Ayudar y a los peque?os comerciantes
En un momento conflictivo como el actual los poderes p¨²blicos han de pelear por conseguir un pacto que facilite las cosas a los peque?os comerciantes. Pero mientras el acuerdo llega, hay medidas, como las reducciones fiscales, que la Administraci¨®n local puede aplicar ya unilateralmente.
Hace unos d¨ªas, el secretario de Estado de Hacienda, Antonio Zabalza, anunciaba que se estaban estudiando una serie de medidas para incentivar la actividad de las peque?as y medianas empresas, as¨ª como otras de est¨ªmulo a la inversi¨®n.Adem¨¢s de una serie de mcdidas cuya iniciativa es exclusiva responsabilidad de la Administraci¨®n central del Estado, referentes a los m¨¦todos de amortizaci¨®n, deducciones por inversi¨®n y flexibilizaci¨®n en la compensaci¨®n de p¨¦rdidas, propon¨ªa analizar con la Federaci¨®n Espa?ola de Municipios y Provincias las posibles modificaciones a introducir en el impuesto de actividades econ¨®micas (IAE) tras el primer a?o de implantaci¨®n.
No es f¨¢cil -aunque no deber¨ªa ser imposible- que en este a?o electoral distintas administraciones de diverso color pol¨ªtico se pongan de acuerdo en materia fiscal, especialmente en un tributo que, como el IAE, afecta a un n¨²mero tan elevado de contribuyentes.
La dificultad no debe impedir el intento y, por ello es encomiable el anuncio de esa iniciativa por parte de la Secretar¨ªa de Estado de, Hacienda y es deseable que los ayuntamientos y diputaciones acepten esta invitaci¨®n y se pueda llegar, tras un an¨¢lisis sereno, a la correcci¨®n de los elementos m¨¢s discutibles del tributo, como, por ejemplo, el factor superficie en la determinaci¨®n final de la cuota.
En cualquier caso, el inicio de esas conversaciones no debe impedir que la Administraci¨®n central, por un lado, y los ayuntamientos, por otro, inicien las medidas que aut¨®nomamente pueden emprender de inmediato para intentar ayudar a que las peque?as y medianas empresas sobrevivan en los momentos dif¨ªciles por los que atraviesa la situaci¨®n econ¨®mica, as¨ª como facilitar el nacimiento de otras nuevas.
Todo el mundo sabe que son estas peque?as y medianas empresas quienes generan la mayor parte del empleo, y todo lo que se haga desde las Administraciones p¨²blicas para su impulso debe sabernos a poco.
La Administraci¨®n central, pues, ha dado un primer paso que, sin duda, debe materializar y complementar con otros-, y le corresponde a los ayuntamientos, en primer lugar, responder positivamente y, al tiempo, lanzar sus propias iniciativas.
En el caso concreto del Ayuntamiento de Madrid, la primera medida a tomar deber¨ªa ser contundente, reduciendo el coeficiente de poblaci¨®n del impuesto de actividades econ¨®micas desde el 1,65 actual a una cifra que supusiese que las cuotas medias que pagan los empresarios y profesionales sujetos al tributo no sean superiores a los valores actualizados que pagaban en 1991 por los impuestos a los que el IAE sustituy¨® (licencia fiscal y radicaci¨®n).
Esa medida la puede tomar libremente el ayuntamiento pleno sin esperar a ning¨²n tipo de reforma del tributo y la cuant¨ªa a fijar del coeficiente se puede calcular r¨¢pidamente desde una comisi¨®n t¨¦cnica creada al efecto entre funcionarios municipales, tal y como propusimos el Grupo Municipal Socialista en la sesi¨®n plenaria del pasado 22 de enero.Licencias de aperturaDe igual modo, el Ayuntamiento de Madrid, en el ejercicio de la autonom¨ªa que las leyes le otorgan, puede, y debe, reducir la tasa de licencia de apertura de establecimientos -que ha aumentado en un 19% en las ordenanzas fiscales aprobadas para este a?o-, as¨ª como eliminar la tasa por licencia de obras, recientemente impuesta, pues al entrar en vigor el impuesto de obras esta tasa supone en la pr¨¢ctica totalidad de los casos una doble imposici¨®n.
Una y otra tasas gravan precisamente a quienes emprenden o mejoran una actividad econ¨®mica generadora de nuevo valor a?adido y empleo, lo que precisamente est¨¢ en el n¨²cleo central de todo el conjunto de medidas que hemos de emprender para superar la actual situaci¨®n de debilidad econ¨®mica.
Junto a estas medidas de car¨¢cter fiscal pueden, y deben, emprenderse por parte del Ayuntamiento de Madrid otro conjunto de medidas, tales como la ayuda econ¨®mica a aquellos comerciantes de mercados y galer¨ªas que decidan estudiar la viabilidad y, en su caso, la materializaci¨®n de la transformaci¨®n de esos mercados y galer¨ªas de alimentaci¨®n en aut¨¦nticos centros comerciales que, con una oferta m¨¢s variada y de mayor calidad, puedan competir adecuadamente ante las nuevas condiciones del mercado.
Puede, y debe, tambi¨¦n el ayuntamiento ayudar a los peque?os comerciantes, facilit¨¢ndoles en los terrenos de Mercamadrid el suelo necesario para, si logran organizarse debidamente, crear centrales de compras en las que se provean de los productos a unos costes que les permitan vender a unos precios m¨¢s competitivos con las grandes superficies, con lo que tanto ellos como los consumidores saldr¨ªan beneficiados.
Otras medidas, tales como ayudar a esos peque?os comerciantes a su formaci¨®n profesional o a su organizaci¨®n en el caso de tener que concursar a la adjudicaci¨®n de alguna potencialmente nueva gran superficie, son pol¨ªticas que permitir¨¢n resistir en mejores condiciones la dureza, no s¨®lo de la coyuntural situaci¨®n econ¨®mica, sino de la permanente dura competencia que sufren en la transformaci¨®n de modos y h¨¢bitos de consumo que viene produci¨¦ndose desde hace tiempo y que, con toda seguridad, continuar¨¢.
No se trata, por supuesto, de que las administraciones p¨²blicas traten de impedir el normal desarrollo de las mejoras en los canales y formas de distribuci¨®n que siempre tender¨¢n a mejorar los precios y servicios a los consumidores. Pero s¨ª corresponde a los poderes p¨²blicos que, cuando los avances tecnol¨®gicos de la sociedad desplazan hacia el paro y a la marginaci¨®n del proceso productivo y de distribuci¨®n a sectores importantes de la sociedad, trate de minimizar los perjuicios que se puedan producir.
Si esta actitud vale para los trabajadores del campo, para los que trabajan en el sector siderometal¨²rgico y para cualquier conjunto de parados o marginados en general, ?por qu¨¦ no va a servir para un sector tan importante como son los peque?os comerciantes?
No propongo, ni qu¨¦ decir tiene, que el proteccionismo suponga el freno al desarrollo del comercio ni que vaya contra los intereses de los consumidores. Lo que se propone es algo tan simple como que, al igual que en cualquier otro momento conflictivo de la sociedad, se produzca en su seno un pacto social -en este caso, entre grandes distribuidores, peque?os comerciantes y consumidores- para que el conflicto minimice sus consecuencias y que los poderes p¨²blicos act¨²en como impulsores de ese pacto. Al fin y al cabo, la acci¨®n pol¨ªtica en buena medida es eso: hacer que la sociedad funcione de la manera m¨¢s consensuada posible.Juan Barranco es portavoz del grupo socialista en el Ayuntamiento de Madrid.
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