La haza?a del 'Commodore Explorer," de Peyron completa el clima de euforia que vive el deporte franc¨¦s
Francia era hace apenas un mes un pa¨ªs crispado y angustiado; ahora es un pa¨ªs calmado e incluso algo feliz. La primavera es soleada; los socialistas han sido desalojados del poder; Edouard Balladur, el nuevo timonel del Gobierno, inspira una gran confianza, y una serie consecutiva de ¨¦xitos deportivos han devuelto a los franceses el orgullo nacional. Bruno Peyron, el primer hombre que ha dado la vuelta al mundo en un velero en menos de ochenta d¨ªas, era ayer el s¨ªmbolo de este nuevo clima.La haza?a de Peyron ocupaba la primera p¨¢gina de todos los diarios. Liberation la consagraba enteramente a reproducir la portada de una de las primeras ediciones de "La vuelta al mundo en 80 d¨ªas", en la que el nombre del novelista Julio Veme hab¨ªa sido sustituido por "Bruno Peyron y su equipo". El diario dirigido por Serge July dedicaba siete p¨¢ginas a las peripecias del navegante. "En estos tiempos de crisis de identidad", se?alaba un editorial, "la aventura de Peyron despierta el mito novelesco m¨¢s popular en este pa¨ªs".
Le Quotidien de Paris inclu¨ªa la haza?a de Peyron en la serie de ¨¦xitos deportivos protagonizados por Francia en las ¨²ltimas semanas: la conquista por parte del Limoges de la Copa de Europa de baloncesto y la excelente actuaci¨®n del Par¨ªs Saint-Germain, Ol¨ªmpico de Marsella y Auxerre en los campeonatos continentales de f¨²tbol. "Baloncesto, vela y f¨²tbol: el deporte sirve de pantalla", titulaba ese diario. Y a?ad¨ªa: "Las competiciones deportivas en las cuales est¨¢ ahora implicada Francia ocupan de modo muy oportuno la actualidad y confortan el estado de gracia de Edouard BalIadur".
Peyron y sus cuatro compa?eros de aventura, que en la tarde del pasado martes hab¨ªan franqueado la l¨ªnea de meta, eran esperados en la bah¨ªa de La Baule, su puerto de amarre. V¨ªctimas de los vientos, su catamar¨¢n, el Commodore Explorer, ten¨ªa que hacer el ¨²ltimo tramo de su largo viaje a rastras de un remolcador. Les esperaban cientos de pancartas y banderolas, un tropel de periodistas y varios miles de personas apostadas en los muelles y las terrazas de los caf¨¦s. Las autoridades intentaban poner orden en la multitud de embarcaciones privadas que se preparaban para dar la bienvenida al primer velero que ha materializado la imaginaria proeza de Phileas Fogg.
Las cadenas p¨²blicas y privadas de la televisi¨®n francesa se preparaban para retransmitir en directo el gran desfile mar¨ªtimo y la fiesta callejera nocturna que iban a suceder a la llegada de los navegantes a La Baule. Todo el pa¨ªs respiraba satisfacci¨®n. No es que las gentes se hiciera demasiadas ilusiones -el propio Balladur ha anunciado una pol¨ªtica de "sangre, sudor y l¨¢grimas"-, pero los ¨¦xitos del modesto Limoges y del intr¨¦pido Peyron les hac¨ªan pensar que todav¨ªa es posible so?ar.
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