Un almuerzo de sopa de cubitos
Se acabaron las colas en el comedor del Gran Palacio del Kremlin, el recinto donde se re¨²ne el Congreso de los Diputados de la Federaci¨®n Rusia. Los diputados comen hoy menos y adem¨¢s miran lo que comen. La raz¨®n es muy sencilla: se terminaron los precios subvencionados que permit¨ªan a los padres de la Patria regresar a sus hogares cargados de comestibles sabrosos y baratos al t¨¦rmino de una dura jornada de debates.Hoy, una frugal comida (un diminuto filete empanado acompa?ado de una diminuta ensalada, un caf¨¦ y un trozo de pan) en el Gran Palacio del Kremlin cuesta casi 200 rublos, lo que es una cantidad considerable, si se tiene en cuenta que el sueldo de un simple diputado, sin responsabilidades en comisiones o comit¨¦s, es de 6.000 rublos al mes desde el pasado febrero. En Rusia, los sueldos oscilan hoy entre 4.250 rublos de salario m¨ªnimo y varias decenas de miles de rublos para los sectores mejor pagados de la sociedad, como por ejemplo los mineros.
Los irrisorios precios del pasado hab¨ªan subido ya durante la sesi¨®n del Congreso que se celebr¨® en diciembre, pero no se pararon ah¨ª. Ayer, muchos diputados limitaban su almuerzo a una sopa de un cubito de concentrado de pollo. En lugar de comerse una salchicha, muchos prefer¨ªan comprar el ¨²ltimo libro sobre Yeltsin, escrito por su fiel allegado Lev Suj¨¢nov, que relata los tres a?os pasados al servicio de Yeltsin desde que ambos se conocieron en el Comit¨¦ de la Construcci¨®n a finales de los a?os ochenta.
Como si la inmunidad parlamentaria no sirviera para nada, los diputados fueron sometidos ayer a la humillaci¨®n de tener que pasar a trav¨¦s del detector de metales que hasta ahora se aplicaba s¨®lamente a los periodistas. Sin embargo, los comunistas ortodoxos que se manifestaban fuera del Kremlin bajo los estandartes sovi¨¦ticos, permanec¨ªan ajenos a todas esas penalidades que sufren los padres de la patria y les gritaban: "Abajo los se?ores".
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