Familia o pareja
Es cierta la imagen de que el hogar paterno es el espacio existencial de la mayor¨ªa de los j¨®venes espa?oles. S¨®lo un 7% viven con amigos o solos, seg¨²n el estudio Los valores actuales de la juventud en Espa?a, resultado de encuestas realizadas el pasado a?o a j¨®venes entre los 15 y los 29 a?os. El soci¨®logo Manuel Mart¨ªn Serrano, autor del estudio, afirma que entre el grupo de los 15 y los 21 a?os no es muy grande la movilidad. Los j¨®venes entre 21 y 24 a?os "ya tienen m¨¢s ganas de marcharse" y cuando pasan de esta edad, "se resignan".Uno de cada cuatro j¨®venes espa?oles ya tiene pareja. "La opci¨®n ahora es o familia, o pareja. No hay una f¨®rmula media. La alternativa de vivir con amigos no funciona mucho en Espa?a. Los puntos clave son trabajo y casa. D¨¢les eso a los j¨®venes, y ya ver¨¢s c¨®mo abandonan el ¨¢mbito familiar", dice Mart¨ªn Serrano, y a?ade: "En general, los j¨®venes ahora no se ven compelidos a huir. Los padres, que eran ellos j¨®venes en los a?os sesenta, no han adoptado una actitud beligerante. No hay problemas, incluso los hijos pueden cohabitar en casa con sus parejas. Las cargas econ¨®micas no son excesivas. Los hijos se pagan sus vacaciones, sus caprichos, y a veces ni siquiera eso. La familia en Espa?a tiene un efecto de colch¨®n, de protecci¨®n".
Libertad para los padres
Sin embargo, no todos los padres quieren ser el eterno colch¨®n. "La independencia es buena. Los padres recuperan su libertad, incluso su personalidad, y los hijos acceden a su propia responsabilidad. El problema es que en la sociedad espa?ola a¨²n presiona para que los hijos se queden, no para que se vayan, y si impulsas a tu hijo a que se independice te consideran un mal padre", dice la madre de Camino Diez. Carmen Fern¨¢ndez, profesional liberal, piensa que "las cosas est¨¢n dif¨ªciles. No hay oferta de viviendas baratas ni de trabajos r¨¢pidos, como en otros pa¨ªses, ni tampoco facilidades para los que viven solos. Pero esto ya se ha convertido un poco en coartada. Los j¨®venes no saben acostumbrarse con poco. Est¨¢n hechos a un confort al que no quieren renunciar. Si se van, ganan libertad, pero pierden calidad de vida y eso no les compensa". Uno de esos chollos, y no el menor, seg¨²n Carmen, es el tel¨¦fono. "Si lo tuvieran que pagar ellos, hablar¨ªan menos".
Algo similar viene a confirmar Rafi, un ama de casa madrile?a, de 56 a?os, cuando afirma que en su casa no hay normas estrictas. "No hay candado en el tel¨¦fono, ni espero a mis hijas con un palo detr¨¢s de la puerta. Prefiero que no lleguen muy tarde por la noche. Ellas me llaman para que no est¨¦ intranquila, pero no porque yo se lo exija".
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