El proceso a los golp¨ªstas: del comunismo a la disidencia
Los golpistas rusos, seg¨²n el autor, respiran un aire de victoria en un juicio que recuerda los mejores tiempos de la legalidad socialista y cuyo resultado final es muy dif¨ªcil de prever por toda su parafernalia de espect¨¢culo, en la que antes de iniciarse el proceso un libro publicaba los documentos secretos de la instrucci¨®n.
La Sala de lo Militar del Tribunal Supremo de la Federaci¨®n Rusa, donde se celebra estos d¨ªas la vista de la causa contra los golpistas de agosto de 1991, casi no ha cambiado desde los tiempos en que triunfaba la legalidad socialista, cuando aqu¨ª se condenaba a los disidentes, "esp¨ªas y enemigos del pueblo". Est¨¢n las mismas estrellas de bronce de cinco puntas, las macizas l¨¢mparas de estilo teut¨®nico-estalinista, la polic¨ªa y los militares que vigilan atentamente el mantenimiento del orden. S¨®lo han quitado el escudo de la URSS, que antes se ergu¨ªa sobr¨¦ los sillones de los jueces. En lugar del escudo est¨¢ la bandera tricolor de Rusia. Los mismos jueces, siguiendo la ¨²ltima moda, llevan togas negras de caro pa?o de lana, bordadas seg¨²n el dise?o del modista moscovita Viacheslav Zaitsev. Claro que, si uno mira con atenci¨®n, ver¨¢ c¨®mo asoman los galones de generales por debajo de las togas.Cada jornada del proceso a los ex dirigentes pol¨ªtico-militares de la URSS, entre los que est¨¢n el vicepresidente, el jefe del Parlamento, el ministro de Defensa y el presidente del KGB, comienza con un curioso ceremonial, durante el cual los nueve representantes de la acusaci¨®n entran en la sala en fila india, como un equipo de f¨²tbol saliendo al campo. Los abogados y los acusados se dirigen hacia sus lugares sin prisa, como si esto no fuera un juicio, sino una sesi¨®n ordinaria del Politbur¨®.
Parece que toda esta gente est¨¢ absolutamente segura de su victoria. S¨®lo algunos de ellos han rebasado los 60 a?os. La mayor¨ªa vino al mundo a finales de los a?os treinta, en plena represi¨®n estalinista. El a?o y medio que han pasado en la "prisi¨®n democr¨¢tica" seg¨²n dicen, tan s¨®lo ha templado su voluntad. "Es poco probable que me fusilen" me dec¨ªa en v¨ªsperas del proceso ¨¦l ex presidente de la URSS Guennadi Yan¨¢iev. "Es poco probable que me impongan una condena larga. Y no ternemos ya una [condena] corta".
Sin embargo, del juicio a los golpistas se puede esperar cualquier sorpresa: desde las declaraciones sensacionalistas de los acusados, los careos con el ex presidente de la URSS Mija¨ªl Gorbachov, con el jefe del Parlamento ruso, Rusl¨¢n Jasbul¨¢tov; con el presidente, Bor¨ªs Yeltsin, y con el vicepresidente, Alexandr Rutsk¨®i, hasta la total amnist¨ªa de los acusados o una nueva investigaci¨®n de los sucesos del golpe de agosto de 1991.
El motivo formal para el aplazamiento del caso, seg¨²n la opini¨®n un¨¢nime de los acusados, ya existe. Fue la publicaci¨®n del libro Conspiraci¨®n en el Krem1in, del fiscal general de Rusia, Valent¨ªn Stepankov, y del juez de instrucci¨®n Evgueni L¨ªsov. El 26 de agosto de 1992, este libro, que contiene documentos secretos de la instrucci¨®n, fue firmado para su publicaci¨®n y, al cabo de algunos d¨ªas, la revista norteamericana Newsweek public¨® fragmentos del mismo. El intermediario en las conversaciones para la publicaci¨®n fue la revista mosc¨®Vita Ogoniok, donde trabaja el periodista P¨¢vel.Nikitin, que compuso el libro. Esta no es la primera experiencia de intermediario de Ogoniok. En el pasado, el vicedirector, Valentin Ium¨¢shev, ayud¨® a Bor¨ªs Yeltsin a escribir sus memorias, y a organizar, su publicaci¨®n en Occidente.
De este modo, con la ayuda de Ogon¨ªok, los materiales de la instrucci¨®n sobre el caso de los golpistas se publicaron con una tirada de 100.000 ejemplares. Muchos de los hechos, contenidos en el Jornadas sobre UF Profesionals e L,
Objetivo
La Facultad de Derecho de Fabra, en colaboraci¨®n con Catalu?a, la Consejer¨ªa de Catalu?a y la Direcci¨®n Cient¨ªfica y T¨¦cnica, Colegios Profesionales que se pretende examinar colegios profesionales espa normativa europea tiene en este campo han tenido entorno, y la necesidad de 2/1974, de 13 de febrero, r( profesionales. Estas jornadas est¨¢n dirigiendo miembros de la comunidad relac¨ªonad,os con el tema. . Participantes Henri Ader, Eugeni Gay ?y Soto, Jos¨¦ Massaguer Fuentes que cardiaco del acusado Alex¨¢ndre Tiziakov permitieron al tribunal interrumpir el proceso por tiempo indefinido. Seg¨²n algunos pron¨®sticos de los pasillos del Tribunal Supremo, lo sucedido puede repetirse m¨¢s de una vez, ya que, durante la instrucci¨®n de la causa, muchos de los acusados se dirig¨ªan m¨¢s a los m¨¦dicos que a los jueces de instrucci¨®n. Y entonces el proceso (si es que llega a celebrarse) amenaza con convertirse en un pleito de much¨ªsimos a?os.
Al terminarse la sesi¨®n matutina, el viernes pasado, los futbolistas de la fiscal¨ªa entraron todos ellos en un microb¨²s amarillo; los abogados, en sus propios coches, y los acusados, que hace a?o y medio iban en las limusinas del Gobierno, se marcharon a pie, y pasaron con los pu?os levantados salundando a sus seguidores, que, detr¨¢s de vallas met¨¢licas. y cordones policiales, levantaban banderas rojas y pancartas con el lema "?Libertad para los patriotas de la URSS!".
Por las noches, los acusados se re¨²nen en el apartamento de alguno de sus "compa?eros de caso" para discutir la t¨¢ctica de la pr¨®xima lucha. "S¨¦ perfectamente que los servicios de seguridad escuchan las conversaciones de mi apartamento" dice Guenadi Yan¨¢iev con cierto desprecio en la voz, "pero me trae absolutamente sin cuidado".
?Ser¨¢ verdad que pueden convertirse en presos de conciencia?
es periodista ruso de la revista moscovita Top Secret y uno de los 15 informadores autorizados a asistir al juicio de Mosc¨².
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.