Responsables de su invierno

Hace unos d¨ªas, nuestros pueblos y ciudades, nuestros montes y valles amanecieron de blanco. En esta ocasi¨®n, algo de este blanco nos lleva a otro blanco. Algo de este tard¨ªo invierno nos traslada a otro invierno m¨¢s crudo, m¨¢s desamparado. Blanco entre cascotes y casas derruidas, blanco de coraz¨®n encogido, invitando a una paz que no cristaliza, que no cuaja. All¨ª donde la nieve se equivoca, inoportuna, una vez m¨¢s desmemoriada-La nieve no se orienta, cae desubicada, y a veces su blanco es amenaza y no juego. No pasa de largo donde los hombres tiritan y se encogen de hambre. Las nubes all¨ª descargan a destiempo su universo de blancura y su rnajestuosidad; su inmensa belleza se torna entonces inoportuna.

Pero no, bien ca¨ªda est¨¢ la nieve donde los cielos apurados no aguantan; donde la, tierra fr¨ªa la retiene; donde los hombres, una vez serenados, puedan leer su mensaje de unidad, de armon¨ªa. Bien ca¨ªda est¨¢ la nieve donde los r¨ªos, los ¨¢rboles y monta?as la reclaman.A nosotros nos toca amparar ese invierno no lejano, limpiar sus caminos, despejar la amenaza, la incertidumbre, la muerte. Todos podemos meter le?a en sus estufas, comida en sus est¨®magos, ilusi¨®n en su futuro. Todos podemos alentar la llama solidaria en ese injusto invierno que soporta miles de refugiados en Bosnia-Herzegovina.Pasan los meses y la guerra no calla, los agresores no desfallecen. La solidaridad tampoco puede detenerse. Hemos de arrimar m¨¢s el hombro, rodar m¨¢s camiones, empujar m¨¢s ayuda, m¨¢s voluntarios... No hay que esperar a nadie ni detenerse a juzgar la inoportunidad de los cielos, la tibieza de Gobiernos, la lentitud de vecinos. Todos somos potenciales gestores de cooperaci¨®n. Nieva sobre los tejados de todos. Todos somos responsables de su invierno- . Koldo Aldai.