Las familias reales despiden al conde de Barcelona
El solemne funeral por don Juan de Borb¨®n, que puso fin ayer a siete d¨ªas de luto, congreg¨® en la bas¨ªlica del Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial a 650 altas personalidades. Todos los estamentos de la sociedad espa?ola, con las m¨¢s altas autoridades del Estado al completo encabezando su representaci¨®n, estuvieron presentes en la ¨²ltima ceremonia religiosa en memoria del conde de Barcelona. Todas las casas reales europeas y once de otros pa¨ªses enviaron sus legaciones.
El presidente de la Rep¨²blica portuguesa, Mario Soares, el cuerpo diplom¨¢tico en pleno y los alcaldes de Cascais, Madrid, Barcelona -Llu¨ªs Armet represent¨® a Pasqual Maragall, en viaje oficial a Jap¨®n-, La Granja de San Ildefonso, donde naci¨® don Juan, y San Lorenzo de El Escorial fueron tambi¨¦n invitados.Unas 6.000 personas se agolparon frente a la explanada del monasterio, atra¨ªdas por la dens¨ªsima concentraci¨®n de personajes importantes, c¨¦lebres, conocidos o populares. La misma atracci¨®n la hizo patente la presencia de m¨¢s de un centenar de periodistas. Los gr¨¢ficos eran los m¨¢s numerosos. El pr¨ªncipe Carlos de Inglaterra, los reyes de B¨¦lgica, Balduino y Fabiola; el pr¨ªncipe Rainiero de M¨®naco y su hijo Alberto acapararon la atenci¨®n. La reuni¨®n de casas reales que se produjo en el soleado mediod¨ªa de ayer en El Escorial no se hab¨ªa conseguido desde la entronizaci¨®n de don Juan Carlos. Sus representantes, sin embargo, no eran en esta ocasi¨®n los m¨¢s destacados, salvo en los casos de B¨¦lgica, M¨®naco, Liechtenstein y Luxemburgo.
Tres compa?¨ªas de la Guardia Real con sus uniformes de gala formaban en la explanada y rindieron honores al Rey. Fueron disparados 21 ca?onazos en honor de don Juan mientras sonaba el himno nacional. Esto ocurri¨® a las doce y unos minutos.
Todos los invitados ocupaban ya los bancos de la bas¨ªlica, a la que hab¨ªan llegado desde una hora antes. Los ¨²ltimos en hacerlo, antes de la entrada de los Reyes, fueron los dem¨¢s miembros de su familia, encabezada por la condesa de Barcelona. El Rey y el pr¨ªncipe Felipe vest¨ªan uniforme de gala de la Armada.
Dos cardenales -el arzobispo de Madrid, ?ngel Suqu¨ªa y el primado, Marcelo Gonz¨¢lez-, tres arzobispos -el presidente de la Conferencia Episcopal, El¨ªas Yanes; el de Barcelona, Ricard Mar¨ªa Carles, y el de vicario general castrense, Jos¨¦ Manuel Estepa- y el prior del monasterio, Jos¨¦ Mar¨ªa del Valle, esperaban a los Reyes en la puerta del templo revestidos con sus capas pluviales.
Procesi¨®n
Los escolanes y frailes de la comunidad iniciaron la procesi¨®n hac¨ªa el altar mayor. El ¨®rgano interpret¨® el himno nacional. Los Reyes, el pr¨ªncipe de Asturias y las infantas Elena y Cristina llegaron as¨ª hasta sus sitiales a la derecha del presbiterio. Los bancos de la derecha de la nave principal fueron destinados, por este orden, a la familia real, jefes de Estado y soberanos -incluidos los no reinantes, que preceden en el protocolo de las casas reales a los pr¨ªncipes herederos-, cuerpo diplom¨¢tico y miembros de la nobleza. Los de la izquierda estaban reservados a las autoridades y miembros de la sociedad civil.
El coro de la Orquesta Nacional de Espa?a interpret¨® la misa del Oficio de difuntos de Tom¨¢s Luis de Vitoria (1548-1611), compuesta en 1603 para las honras f¨²nebres de Mar¨ªa de Austria, viuda de Maximiliano II, y el Panis Angelicus de C¨¦sar Franck. TVE ofreci¨® la ceremonia, el canal Euronews conect¨® en directo y sesenta cadenas pidieron se?al en Italia, Alemania, Francia, Reino Unido, Finlandia y Noruega.
Los prelados, vestidos con casullas bordadas en los siglos XVI y XVII en los talleres del monasterio, cubiertos con sus mitras y solideos, dieron gran solemnidad a sus movimientos. Suqu¨ªa ley¨® la homil¨ªa. Lo hizo lentamente y con una suavidad acorde con el texto. Cambi¨® sobre la marcha y por dos veces una referencia b¨ªblica a los "imp¨ªos". Lo dej¨® en "los que no creen".
A la salida, el p¨²blico aplaudi¨® fuertemente a la familia real y se dedic¨® al ejercicio de identificar a los presentes, que formaban grupos al calor del sol. Si en los actos. del pasado s¨¢bado predomin¨® el silencio y la emoci¨®n y en los del lunes la expresi¨®n bulliciosa del cari?o popular, los de ayer se vieron marcados por la frialdad del protocolo y la curiosidad por ver de cerca a los personajes que sustentan buena parte de la imaginer¨ªa de la actualidad. No hubo l¨¢grimas ayer en El Escorial. El luto termina en Jueves Santo.
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