Tregua comercial
EL APLAZAMIENTO de la entrada en vigor de las sanciones comerciales que la Administraci¨®n estadounidense hab¨ªa decidido imponer a Europa a partir de ayer ha evitado de momento al comercio internacional entrar en una espiral de represalias entre ambos bloques comerciales de consecuencias dif¨ªciles de anticipar y siempre negativas. La cesi¨®n del representante de Comercio, Mickey Kantor, tras la reuni¨®n mantenida con el presidente de la Comisi¨®n Europea, Jacques Delors, condiciona la entrada en vigor del bloqueo a las empresas europeas en los concursos p¨²blicos estadounidenses para obras de telecomunicaciones, energ¨ªa, agua y transporte a los resultados de la reuni¨®n que habr¨¢ de celebrar en Bruselas, el pr¨®ximo d¨ªa 29, con el comisario de Comercio de la CE, Leon Brittan.En un contexto dominado por la frustraci¨®n continua que produce la incapacidad para concluir la Ronda Uruguay de negociaciones en el seno del Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT), las ya maltrechas relaciones bilaterales entre EE UU y la CE no hab¨ªan experimentado un avance significativo desde la llegada de la nueva Administraci¨®n. Ambos bloques mantienen conflictos sobre las pol¨ªticas de subsidios al acero y a la industria aeron¨¢utica que, junto a ¨¦ste de los contratos p¨²blicos, constituyen una seria amenaza de guerra comercial. Las actitudes del nuevo representante comercial estadounidense se correspond¨ªan escasamente con los enunciados en defensa de la multilateralizaci¨®n de los intercambios comerciales mantenidos por el presidente Clinton. En mayor medida, el precipitado abandono por Mickey Kantor de la reuni¨®n celebrada hace una semana en Bruselas con los representantes comerciales de la CE hac¨ªa presagiar que ese viaje de Delors a Washington no aportar¨ªa otros resultados que la confirmaci¨®n del distanciamiento.
Es en ese contexto poco esperanzador en el que la valoraci¨®n de ese aplazamiento de las sanciones se juzga favorable. Ello no supone en modo alguno la normalizaci¨®n de las relaciones comerciales entre ambos bloques ni la desaparici¨®n de los obst¨¢culos que siguen impidiendo la conclusi¨®n de las conversaciones de Ginebra en tomo a la Ronda Uruguay, pero permite confiar en que el sentido com¨²n acabe imponi¨¦ndose al renacimiento de la ret¨®rica proteccionista en las relaciones econ¨®micas y comerciales internacionales. La responsabilidad que le cabe a la CE en este ¨¢mbito no debe excluir la exigencia a la nueva Administraci¨®n estadounidense de la necesaria clarificaci¨®n de su pol¨ªtica comercial, hasta ahora cuestionada por esa contradicci¨®n entre los postulados clintonianos y el talante exhibido por su titular de Comercio, impropio de quien es corresponsable de garantizar la libertad y la estabilidad de los intercambios mundiales.
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