'Apalancados' con pap¨¢ y mam¨¢
Los j¨®venes entre 25 y 30 a?os no se van de casa porque viven mejor y sin lucha generacional
No hay ruptura generacional. Los abandonos de nido, tan frecuentes en otras d¨¦cadas, han dado paso al apalancamiento con pap¨¢ y mam¨¢. Ahora el molde familiar es m¨¢s amplio, m¨¢s tolerante, y con confort de hotel. S¨®lo una boda pr¨®xima o un buen sueldo consiguen mover a los cachorros de casa. Mientras, se amoldan, y bastante bien, a vivir con pap¨¢ y mam¨¢. "Cuando voy a Alemania y digo que a los 26 a?os todav¨ªa vivo en casa me miran como a un bicho raro", afirma Raquel Ponce. Una encuesta dada a conocer el jueves por el Centro de Investigaciones sobre la Realidad Social (CIRES) se?ala que el 70% de los j¨®venes espa?oles entre 18 y 29 a?os vive con sus padres.
"Me gustar¨ªa tener independencia, pero no me obsesiono ni hago castillos en el aire, pues no tengo suficiente dinero y, para estar por ah¨ª de mala manera, prefiero estar en casa", dice Raquel Ponce. De 26 a?os, estudia quinto de Filolog¨ªa Alemana y realiza trabajos espor¨¢dicos, como clases particulares. Comparte cuarto con dos hermanas, de 17 y 25 a?os. "Todo es acostumbrarse; esto te obliga a ser m¨¢s ordenada", dice.Raquel ha estado tres veranos estudiando en Alemania. "Lo de compartir piso con otros estudiantes no es mala idea. Pero all¨ª puedes encontrar pisos por unas 18.000 pesetas al mes, aqu¨ª ni pensarlo". "En Alemania y en otros pa¨ªses el despegue de la familia es mayor. Los padres espa?oles son muy protectores y t¨² consientes ese arropamiento. Adem¨¢s, a¨²n est¨¢ mal visto que te vayas de casa simplemente porque s¨ª. Y si una chica soltera se va sola piensan que es un pend¨®n".
Eduardo Ponce, hermano de Raquel, tiene 27 a?os; es oficial de artes gr¨¢ficas y hace un par de a?os mont¨® su propia empresa de dise?o. Es el mayor de los cuatro hermanos, todos a¨²n en casa paterna. "Vivo aqu¨ª por comodidad. Tener responsabilidades propias o compartidas es algo que yo no me puedo permitir ahora. La libertad se mide de distintas formas, no se mide s¨®lo por estar fuera de casa. Ahora tengo libertad de horarios y libertad de responsabilidades. Si tienes casa propia ha de estar en condiciones de habitabilidad, no de cualquier manera".
?scar Mart¨ªn, de 25 a?os, y Javier Herrero, de 28, compa?eros de Eduardo en el turno de noche, tambi¨¦n viven con sus familias, en barrios obreros de Madrid. "Trabajando de noche es m¨¢s c¨®modo vivir en casa de los padres", dicen los tres, contentos de que les cuiden, aunque no tanto de que a veces les traten como a ni?os. ?scar, que vive con sus padres y otros tres hermanos, reconoce que a veces piensa "qu¨¦ morro tengo, tan mayor y aqu¨ª, pero de momento no tengo m¨¢s remedio. Es un problema meterte en otra casa hasta que no lo tengas todo definido... Pens¨¦ irme, pero no pude, no ten¨ªa trabajo estable".
Ahorrar para el piso
"Mis padres son mayores, les gusta que viva con ellos, creo que se sienten protegidos", dice Javier Herrero, que adem¨¢s de trabajar "un mont¨®n de horas", estudia Arquitectura T¨¦cnica. Le gustar¨ªa alquilar un piso "para ir de cuando en cuando con la novia, los amigos...". Estar en el nido familiar le permite ahorrar para "comprar un piso como es debido"; mientras, va llenando la hucha para su cuenta de ahorro vivienda. "Podr¨ªa vivir solo y privarme de muchas cosas, pero no quiero", dice.Camino D¨ªez, de 19 a?os, en segundo curso de Empresariales, y con padres divorciados, pone la letra a una teor¨ªa que, seg¨²n ella, comparten sus compa?eros: "Todos lo dicen. Mientras puedas seguir chupando del bote, cuanto m¨¢s mejor. Es la filosof¨ªa del chupar. Esto es superego¨ªsta, pero es lo que hay". Vive en un barrio madrile?o de clase media alta y ha pasado veranos de estudio en Estados Unidos, Irlanda, Inglaterra y Francia. "He conocido gente incluso menor que yo que viv¨ªa por su cuenta, en residencias o pisos compartidos. En Estados Unidos los padres enseguida te ponen en la puerta para que te busques la vida. Aqu¨ª somos m¨¢s cerrados".
El novio de Camino, de 19 a?os, "vive pegado a las faldas de mam¨¢". "Yo me ir¨¦ de casa cuando piense que soy bastante madura, o cuando quiera ver que lo soy. Antes los j¨®venes se iban m¨¢s de casa, aunque fuera con dos duros".
"Mis padres me dejan libertad, pero si tuviera un trabajo con un buen sueldo me marchar¨ªa", dice Natalia Fern¨¢ndez, de 22 a?os, que estudia Bellas Artes y desde hace un a?o trabaja en una editorial. Sus padres, profesionales de clase media, dicen que no educaron a los hijos "como si vivieran en un hotel". Sin embargo, "con la familia estamos demasiado consentidos: todo listo, todo limpio...", dice Natalia. "Tenemos la actitud del para qu¨¦ me voy a molestar'. Me gustar¨ªa tener mi casa por probar, por saber que puedo manejarme yo sola".
Padres liberales
Laura Guti¨¦rrez, de 25 a?os, tambi¨¦n estudia Bellas Artes (quinto curso). Vive en un barrio acomodado de Madrid y tiene habitaci¨®n propia. Considera que sus padres son liberales. "Si ellos fueran m¨¢s estrictos, me plantear¨ªa salir antes. Yo me siento a gusto con ellos, pero, por supuesto, hay roces, como en cualquier sitio. Yo procuro cooperar. Me parece mucho morro despreocuparte de la casa y s¨®lo poner la mano, en vez de aguantar un poco. Me dan una asignaci¨®n al mes, aunque cada vez menos, pues consigo trabajos espor¨¢dicos. Si me voy de casa no me dar¨¢n ni un duro. Es un chantaje, pero tambi¨¦n te fuerza a ser responsable y a administrarte".Ana Isabel Pindado, de 22 a?os, vive en un barrio obrero de Madrid, trabaja de auxiliar de peluquer¨ªa. Su novio tambi¨¦n vive en casa paterna. "Nunca me ir¨ªa sola, y no tengo problemas como para pensar que necesito irme por las bravas. Si me voy, quiero estar tan c¨®moda o m¨¢s que en casa de mis padres".
Antonio Calvo, funcionario, de 27 a?os y reciente padre de familia, ha sido un apalancado recalcitrante hasta hace nada. "Mis padres me compraron este piso, a ver si ya me iba", dice. En cualquier caso, vive a unas pocas manzanas de ellos, el cord¨®n umbilical no se corta as¨ª como as¨ª. "Todos est¨¢bamos encantados".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.