Chabolas orientadas a La Meca
Miles de inmigrantes magreb¨ªes cumplen el Ramad¨¢n incluso en la pobreza de sus poblados
La luna dej¨® de verse en el firmamento el 22 de febrero. Su ausencia, en el noveno mes del calendario isl¨¢mico, marc¨® el inicio del Ramad¨¢n para los fieles musulmanes que viven en la regi¨®n. Durante el d¨ªa, mientras la luz solar permita distinguir un hilo blanco de otro negro, renuncian a comer, beber, fumar o tener relaciones sexuales. El denominado mes del perd¨®n se est¨¢ siguiendo hasta en los colectivos magreb¨ªes m¨¢s humildes, como los poblados de Pe?a Grande y Majadahonda. El desarraigo de la inmigraci¨®n acent¨²a la necesidad de cumplir los ritos.
En Majadahonda, los varios centenares de magreb¨ªes que habitan en las chabolas de Las Casas de Diego est¨¢n siguiendo el Ramad¨¢n, que conmemora la revelaci¨®n del Cor¨¢n al profeta Mahoma.Justo a las siete y veinticinco de la tarde, cuando concluye el ayuno iniciado 14 horas antes, el cora, una especie de sacerdote laico, que dirige las plegarlas por su mayor conocimiento del Cor¨¢n, llama a los fieles a la oraci¨®n: "Al¨¢ Akbar / Al¨¢ Akbar" [Dios es grande], canta el cora.
Los inmigrantes salen de sus chabolas y se re¨²nen en un peque?o chamizo que han acondicionado como mezquita. Entran en silencio y respetuosamente, quit¨¢ndose los zapatos. Algunos visten chilabas. En el aire se respira olor a incienso. Sus oraciones piden a Al¨¢ lo que desean que suceda en sus vidas. Unos solicitan fuerza, otros felicidad y todos el perd¨®n y que Dios les acoja en su reino.
Un precepto sin cumplir
La oraciones se realizan siempre con el cuerpo orientado hacia el Este, apuntando hacia donde sale el Sol y a La Meca, en Arabia Saud¨ª, el lugar sagrado para los musulmanes y que deber¨¢n visitar al menos una vez en su vida. ?se es un precepto que ning¨²n inmigrante ha podido cumplir todav¨ªa en este humilde poblado de Majadahonda.
Las dem¨¢s obligaciones religiosas s¨ª las cumple Yosef Mohamed, nacido en Ketama hace 19 a?os y desempleado. "S¨®lo la gente mala no lo hace", asegura. Otros, como Tarjist Yamani, de 24 a?os, no son creyentes. Para Yamani la religi¨®n es culpable de muchas guerras, y no duda en calificarla, como ya hizo Marx, de "opio del pueblo".
El peque?o Ridu¨¢n, de 12 a?os, no entra en el templo. A Ridu¨¢n la vida le ha hecho madurar antes de tiempo. Es de los que no rezan. "Lo har¨¦ cuando deje de tener estos problemas de la vida", comenta con seguridad. Pero, como otros marroqu¨ªes del poblado, sigue el ayuno sagrado "por respeto a los dem¨¢s".
Los ni?os hasta la pubertad, las mujeres menstruantes, embarazadas o en periodo de lactancia, los enfermos, los ancianos seniles, los viajeros y aquellos que desempe?an trabajos duros, como la miner¨ªa o la siderurgia, est¨¢n exentos de cumplir las obligaciones del Ramad¨¢n.
En la mezquita Abu Bakr del distrito de Tetu¨¢n, cuando el Sol ya se ha puesto, hombres y mujeres acuden a romper el ayuno en grupo tras la ca¨ªda del Sol. Comen en dos habitaciones separadas.
Entre los asistentes a la mezquita de Tetu¨¢n hay desde trabajadores de la econom¨ªa sumergida que viven en las chabolas de Pe?a Grande, en el distrito pr¨®ximo de Fuencarral, a t¨¦cnicos afincados en la ciudad y con un buen nivel econ¨®mico.
Todos echan de menos el ambiente festivo que se vive en los pa¨ªses isl¨¢micos en la celebraci¨®n del Ramad¨¢n. Y a?oran a su familia.
Un hombre joven que ejerce de profesor en un instituto asegura que sus compa?eros de trabajo le toman el pelo. "Siempre hay alg¨²n gracioso que te pasa una taza de caf¨¦ por delante y te dice "mira, mira lo bien que huele"", asegura.
Varias mujeres empleadas en el servicio dom¨¦stico se lamentan de las dificultades que tienen en el trabajo para cumplir el precepto. "La se?ora me dice que no puedo trabajar en su casa si estoy tantas horas sin comer", se queja una de ellas. Otras familias, sin embargo, han recurrido a la mezquita para enterarse de c¨®mo colaborar con la trabajadora que quiere ayunar.
Colaboraci¨®n
Riay Tatari, presidente de la Asociaci¨®n Musulmana de Espa?a, explica que el acuerdo de cooperaci¨®n entre el Estado y la comisi¨®n isl¨¢mica de Espa?a, aprobado por las Cortes el 10 de noviembre de 1992, "recoge la posibilidad de cambiar turnos para que el trabajador musulm¨¢n pueda salir una hora antes de la ca¨ªda del Sol durante el Ramad¨¢n, siempre que haya un acuerdo entre las partes y las horas se recuperen".
Tatari asegura que una empresa de cables de Getafe, con seis trabajadores musulmanes, ya ha aplicado la legislaci¨®n.
El pr¨®ximo martes finaliza este mes de ayuno y reflexi¨®n, considerado uno de los cinco pilares de la religi¨®n isl¨¢mica, junto con la declaraci¨®n de fe, la oraci¨®n cinco veces al d¨ªa, la limosna y la peregrinaci¨®n a La Meca una vez en la vida.
Le seguir¨¢n. tres d¨ªas de fiesta en hogares y mezquitas. Tambi¨¦n las asociaciones de inmigrantes organizan celebraciones, aunque no les mueve el fervor religioso. Pretenden que en d¨ªas tan se?alados ning¨²n inmigrante se sienta solo.
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