'El div¨¢n'

Propongo al encargado del cuaderno de Educaci¨®n de los martes que abra una secci¨®n que podr¨ªa titular El div¨¢n, donde vayan llorando sus cuitas los profesores que lo soliciten. Me parece esto m¨¢s honrado que no darnos, entre art¨ªculos excelentes y sin previo aviso, un vertedero de amarguras personales como el que nos dedic¨® do?a Mercedes Ros¨²a el martes 2 de marzo.Su art¨ªculo es toda una lista de descalificaciones (eso s¨ª, muy bien escrito). Ya s¨¦ que el discurso negativo vende m¨¢s. Pero cumple disentir, y yo disiento. Estoy dispuesto a escuchar toda cr¨ªtica razonada que se haga a la reforma. Pero dif¨ªcilmente se puede tomar en serio la opini¨®n de una persona que no es capaz de reconocer que era preciso cambiar y que no ve en la actual reforma nada positivo.

Los militares en cuyos esquemas mentales ya esclerotizados por los a?os no pod¨ªa entrar la democracia sin quebrarse pudieron irse a su casa con todo el sueldo. No hemos tenido esa oportunidad los profesores cuando se nos exige una dura reconversi¨®n mental.

Pero no es tanto por la reforma, sino porque la psicopedagog¨ªa conoce ahora mejor los mecanismos del aprendizaje y nos pide que adecuemos a ellos los m¨¦todos de ense?anza. Esto parece razonable. Pero no es f¨¢cil, y nadie tiene derecho a impacientarse.

All¨¢ cada uno con sus lamentaciones. Lo que ya no me parece digno es que pretenda justificarse, como hace la articulista, descalificando como vulgares logreros a todos los profesores que seguimos ilusionados con la reforma de cada d¨ªa. Cr¨¦anos si puede, do?a Mercedes, pero no esperamos por ello ninguna prebenda.-