Corrupciones
Se sab¨ªa hace a?os que Craxi no era una buena compa?¨ªa, en el sentido que tuvo esta expresi¨®n en nuestra infancia y adolescencia. Muchos pol¨ªticos italianos de izquierda me hab¨ªan dicho que para trabajar con Craxi hab¨ªa que hacerlo "tap¨¢ndose la nariz" con dos dedos. Ahora Craxi arremete contra los jueces de su pa¨ªs y les acusa de protagonismo y de deseo de destrucci¨®n del PSI. Aunque lo diga Craxi, tal vez algo de cierto haya sobre una campana europea de descr¨¦dito de la oferta socialista. No quiero echar una mano a gente tan bien instalada y tan soberbia cuando no hab¨ªa quien les tosiera, pero quiero invitar a la reflexi¨®n sobre el coro que se ha orquestado sobre las corrupciones de los socialistas italianos, franceses, griegos, espa?oles e incluso belgas, mientras los poderes medi¨¢ticos parecen haber convertido en mercanc¨ªa informativa secundaria el largo, ancho, profundo chorizaje de las derechas. En la misma Italia, la Democracia Cristiana se ha forrado desde 1945 y al fin y al cabo los socialistas empezaron a tocar poder real mediados los sesenta. Veinte a?os de chorizaje les separan.Y si es lamentable que los partidos socialistas recurran a los ingresos at¨ªpicos para mantener sus aparatos y para crear una nueva clase rica adicta, hay que tener en cuenta que en sus or¨ªgenes son partidos pobres y poco ayudados por el sector del capital motu proprio. En cambio, los chorizos de la derecha han pertenecido a formaciones pol¨ªticas cuyo patrimonio concierta con el de las oligarqu¨ªas y recoge una hegemon¨ªa social, econ¨®mica y pol¨ªtica de siglos. Por tanto, si es intr¨ªnsecamente perverso que un socialista trafique con influencias y dinero negro o mulato, es pura drogadicci¨®n que la derecha lo siga haciendo, protegida por el silencio de un poder medi¨¢tico que directa o indirectamente controla. Me refiero a Italia, naturalmente.
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