El adi¨®s al plan de paz Vance- Owen
Srebrenica, el ¨²ltimo basti¨®n musulm¨¢n que tuvo esperanzas de resistir la ofensiva serbia para la limpieza ¨¦tnica total de esta regi¨®n lim¨ªtrofe con Serbia, est¨¢ a punto de caer en manos serbias. Puede ser cuesti¨®n de horas. La l¨®gica de guerra de Serbia, de su presidente Slobodan Milosevic y sus caudillos en Bosnia, Radovan Karadzic y el general Ratko MIadic, est¨¢ obteniendo los mejores resultados. Bosma oriental ser¨¢ en las pr¨®ximas semanas m¨¢s puramente serbia que la propia Serbia, ya que nadie no serbio puede pretender seguir vivo si permanece all¨ª.Nadie tiene que firmar ya el acuerdo de paz de Cyrus Vance y David Owen porque ¨¦ste ser¨¢ imposible de aplicar. El presidente bosnio, Alia Izetbegovic, obligado a firmarlo por la c¨®moda actitud de los mediadores occidentales de ejercer presi¨®n sobre el m¨¢s d¨¦bil, ya lo hizo sabi¨¦ndolo muerto. Le quedaba tan s¨®lo la esperanza de que una presi¨®n masiva norteamericana -no europea, en la que no cree ya ni ¨¦l ni nadie- pusiera fin a la ofensiva y a la matanza.
No ha sido as¨ª, porque la desgracia interna de los Balcanes se ve agravada por las implicaciones internacionales del conflicto y la indecisi¨®n, ya cr¨®nica, de Occidente. El retraso de una nueva resoluci¨®n del Consejo de Seguridad contra Serbia da tiempo a Karadzic y Mladic para completar su trabajo. Problemas de agenda suponen la muerte de centenares de inocentes, la destrucci¨®n de millares de existencias y la liquidaci¨®n de la esperanza de volver a recrear espacios interdependientes que fuercen a sus habitantes al contacto y la convivencia inter¨¦tnica despu¨¦s de la guerra.
La ¨²ltima gran conquista de las fuerzas serbias, tras meses de brutal asedio, fue la toma de Vukovar, en la regi¨®n de Eslavonia, en Croacia. Tras la rendici¨®n de Vukovar, impuesta por la falta de armamento y alimentos y la falta de reacci¨®n internacional tras meses de ins¨®lita resistencia, centenares de personas fueron ejecutadas, muchas de ellas sacadas por la fuerza del hospital. M¨¢s de 3.000 civiles siguen desaparecidos. Fosas comunes han comenzado a encontrarse en las inmediaciones de aquel paisaje de ruinas. Srebrenica ser¨¢ otro tanto.
De continuar las fuerzas serbias con las manos libres que Occidente le otorg¨® hace ya a?os, en algunas semanas, quiz¨¢ d¨ªas, habr¨¢n ca¨ªdo tambi¨¦n Gorazde y Zepa. Bosnia oriental, donde el plan de paz de Owen y Vance hab¨ªa localizado una provincia musulmana habr¨¢ quedado sin habitante musulm¨¢n alguno. Los testimonios de su presencia, mezquitas, medresas (escuelas) y carsias (mercados) desaparecer¨¢n, dinamitadas entre manifestaciones de entusiasmo de los triunfadores.
La Administraci¨®n norteamericana hizo bien en no otorgar su apoyo incondicional al plan de Owen y Vance, que prima la conquista territorial de los m¨¢s fuertes, los serbios. Pese a ello han sido los serbios, los m¨¢s favorecidos, quienes tras un a?o de debilidad occidental se sienten lo suficientemente seguros para no firmar el plan y tir¨¢rselo a la cara a aqu¨¦llos que quer¨ªan complacerlos. Las fuerzas serbias no quieren un compromiso, quieren la victoria.
Lord Owen parece haberlo entendido ahora, despu¨¦s de haber dado a las fuerzas serbias la impresi¨®n de que, con su contundencia, forzar¨¢n al mundo a aceptar sus condiciones. Ahora recomienda bombardeos localizados sobre posiciones serbias en Bosnia. De haber comenzado sus negociaciones en agosto con Milosevic en Londres amenazando con bombardeos en Serbia, quiz¨¢ la arrogancia del r¨¦gimen de Belgrado y sus protegidos en Pale hubiera sido menor. El mesianismo racista no entiende sino el lenguaje de la fuerza y ve los compromisos como muestra de debilidad.
Srebrenica es una tragedia m¨¢s en Bosnia, un fracaso m¨¢s para la comunidad internacional y un anuncio de nuevos dramas que se nos avecinan.
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