?tica y est¨¦tica de la lealtad a la persona de Vuestra Majestad
Se?or: no somos pocos -algunos me dicen que lo recuerde yo quienes en los a?os m¨¢s feos de Espa?a nos encontramos ligados por un v¨ªnculo, no siempre f¨¢cil de definir, a la persona de Vuestra Majestad. A unos nos lo deparaba la tradici¨®n, a otros la rebeld¨ªa, la deliberaci¨®n, el descontento, la amistad, la literatura, quiz¨¢ las meras ganas de llevar la contraria.Como quiera que fuese, tuvimos suerte.
Quienes est¨¢bamos en el caso pudimos adoptar unas veces posiciones y otras simples actitudes pol¨ªticas, andar con tirios igual que con troyanos o sencillamente quedarnos en casa, pero creo que siempre nos mantuvimos en el partido de la decencia, la dignidad y el porvenir.
Cuando lleg¨® el d¨ªa, nosotros, si no hab¨ªamos sido traidores, tampoco tuvimos que movernos. Estuvimos, y estamos, donde siempre hab¨ªamos estado.
Nosotros no sabemos con certeza si fue el azar o la necesidad.
S¨ª creemos saber que cuando tantos, a uno y a otro lado, tuvieron que cambiar de bandera aprisa y corriendo e inventar; las virtudes de la infidelidad, nosotros, pod¨ªamos sentirnos contentos de haber seguido la ¨¦tica y la est¨¦tica de la lealtad.
Razones y acciones
Ni nos corresponde contarlas, ni menos seremos nosotros quienes juzguemos todas las razones y las acciones de Vuestra Majestad.
. Somos ego¨ªstas y hablamos por nosotros, no por la naci¨®n ni por la historia; y si a nosotros nos ha ido bien, es a la persona de Vuestra Majestad a quien se lo debemos.
Todo ven¨ªa de atr¨¢s, lo cre¨ªamos cosa de ayer, y nada esper¨¢bamos ya de Vuestra Majestad.
Nos equivoc¨¢bamos, porque nos quedaba por ver c¨®mo,. "buen caballero, / vuestro coraz¨®n de acero / mostr¨® su esfuerzo famoso / en este trago".
Era el ejemplo que nos faltaba, y justamente cuando de veras iba empezando a hacernos falta.
Tambi¨¦n por eso, como por tantas otras cosas, gracias, se?or, una vez m¨¢s. Se?or, a los reales pies de Vuestra Majestad.
Con Francisco Rico, miembro de la Real Academia Espa?ola de la Lengua, firman tambi¨¦n este mismo art¨ªculo Eduardo Soler y Fernando Serra de Ribera.
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