Lo que debemos a Novais
Volver a los a?os sesenta y setenta y recordar a Jos¨¦ Antonio Novais, corresponsal de Le Monde en Madrid. En su casa de la avenida de la Moncloa; en su tel¨¦fono 254 50 13, memorizado para cualquier emergencia."Francisco Franco, caudillo de Espa?a, responsable ante Dios y ante la historia", rezaba el pre¨¢mbulo de los llamados Principios Fundamentales del Movimiento. Pero Dios parec¨ªa estar muy lejos y la historia ya sabemos c¨®mo se escribe. M¨¢s all¨¢ de las proclamaciones, la realidad ofrec¨ªa un alivio. Franco era responsable tambi¨¦n ante la prensa... extranjera. Y Jos¨¦ Antonio Novais era el talism¨¢n que la mov¨ªa. Ahora, los actos, las protestas, las manifestaciones, se hacen para la televisi¨®n.
Entonces, la clave para las actividades de la oposici¨®n democr¨¢tica al franquismo era la prensa extranjera, y fundamentalmente el Le Monde de Jos¨¦ Antonio Novais. Los estudiantes, los sindicalistas de Comisiones, los cat¨®licos progresistas, los mon¨¢rquicos antifranquistas, los falangistas disidentes, todos sab¨ªan que hab¨ªa que informar a Jos¨¦ Antonio Novais para que las protestas alcanzaran el impacto pol¨ªtico y para que las represalias del r¨¦gimen se contuvieran en el umbral de la brutalidad. Salir en las cr¨®nicas de Jos¨¦ Antonio Novais en Le Monde era adquirir condici¨®n de "no torturable". Cuando los intentos de publicar una noticia en el diario Madrid se agotaban se hac¨ªa la pared con Novais. Y no digamos cuando el Madrid fue cerrado, primero, cuatro meses, a partir de mayo de 1968, y luego, cancelado, en noviembre de 1971.
Cuando Jos¨¦ Antonio Novais recibi¨® el Premio Francisco Cerecedo de Periodismo dijo de Cuco algo que le era de plena aplicaci¨®n a ¨¦l mismo, "que era el periodista de las causas justas", sin importarle gran cosa el poder o la fuerza del adversario. Novais, como Cuco, introduc¨ªa la palabra exacta que molestaba a ambos contrincantes. Novais era un periodista. Nunca quiso ser otra cosa. Por tanto, persona conflictiva e incordiante. Padeci¨® la difamaci¨®n a manos de la prensa oficial del franquismo, atenta a las consignas de sus dirigentes, luego travestidos de dem¨®cratas de toda la vida. Jos¨¦ Antonio Novais los hab¨ªa amnistiado hace mucho tiempo.
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