El t¨¦rmino 'Espa?a', excluido de un programa de debates de la Generalitat
El t¨¦rmino Espa?a, para identificar la procedencia de los ponentes, se evita en el programa de unas jornadas de la Generalitat. No ocurre lo mismo a la hora de indicar la nacionalidad de los participantes extranjeros. Debajo del ep¨ªgrafe Madrid se sit¨²a el nombre del fil¨®sofo Jos¨¦ L. Aranguren, y despu¨¦s del de Canarias el del escritor Jos¨¦ Manuel de Pablos. Esto es lo que figura en el programa de las jornadas que ayer se iniciaron en Barcelona bajo el t¨ªtulo de Cultura y Comunicaci¨®n de masas, organizadas por el Departamento de Cultura de la Generalitat. En igualdad de condiciones tipogr¨¢ficas que Madrid o Canarias, se relacionan los nombres de pa¨ªses como Alemania, Argentina, Francia o Estados Unidos. El consejero de la Generalitat, Joan Guitart, figura en la traducci¨®n inglesa del programa como ministro para las Artes (minister for the Arts) de estas jornadas, que se celebran en el Palau Marc, l¨®gica sede del Ministerio para las Artes (Ministry for the Arts).
La minuciosa menci¨®n de procedencias geogr¨¢ficas (Madrid, Canarias, Catalu?a y Galicia) no se hace extensiva a los participantes de otros pa¨ªses. As¨ª Gran Breta?a aparece como tal, en lugar de utilizar Inglaterra, Escocia, Pa¨ªs de Gales o Irlanda del Norte para referirse a los lugares de origen de los invitados del Reino Unido.
Los invitados, unos 50 en total, efectuaron ayer una mayoritaria condena de los medios de informaci¨®n en general y de la televisi¨®n en particular. Escritores y artistas coincidieron en mayor o menor medida en el consejo que el escritor brit¨¢nico Stephen Vizinzcey formul¨® as¨ª: "Lo que deber¨ªa hacer quien desee ser un ser humano es deshacerse de la televisi¨®n".
Esclava de la audiencia
La escritora Cristina Peri Rossi afirm¨®: "Su principal perversi¨®n [de la televisi¨®n] es que se propone como un espejo de la realidad, se presenta como aut¨®noma, mientras que est¨¢ sujeta a las dependencias m¨¢s estrictas: la audiencia, los anuncios". Para la autora de Babel b¨¢rbara, la televisi¨®n ha provocado la aparici¨®n de un tipo de intelectual al que llama "mediocr¨¢tico" y cuya principal caracter¨ªstica es el cumplimiento "de una de las reglas no escritas de la cultura de masas: hablar s¨®lo de lo que el p¨²blico ya conoce". Ni siquiera los periodistas eludieron las cr¨ªticas. Pascal Garnier, de la cadena cultural Arte, afirm¨® que las cadenas privadas han sido "f¨²ente de perversi¨®n con programas en los que las personas son meros adquisidores de detergentes".El cineasta Leopoldo Pom¨¦s a?adi¨® a este panorama un efecto parad¨®jico: "Se trata de dar carnaza a la masa. Pero ello provocar¨¢ al final que la gente tenga el poder de pedir que les den aquello que ellos quieran ver".
El escritor cubano Guillermo Cabrera Infante manifest¨®: "Si la cinemateca de uno solo fuera la ¨²nica contribuci¨®n de la televisi¨®n al placer de todos, su invenci¨®n estar¨ªa justificada".
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