Clinton, pol¨ªtica exterior 'interina'
Diplom¨¢ticos y funcionarios de otros pa¨ªses se?alan la falta de interlocutores
La escena ocurri¨® hace pocos d¨ªas en una de las oficinas de la Casa Blanca. Al Gore hab¨ªa concedido 20 minutos de entrevista a un ministro extranjero para hablar, obviamente, de asuntos internacionales, pero el invitado tuvo que soportar tres interrupciones a lo largo de la conversaci¨®n porque el vicepresidente norteamericano era requerido urgentemente para asuntos relacionados con el debate en el Senado del proyecto de presupuesto presentado por la Administraci¨®n.
Al vicepresidente parece corresponderle m¨¢s funciones internacionales de las que sol¨ªa tener. Pero esa divisi¨®n de funciones es pura teor¨ªa. El ministro mencionado antes vio a Gore sobrecargado de trabajo y con la mente en la pol¨ªtica dom¨¦stica.Diplom¨¢ticos y altos cargos que han pasado por Washington en los ¨²ltimos dos meses coinciden en que la pol¨ªtica exterior es un desbarajuste, que no se encuentran interlocutores apropiados y que el Gobierno de Bill Clinton parece no haber elaborado a¨²n una l¨ªnea de actuaci¨®n definida para las distintas zonas del mundo.
"Es como si no hubieran pensado ganar las elecciones y no hubieran formado el equipo apropiado para asumir el poder", comenta un miembro de un Gobierno extranjero que estuvo recientemente en EE UU. "La pol¨ªtica exterior, particularmente hacia Europa y Am¨¦rica Latina, no ha sido lo suficientemente precisada, es demasiado oscura", opina el profesor de pol¨ªtica gubernamental de la universidad de Georgetown Joseph Lepgold.
Entre la escasez de hombres con expediente internacional que rodeaban a Clinton y el retraso en las confirmaciones por el Senado, importantes ¨¢reas se. encuentran sin responsable directo o con el mismo de antes.
"Entre los diplom¨¢ticos europeos existe cierta inquietud porque quisi¨¦ramos ver las cosas m¨¢s claras, pero es comprensible que este Gobierno quiera ir despacio y prudente", afirma un diplom¨¢tico de la CE. Pero, a veces, es actuar de forma contradictoria. En lo que afecta a las relaciones con Europa -particularmente en los problemas comerciales- el Gobierno intercambia mensajes proteccionistas con declaraciones de exaltaci¨®n del libre mercado. El ministro espa?ol de Exteriores, Javier Solana, reconoc¨ªa hace unos d¨ªas que Ia letra del mensaje no hace juego con la m¨²sica".
?Con qui¨¦n hablar?
Los embajadores europeos tienen problemas para saber con qui¨¦n tienen que hablar para organizar la agenda de sus ministros. El ¨²nico interlocutor v¨¢lido actualmente es el responsable de Europa en el Departamento de Estado, Thomas Niles, que ocupaba el cargo con Bush. La persona designada, Bernard Oxman, a¨²n est¨¢ pendiente de la confirmaci¨®n en el Senado.Un alto cargo de Am¨¦rica Latina dice que "la ¨²nica persona que dedica parte de su pensamiento a asuntos latinoamericanos es un funcionario de tercer nivel del Consejo Nacional de Seguridad". Se refiere a Richard Feingberg. El subsecretario de Estado para Asuntos Interamericanos sigue siendo Bernard Aronson. Su sustituto, Alexander Watson, fue nombrado tras una larga pol¨¦mica, pero tambi¨¦n est¨¢ pendiente del Senado.
Los ¨²nicos asuntos relacionados con Am¨¦rica Latina abordados por esta Administraci¨®n lo han sido de forma decepcionante. En Hait¨ª, Bill Clinton rectific¨® sus promesas de campa?a y sigui¨® la pol¨ªtica de Bush de prohibir la entrada a los refugiados.
Sobre el Tratado de Libre Comercio con M¨¦xico, todo est¨¢ paralizado. Las espectativas de firma inminente se van desvaneciendo por el mensaje contradictorio de este Gobierno, que se pronuncia a favor del tratado pero con algunas correcciones que no se conocen del todo.
Con Jap¨®n, no se sabe qu¨¦ hacer. El presidente tiene previsto recibir el mes pr¨®ximo al primer ministro, Kiichi Miyazawa, pero a¨²n no se ha tomado ninguna iniciativa respecto a un pa¨ªs que ocup¨® un papel prioritario durante la Administraci¨®n republicana.
En la crisis de Oriente Pr¨®ximo, el secretario de Estado, Warren Christopher, trat¨® de involucrarse con una temprana gira por la regi¨®n para impulsar las conversaciones de paz. Pero, en realidad, hay muy poca originalidad en esa iniciativa, excepto un mayor apoyo a Israel.
Clinton, con grandes recursos para la improvisaci¨®n, ha conseguido, sin embargo, salir bien parado de los dos conflictos principales que se le han planteado: Bosnia y Rusia. La apuesta m¨¢s decidida y clara ha sido en el caso de Rusia, en la que Clinton ha apoyado a Bor¨ªs Yeltsin y ha asumido un papel de liderazgo en la b¨²squeda de ayuda occidental para aquel pa¨ªs.
En cuanto a Bosnia-Herzegovina, despu¨¦s de las promesas electorales de intervenir m¨¢s directamente, todo qued¨® en los discutidos vuelos para arrojar ayuda sobre las poblaciones musulmanas. El resto ha sido un modesto, aunque acertado y prudente, empuj¨®n al plan de paz de Cyrus Vance y David Owen.
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