El Madrid no muestra capacidad ni deseo de arriesgar el bal¨®n
El Madrid contin¨²a practicando un juego discreto, seg¨²n se desprende del an¨¢lisis de su ataque en el partido contra la Real Sociedad. De las 60 acciones ofensivas que realiz¨®, ¨²nicamente ocho (el 13%) tuvieron el dise?o que corresponde a un equipo de alto nivel, con el bal¨®n y los jugadores acudiendo a un punto donde pudieran sorprender o desbordar al contrario. El resto fue un tr¨¢mite, con pases al pie o carreras buscando soluciones individuales a las carencias de conjunto. Este ¨²ltimo recurso result¨® providencial.
La eficacia de las jugadas donde el bal¨®n se desplaza a 40 metros o se env¨ªa al hueco para trazar una jugada imaginaria porque all¨ª donde se env¨ªa no hay ning¨²n receptor, tal y como hace el Barcelona, queda comprobada con el desenlace que tuvieron las ocho acciones de este tipo que realizaron los madridistas. Seis de ellas (el 75%) llevaron gran peligro pues una, la del env¨ªo largo de Hierro que cort¨® Imanol, acab¨® en gol; otra, en tiro a puerta; una m¨¢s, en un despeje forzado de la defensa, y tres en comer.Cuando se mueve, en cambio, el bal¨®n sin deseo o capacidad de arriesgar, el juego entra en un largo tr¨¢mite hasta que se pierde por mala entrega o acierto del contrario, que le basta estar bien colocado para forzar el error o acabar interceptando la pelota. La estad¨ªstica tambi¨¦n revela la ineficia de este sistema del tuya-m¨ªa: s¨®lo el 23% de las jugadas acaba poniendo en apuros al rival.
En este paquete de jugadas donde la picard¨ªa, la inteligencia o la sorpresa no tienen cabida, entran tambi¨¦n las acciones a la desesperada que, excepcionalmente, dieron tan buen resultado al Madrid el mi¨¦rcoles. Porque no es frecuente que una carrera de 36 metros, en la que sean necesarios 11 toques de bal¨®n para controlarlo y que ¨¦ste salve seis pares de piernas contrarias, acabe en gol. Para esto, o se es un genio o no hace falta ni t¨¢ctica ni esquema.
En los 90 minutos del partido de Copa, Michel, Prosineck?, Butrague?o, Hierro y Sanchis, y nada m¨¢s que una s¨®la vez cada uno, se atrevieron a dibujar esa jugada el¨¦ctrica en la que se gana la espalda al defensa. Y en cuanto a los pases de m¨¢s de 40 metros, toda la responsabilidad qued¨® en los pies de Hierro; s¨®lo ¨¦l se atrevi¨® a hacerlos en tres ocasiones y una de ellas acab¨® en gol.
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