¨ªr las historias de triunfo y oportunidades.
A principios de febrero, m¨¢s de un mill¨®n de personas hab¨ªan pasado por la estaci¨®n de Cant¨®n camino de la prosperidad de las ciudades del delta de Pearl River. En Pek¨ªn, por ejemplo, adem¨¢s del trabajo en. la construcci¨®n, la inmigraci¨®n rural nutre el boyante mercado de doncellas y chicas de servicio; un nuevo signo de distinci¨®n.
En Shanghai, AYu Chuan Rui, economista jefe de la oficina de comercio y finanzas del Ayuntamiento, asegura que "hay muchos aspectos positivos; la poblaci¨®n flotante puede ayudar algo a extender la riqueza, pero surgen otros problemas; primero, porque se desplazan err¨¢ticamente. No saben qu¨¦ es lo que hace falta en las grandes ciudades. Simplemente vienen aqu¨ª a ciegas". Muchos no encuentran un trabajo y vagan con sus b¨¢rtulos a cuestas.Erosi¨®n del control socialSeg¨²n las autoridades, la creciente movilidad de la poblaci¨®n est¨¢ erosionando los estrictos controles sociales que reglamentaban la vida de los ciudadanos. Hay ahora vagabundos que escapan a todo control del sistema.
En un estudio publicado en 1991, Alan Liu, de la Universidad de California y Santa B¨¢rbara, dec¨ªa: "Si se compara con el movimiento por la libertad intelectual entre las personas de mayor formaci¨®n, el crecimiento de la movilidad f¨ªsica de la china rural ha afectado a m¨¢s gente, y su impacto es, cuando menos, tan importante como aqu¨¦l.
La peri¨®dica marea de migraci¨®n laboral fue observada por primera vez en 1987; disminuy¨® en 1990 debido al plan de austeridad que redujo el trabajo eventual, para registrar un claro aumento en los ¨²ltimos dos a?os. Anteriormente, los campesinos estaban muy atados por el estricto sistema de registro familiar. Hoy d¨ªa se pueden firmar contratos sobre la tierra y comprar comida sin pedir permiso.
En Cant¨®n destaca un grupo procedente de Hube?, con sus trajes, corbatas y gafas de sol. Ten¨ªan trabajo en una f¨¢brica local de una empresa mixta del sector textil. All¨ª pod¨ªan ganar 600 yuanes al mes, tres veces el salario campesino. Muchos emigrantes reciben una paga muy peque?a, desempe?an los trabajos que nadie quiere, sus condiciones de vivienda son muy pobres, aunque quiz¨¢ mejores que las que dejaron atr¨¢s.
The Independent / EL PA?S
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