La oposici¨®n conservadora figura como favorita en las elecciones de hoy en Australia
La emisi¨®n del voto es obligatoria en Australia. Hoy la ejercer¨¢n 11 millones de ciudadanos acostumbrados durante varias generaciones a vivir por encima de las posibilidades del pa¨ªs. Elegir¨¢n entre los laboristas, desde hace 10 a?os en el poder, y una coalici¨®n conservadora de liberales y nacionalistas. El ¨²ltimo sondeo anticipa la victoria de la oposici¨®n por un estrecho margen.
La publicaci¨®n de los ¨²ltimos datos sobre el paro, con un total de 1.052.800 personas en una poblaci¨®n de 17 millones, record¨® al electorado la herencia laborista. El plan impositivo de la oposici¨®n, un 15% sobre la mayor¨ªa de los bienes de consumo, tambi¨¦n asusta. Australia pas¨® de ser uno de los dos pa¨ªses m¨¢s ricos del mundo a principios de siglo a ocupar el puesto n¨²mero 18 en las listas de la OCIDE."La tarta era grande y se la com¨ªan cuatro", comentaba ayer un diplom¨¢tico espa?ol al aludir a la pasada abundancia de un pa¨ªs de 17 millones de personas en un territorio tan extenso como Europa, que despachaba toneladas de minerales y lana en barcos mercantes y esperaba el ingreso de sumas fabulosas. Eran los tiempos en que los australianos daban por sentado su derecho a grandes casas con jard¨ªn, cerveza fr¨ªa en las playas y un seguro contra el paro de duraci¨®n ilimitada. "Se permit¨ªan el lujo de rechazar los trabajos que no eran de su agrado".
Los laboristas, liderados por el primer ministro Paul Keating, controlan la C¨¢mara de Representantes en el Parlamento, con 77 esca?os. La coalici¨®n, encabezada por John Hewson, cuenta con 69 asientos: 55 de los liberales y 14 de los nacionalistas.
Hugh Mackay, un psic¨®logo social que ha dedicado 35 a?os de su vida al estudio de las actitudes de sus compatriotas, subraya que los j¨®venes se ajustar¨¢n m¨¢s r¨¢pidamente a la necesidad de un cambio de mentalidad para adaptarse a la nueva situaci¨®n. "Pero los australianos mayores, acostumbrados a otras facilidades, no encajan bien la amenaza del paro". En una entrevista publicada por la revista The Independent Monthly, el profesor Bob Gregory, economista e historiador, advierte que, de continuar la tendencia y ampliarse las diferencias salariales, "deberemos afrontar el problema del subdesarrollo urbano. Nacer¨¢n suburbios que no podr¨¢n ser frecuentados de noche".
Australia, sin embargo, dispone de importantes recursos para superar la crisis, aunque deber¨¢ adecuar el funcionamiento de su econom¨ªa y su industria exportadora. El mercado asi¨¢tico apetece sus materias primas y, pese a la abultada deuda externa -119.000 d¨®lares norteamericanos-, localizada fundamentalmente en el sector privado, la inflaci¨®n es ¨²nicamente del 0,3%.
Bajos tipos de inter¨¦s
Los tipos de inter¨¦s figuran entre los m¨¢s bajos del mundo y la producci¨®n industrial creci¨® un 3% el a?o pasado. La crisis no es s¨®lo econ¨®mica. Mackay subraya que, en este ¨²ltimo cuarto de siglo, los australianos registran un periodo de cambios sin precedentes en sus h¨¢bitos sociales, culturales y pol¨ªticos, y "comienzan a enfrentarse a la verdad sobre s¨ª mismos y sus posibilidades".Los laboristas prometen promover el crecimiento mediante est¨ªmulos fiscales y una mayor apertura econ¨®mica. Angelina Naylor, una votante de la coalici¨®n, se pregunta. "Los laboristas han estado en el gobierno desde hace 10 a?os. ?Y qu¨¦ han hecho?. Ahora, repentinamente, anuncian grandes planes para lograr el ¨¦xito de la noche a la ma?ana".
John Hewson anuncia una mayor liberalizaci¨®n econ¨®mica, la reducci¨®n del Impuesto sobre las rentas y la aplicaci¨®n de grav¨¢menes en bienes de consumo y servicios. La esperanza es que al aumentar el ahorro, se incremente la capacidad de financiaci¨®n del endeudamiento exterior australiano.
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