La mujer que se abras¨® en un banco arrastraba una crisis depresiva, seg¨²n los familiares

Evangelina Mateos, de 41 a?os, administrativa con despacho propio en un ambulatorio, abstemia, sin ning¨²n vicio visible salvo el del tabaco, madre de dos hijos y esposa de un tornero en paro, entr¨® el s¨¢bado en una sucursal del BBV con una botella de pl¨¢stico llena de gasolina. "O me pones [le tuteaba] 800.000 pesetas en el bolso o me prendo fuego", le orden¨®.El director, seg¨²n relatan los familiares de ella, le pidi¨® que se calmase y que llamase antes al marido. "Yo no tengo que llamar a mi marido", le contest¨®. Evangelina se roci¨® de la cintura para abajo, y despu¨¦s los brazos. Se prendi¨® fuego, y el director se abalanz¨® con un abrigo sobre ella para ayudarla. Evangelina hab¨ªa cumplido su amenaza con tan mala suerte que se quem¨® los brazos y las piernas, y trag¨® el humo suficiente como para que se est¨¦ debatiendo a¨²n entre la vida y la muerte en la UVI del hospital de Getafe. El director tambi¨¦n sufri¨® heridas leves.
El subinspector de polic¨ªa retirado Arturo Mateo, padre de Evangelina, aclara que ella no asalt¨® el banco, sino que fue m¨¢s bien un acto de suicidio. "En vez de darle por tirarse de un balc¨®n, le dio por eso". El marido, ?ngel Dom¨ªnguez, se encuentra con un expediente de regulaci¨®n de empleo desde hace meses, pero asegura que ¨¦so no influy¨®. "Como yo, hay miles de hombres, y, gracias a Dios, no necesitamos el dinero. Tenemos el coche y el piso pagado".
El marido esperaba ayer, junto a la madre y hermanas de Evangelina, el informe m¨¦dico y explicaba con l¨¢grimas en los ojos que ella tuvo que sufrir una crisis nerviosa tremenda para hacer lo que hizo. La ¨²nica explicaci¨®n v¨¢lida que se les ven¨ªa a la cabeza era la del ovario. "Hace un a?o se enter¨® de que ten¨ªa un tumor en el ovario. Ella, por su profesi¨®n, tuvo acceso a los informes y se enter¨® de que aquello no era benigno. Se lo extirparon, y la operaci¨®n sali¨® bien. Pero el psiquiatra nos dijo que lo normal era que tuviera depresiones". Permaneci¨® unos ocho meses de baja a causa de la depresi¨®n.
"Yo creo", agreg¨® el marido, "que la extirpaci¨®n esa ha sido la causa. Habr¨¢ que esperar a que salga de ¨¦sta para que nos d¨¦ sus razones", explicaba ?ngel.
Como todos los d¨ªas
Evangelina sali¨® el martes de casa, tan tranquila como todos los d¨ªas, hacia el ambulatorio que est¨¢ en su mismo barrio, la Ciudad de los ?ngeles. Bes¨® a sus dos hijos y se despidi¨® del marido. ?l la esperar¨ªa para irse a Extremadura todos juntos a pasar la Semana Santa. En vez de regresar a casa, fue hacia la calle de Marcelo Usera y entr¨® en un banco en el que nunca antes hab¨ªa entrado. "Es todo tan raro", comentaba su hermana Soroya. "?Por qu¨¦ le dio por ir a Usera, que nunca va? ?Y por qu¨¦ 800.000 pesetas si no le hace ninguna falta, y sabe que si le hiciera nos tiene, gracias a Dios, a su madre y sus hermanas, que podemos dejarle lo que nos pida?".
La madre de Evangelina y el marido de ¨¦sta repet¨ªan decenas de veces: "Pregunte usted en el hospital Doce de Octubre por ella y sabr¨¢ qui¨¦n era. A todo el mundo le hac¨ªa favores, y por todo el mundo se desviv¨ªa. La gente ten¨ªa que quererla a la fuerza. Y sus hijos no le han dado ning¨²n problema".
"Ella s¨®lo ha ido una vez al bingo en un a?o", explicaba una cu?ada. "Muchos fines de semana nos quedamos en casa y nos dan las cuatro de la madrugada jugando mil pesetas a las cartas, ¨¦sa era su diversi¨®n y la nuestra". Todos los familiares esperan que Evangelina pueda sobrevivir al humo ingerido, que se sum¨® en los pulmones al que ya almacena como fumadora empedernida.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Sobre la firma
