Un futuro sin 'apartheid'
AL FINAL, las dificultades se han resuelto mediante el procedimiento de colocarlas en el ¨²ltimo lugar, debajo de todos los expedientes restantes. La conferencia que el pasado fin de semana reuni¨® en Johanesburgo a 26 grupos, partidos pol¨ªticos, organizaciones ¨¦tnicas y Gobiernos de homelands y a otras 11 entidades observadoras ha acordado, por consenso, retomar las "negociaciones constitucionales" sobre un futuro sin apartheid. Un verdadero triunfo del sentido com¨²n.Si hace dos semanas el. Gobierno blanco y el Congreso Nacional Africano (ANC) de Nelson Mandela acordaban un calendario probable para el futuro constitucional (un Gobierno interino compartido durante cinco a?os, elecciones en la primavera de 1994 para un Parlamento Constituyente que promulgue un texto en 1996 y, finalmente, la convocatoria de comicios generales en 1999), quedaban en pie dos problemas fundamentales e ¨ªntimamente ligados entre s¨ª: qu¨¦ hacer con la mayor¨ªa zul¨² del Partido de Libertad Inkhata del jefe Buthelezi y qu¨¦ determinaci¨®n tomar con respecto a la estructura del Estado.
Buthelezi -unas veces instrumento del Gobierno blanco y otras mero rival (del m¨¢s peque?o ANC- ha clamado durante a?os por que se le reconozca su preeminencia en la etnia negra. Era esencial unirle a las negociaciones: no pod¨ªa manten¨¦rsele fuera del proyecto de futuro si se quer¨ªa dar a ¨¦ste una oportunidad. La conferencia del pasado fin de semana lo ha conseguido.
Lo que deja en pie la segunda cuesti¨®n: ?est¨¢ verdaderamente seguro Buthelezi de que todos los zul¨²es votar¨¢n por ¨¦l o efectivamente las urnas dar¨¢n, como creen los dem¨¢s, un veredicto m¨¢s favorable al ANC, el partido que ha llevado el peso de la lucha antiapartheid? De ah¨ª que Inkhata se haya pasado las ¨²ltimas semanas proclamando la imperiosa necesidad de que, antes que nada, se decida si la futura Sur¨¢frica ser¨¢ una federaci¨®n o un pa¨ªs unitario. Quiere que ese marco quede decidido antes de la elecci¨®n de la Asamblea Constituyente. Los zul¨²es y sus aliados en el homeland de Ciskei prefieren la f¨®rmula federal porque as¨ª se garantizan el poder absoluto en su regi¨®n de Natal-KwaZulu. Lo mismo desea la extrema derecha blanca, que cree que as¨ª se asegurar¨ªa una autonom¨ªa de poder (pr¨¢cticamente un apartheid renovado) en el Estado en el que triunfara en las urnas. Los dem¨¢s se inclinan por una f¨®rmula menos descentralizadora; se f¨ªan m¨¢s de las urnas.
Todos han aprobado seguir discutiendo del futuro constitucional, es decir, en cierto modo , reanudar la Conferencia para una Sur¨¢frica Democr¨¢tica (Codesa), interrumpida en mayo pasado, para poner los mojones de la Constituci¨®n antes de las elecciones de dentro de un a?o. Que nadie se llame a enga?o, sin embargo: aunque el ¨¦xito del fin de semana ha sido grande, no por ello quedan allanadas todas las dificultades.
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