Ecolog¨ªa
Durante una excursi¨®n de primavera por la sierra de Aitana arranqu¨¦ un tomillo y ascend¨ª aspirando su perfume; despu¨¦s con ¨¦l me restregu¨¦ las manos para extraer lo que restaba de su alma antes de desecharlo. Cre¨ª que hab¨ªa realizado con eso un acto de amor a la naturaleza, pero acababa de cometer un crimen.. Una ni?a de diez a?os que me acompa?aba lo recogi¨® de tierra para besarlo con gran sentimiento: " ?Qu¨¦ te hab¨ªa hecho el tomillo?, me dijo. "Lo has matado". Han pasado algunos a?os. Ignoro qu¨¦ ha sido de aquella criatura tan sensible y qu¨¦ habr¨¢n visto desde entonces sus ojos tan limpios. No he sabido nada de ella, Puedo pensar que hoy ser¨¢ una militante ecologista. Amar¨¢ a los animales, tal vez se habr¨¢ encadenado frente a una central nuclear, habr¨¢ transportado en brazos a un enfermo de sida y creer¨¢ que la clorofila es el primero de los derechos humanos. Ser¨¢ una vegetariana de las que comulgan con mucha unci¨®n en saladas, filetes de espinacas y zumos de zanahorias, creando entre las. verduras y su propia carne una m¨ªstica. Era pura como el aire de aquella monta?a, y al llegar a la cumbre su mirada se hizo s¨®lida y sustituy¨® a la nieve que no hab¨ªa. No he dejado de pensar en los ojos de esa ni?a desde aquel momento. Todo se corrompe. A lo largo de la adolescencia existe un instante crucial en que la mirada de los inocentes adquiere un punto de malicia, recelo o humillaci¨®n que expresa algo turbio e imp¨²dico. Es el producto de la primera contaminaci¨®n de la vida, del primer pelda?o que han bajado. Los ojos limpios de aquella ni?a que hace una d¨¦cada ascend¨ªa por la sierra de Aitana constitu¨ªan la primera materia de la ecolog¨ªa. ?Habr¨¢ existido alg¨²n bellaco que los haya ensuciado? ?Qui¨¦n habr¨¢ vertido en ellos la misma basura que se arroja en los terraplenes? Tal vez la corrupci¨®n de todos los ideales le habr¨¢ puesto una sombra en la mirada. Tal vez hoy ser¨¢ una joven dispuesta a luchar a¨²n contra la injusticia, pero yo la recuerdo, sin conocerla, como una ni?a que llor¨® porque yo hab¨ªa asesinado a un tomillo.
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