La obsesi¨®n por los videojuegos les hizo ricos
Nintendo paga una fortuna a dos j¨®venes brit¨¢nicos por crear un sistema que mejora sus programas
?sta es una historia de ni?os prodigio, inform¨¢tica y dinero, much¨ªsimo dinero. Los ni?os, que ya no lo son tanto, se llaman David y Richard Darling, dos hermanos ingleses de 26 y 25 a?os respectivamente. La inform¨¢tica es su trabajo y su obsesi¨®n. Y el dinero son los 1.800 millones de pesetas que les pagar¨¢ la compa?¨ªa japonesa Nintendo por orden del Tribunal Supremo de Estados Unidos.David y Richard Darling son due?os de la firma Codemasters, dedicada a la producci¨®n y comercializaci¨®n de videojuegos. Tras la sentencia de los jueces norteamericanos, que les permite competir en pie de igualdad con los gigantes Sega y Nintendo, disponen de una cartera de pedidos que asegura unos beneficios superiores a los 5.000 millones de pesetas en los pr¨®ximos cinco a?os.
Los dos j¨®venes se han convertido en uno de los s¨ªmbolos del fin de la recesi¨®n brit¨¢nica. Vuelven los milagros econ¨®micos a las deprimidas islas: dos chicos de pueblo han demostrado, con sus flamantes Ferrari y Mercedes, que en la era de John Major tambi¨¦n se puede ganar dinero. De la noche a la ma?ana, su rostro aparece en todos los peri¨®dicos y su historia hace so?ar a miles de padres en un retiro dorado gracias a la criatura que juega con el ordenador.
La sentencia ha hecho populares a los hermanos Darling. Pero sus esfuerzos vienen de muy atr¨¢s. Hace 13 a?os, sus padres les regalaron un microordenador. Tres a?os despu¨¦s, en cuanto cumplieron la edad legal de 16 a?os, encontraron trabajo en una firma de dise?o inform¨¢tico. Unos meses m¨¢s tarde, se sintieron capaces de crear su propia compa?¨ªa. La llamaron Codemasters y gastaron 15.000 pesetas en dar la a conocer, con peque?os anuncios en la prensa especializada. Poco a poco empezaron a llegar pedidos.
La compa?¨ªa de los Darling ten¨ªa su sede en el dormitorio familiar. Y m¨¢s que eso: la compa?¨ªa viv¨ªa en el dormitorio. Los dos hermanos y sus tres empleados, cinco personas, trabajaban, com¨ªan y dorm¨ªan en la misma habitaci¨®n. Esa ¨¦poca heroica dur¨® 12 meses. Las ventas sub¨ªan vertiginosamente, de forma que Codemasters pudo pagar camas y habitaciones para todo el mundo y, adem¨¢s, contratar como presidente ejecutivo a pap¨¢ Darling, un antiguo representante de productos ¨®pticos.
Hace un par de a?os sali¨® al mercado Game Genie, el producto estelar de la firma. Se trataba de un programa compatible con los juegos de Sega y Nintendo que permit¨ªa facilitar o dificultar el juego y adaptarlo a los gustos del usuario. Las dos corporaciones japonesas empezaron a alarmarse ante esos diminutos competidores ingleses y acudieron a los tribunales estadounidenses. Pero los Darling no se arredraron. A principios de este a?o, Sega lleg¨® a un acuerdo amistoso con los dos hermanos. Nintendo persever¨® en la batalla legal, pero el mi¨¦rcoles sufri¨® la derrota definitiva. Adem¨¢s de permitir la venta del Game Genie, el Tribunal Supremo orden¨® a Nintendo el pago de 10 millones de libras (unos 1.800 millones de pesetas) como indemnizaci¨®n.
Los pedidos se amontonaron inmediatamente en la peque?a factor¨ªa de Codemasters en la campi?a inglesa. A la vista del futuro multimillonario que ten¨ªan por delante, David y Richard decidieron celebrarlo por todo lo alto: se compraron un nuevo coche, un Ferrari, y se fueron a cenar a su restaurante favorito: el Pizza Hut local.
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