Otra cosa, otra cosa
Este duelo, este combate oral y f¨ªsico de hombre y mujer, dentro de la famosa dial¨¦ctica teatral de amo y esclavo, tiene bastante parecido con la obra que dice ser, La se?orita Julia, de Strindberg; al mismo tiempo, es independiente. Las dramaturgias pueden tener estas consecuencias: convertir una obra desordenada, violenta, s¨ªmbolo de una ¨¦poca, en algo perfectamente l¨®gico, de situaciones previamente estudiadas: como si los personajes supieran lo que van a hacer despu¨¦s. Strindberg dec¨ªa que el teatro, como la religi¨®n, est¨¢ llamado a desaparecer: era en 1888. Strindberg: rebelde, bastante loco, libertario, luego m¨ªstico, enemigo de las mujeres -yo dir¨ªa que de los hombres tambi¨¦n-, horrorizado por su sociedad como su sociedad por ¨¦l (La se?orita Julia tard¨® 20 a?os en estrenarse: cuando se vio, el esc¨¢ndalo fue tan duro que tuvo que irse al exilio), influido por los psic¨®logos de la patolog¨ªa de la vida cotidiana, m¨¢s tarde m¨ªstico, esot¨¦rico, medio cat¨®lico. Artista. No es posible pretender que toda esta biograf¨ªa est¨¦ presente todo el tiempo en todas sus obras un siglo despu¨¦s; pero s¨ª me cuesta trabajo meter un texto fr¨ªo, una direcci¨®n minuciosa, en esa obra caliente, revolucionaria, "donde los cerebros- funcionan sin reglas".Ser¨¢ culpa m¨ªa. Todav¨ªa estaba viva la tradici¨®n de su estreno, todav¨ªa veo a la se?orita en traje de amazona, con la falda recogida y abierta y la fusta en la mano: el traje del amo. Y al criado, con librea, de la que se habla en el texto. En mi probable esclerosis est¨¦tica me parecen fundamentales para esa dial¨¦ctica; y no es invento m¨ªo que en la obra se refleja a la lucha de clases, y precisamente de una clase decadente, como la aristocr¨¢tica, "v¨ªctima de los extrav¨ªos de una ¨¦poca" contra otra. ascendente: la que ha adquirido unos conocimientos, unas aspiraciones, y va a sustituir a los amos, aunque conserve la vileza del esclavo (todas las citas son de Strindberg). Tampoco es invento que es un retrato de "la mujer moderna", en la que el autor ve¨ªa el odio al hombre. Me cuesta, por tanto, ver a la se?orita despechugada, desmelenada, vestida de rojo vivo; y a Juan sin su librea; y el ambiente de cocina-patio-jard¨ªn traducido a un bodeg¨®n. Deduzcan ustedes de m¨ª lo que quieran, sin necesidad de proyectarlo en contra de la dramaturgia de Sanchis Sinisterra y de la direcci¨®n de Emilio Hern¨¢ndez, que son, por s¨ª, grandes trabajadores y han producido excelentes obras. Esta misma, sin duda, lo es. Lo es la versi¨®n castellana, con sonido vivo de teatro, fiel al original salvo en lo que tiene que cambiar para adecuarlo a la ornamentaci¨®n y las ideas que no fueron de Strindberg; lo es la direcci¨®n de actores para este sentido del duelo, para este enfrentamiento; los tres (Cristina -Mar¨ªa ?lvarez- es un personaje epis¨®dico; pero tiene su importancia, su representaci¨®n de esclava; y el recuerdo de que Strindberg es "el hijo de la sierva") son excelentes, y Mag¨¹i Mira y Jos¨¦ Coronado se entregan a la operaci¨®n con entusiasmo. Con calidad, fuerza personal, y voz. Si se trasluce demasiado la obediencia a la direcci¨®n no es por culpa de ellos.
La se?orita Julia
De Strindberg, versi¨®n castellana de Jos¨¦ Sanchis Sinisterra. Int¨¦rpretes: Mag¨¹i Mira, Jos¨¦ Coronado, Mar¨ªa Alvarez. M¨²sica de Evangelista; espacio esc¨¦nico de Emilio Hern¨¢ndez; vestuario de Helena Sanchis. Direcci¨®n: Emilio Hem¨¢ndez. Teatro Mar¨ªaGuerrero, 31 de marzo.
Combate de cerebros
Qiuz¨¢ el que vea la obra sin antecedentes gozar¨¢ mas del espect¨¢culo: el "combate de cerebros" (tambi¨¦n la cita es del autor) y el de cuerpos, la celebraci¨®n sexual. Puede admirar la simplificaci¨®n del decorado, puede contemplar seres mediterr¨¢neos en una situaci¨®n mediterr¨¢nea sin necesidad de sentir la presencia de la sociedad sueca; puede no sentir la ausencia de la noche de San Juan sin echar de menos al coro danzante de los criados y aldeanos, que ten¨ªan en la obra un valor de verg¨¹enza social para los protagonistas y una sensaci¨®n de magia que se utilizaba para amparar situaciones extra?as, amores insospechados. La simplicidad que queda es atractiva, dram¨¢tica y bien interpretada.
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