Triunfo al 'sprint' de Guti¨¦rrez en Vigo
Alfonso Guti¨¦rrez (Artiach) gan¨® un sprint para el que no estaba llamado y se impuso en la segunda etapa (La Coru?a-Vigo, de 215 kil¨®metros). El suizo Alex Z¨¹lle (ONCE) sigue de l¨ªder. El c¨¢ntabro aprovech¨® un final a la italiana y se subi¨® a las barbas de los mejores llegadores extranjeros: el uzbeko Yamolid¨ªn Abduyap¨¢rov (Lampre) y el holand¨¦s Jean Paul van Poppel (Lotus). Mientras tanto, todos en la Vuelta se preguntan: ?puede resistir Z¨¹lle?
Guti¨¦rrez, de 31 a?os, es un veterano que ha vivido de los errores ajenos. ¨²nico representante espa?ol en la peque?a ¨¦lite de los velocistas mundiales, falto de equipos que pensaran en prepararle las llegadas, ha sobrevivido con la escuela de la picaresca. Ayer nadie se acordaba de ¨¦l. "Nosotros no trabajaremos", hab¨ªa dicho su director, Paco Giner; "simplemente, trataremos de estar delante al final". Y en un final llevado equivocadamente por el Lampre de Abduyap¨¢rov, Guti¨¦rrez uni¨® la inteligencia a la fuerza. La clave era la ¨²ltima curva.Como una exhalaci¨®n, atraves¨® el pelot¨®n Vigo. Los polacos Spruch y Szerszynski (Lampre) guiaban a Abduyap¨¢rov. Tomaron por delante el giro postrero, en el centro de una ancha avenida, y no miraron a su derecha. Por all¨ª, a escondidas, Guti¨¦rrez, el ganador de la Vuelta a Arag¨®n, progresaba imparable. Cuando le vio el uzbeko, era demasiado tarde. Abduyap¨¢rov se cruz¨® fren¨¦ticamente y cerr¨® el paso a todos en un intento desesperado de pillarle la rueda. Fue in¨²til. Hasta por su izquierda, siguiendo su propia l¨ªnea, le super¨® tambi¨¦n Van Poppel.
Las apuestas
"?Apostamos por Z¨¹lle?", se preguntan los especialistas y, a su vez, preguntan a los directores. La respuesta es de consenso, pero menos. Algunos contestan a la defensiva. "Tanto Z¨¹lle, tanto Z¨¹lle... Parece que se le ha descubierto ahora", dice, molesto, Javier M¨ªnguez, el del Amaya. "?Es acaso una sorpresa lo que hizo anteayer y que cuente?". Cuando se le retrueca que en qu¨¦ etapa cree que habr¨¢ que tomarle en serio, replica: "Desde ahora". "?Hasta la subida a Cerler, quiz¨¢?", se le insiste: "Si no pasa Cerler, ser¨¢ que es un corredor vulgar".
Jos¨¦ Miguel Ech¨¢varri, el del Banesto, prefiere la ambig¨¹edad: "A m¨ª me siguen preocupando m¨¢s el holand¨¦s Eric Breukink y el suizo Tony Rominger, pero habr¨¢ que vigilarle. La Vuelta se juega d¨ªa a d¨ªa. Habr¨¢ que esperar a ver qu¨¦ pasa", advierte.
Los protagonistas se mojan m¨¢s. "Yo le doy de plazo hasta la contrarreloj de Zaragoza. En Navacerrada seguro que est¨¢ bien", afirma Pedro Delgado, que se encuentra a 45 segundos de ¨¦l.
La cuesti¨®n se podr¨ªa enfocar de otra forma. %Puede m¨¢s la naturaleza que la educaci¨®n?", duda de los ilustrados. Manolo S¨¢iz, el conductor del ONCE y mentor de Z¨¹lle, apuesta por el control. Para ¨¦l, que repite constantemente que es un cabezota, Z¨¹lle es un volc¨¢n al que hay que llevar paso a paso: "No es nuestro l¨ªder. Es un hombre joven [24 a?os, dos de profesional] y tiene que ir poco a poco". S¨¢iz no tiene miedo de que, como un potro, se le desboque: "Va a disputar 15 d¨ªas y veremos si rinde. Si hace m¨¢s de lo que esperamos, mejor". S¨¢iz concibe el ciclismo casi de modo matem¨¢tica y, tozudo, lucha para que los hechos se ajusten a la teor¨ªa. Z¨¹lle es un ejemplo: entr¨® como un tornado en septiembre de 1991 y se luci¨® en la dif¨ªcil Vuelta a Catalu?a; sobre todo, en su mejor faceta, la de contrarrelojista.
"Ahora, un escaloncito m¨¢s", se debi¨® de decir S¨¢iz en 1992 y, con facilidad pasmosa, gan¨® pruebas de cinco d¨ªas. La Semana Catalana, la Vuelta a Burgos y la Vuelta a Asturias, entre otras, cayeron en su zurr¨®n; hasta derrot¨® a Miguel Indur¨¢in en la contrarreloj de la Volta. Esta temporada, otra velocidad. Carreras de ocho d¨ªas y, como quien no quiere la cosa, triunfo en la Par¨ªs-Niza. Mes y medio despu¨¦s, como recargado con la victoria francesa, parece dispuesto a convertirse en un torbellino rompiendo las previsiones.
Comienzan las dudas. Z¨¹lle tiene un l¨ªder por delante de ¨¦l, Breukink. "La responsabilidad es suya. El ONCE debe girar a su alrededor. Ya le ayud¨® Z¨¹lle al principio de la campa?a y le quit¨® presi¨®n permiti¨¦ndole prepararse sin problemas. Ya me gustar¨ªa que los dos llegaran con posibilidades al final, pero lo veo imposible". Dicho esto, S¨¢iz mira a su alrededor pidiendo que se le crea; "es as¨ª: siempre digo lo que pienso".
- En el caso de que Z¨¹lle se mantuviera y Breukink fuese por detr¨¢s, ?qu¨¦ har¨ªa?
- Ojal¨¢ se d¨¦ esa situaci¨®n, como en 1991. Si entonces hice a Lejarreta supeditarse a Mauri...
Una habitaci¨®n estelar
Z¨¹lle es un dormil¨®n al que le encanta el pan y hablar por tel¨¦fono con su novia. As¨ª, al menos, celebr¨® el lunes sus primeras horas de amarillo. Nada especial: "He dormido casi 12 horas y he desayunado pasta, arroz y mucho pan". Se porta como un chico con zapatos nuevos: siempre sonriente. M¨¢s parece que el d¨ªa anterior haya estado hasta las tantas agot¨¢ndose de bailar en una discoteca que pedaleando, tanto le gusta su oficio.
Durante sus largas horas de descanso tuvo un compa?ero de habitaci¨®n que peleaba con unos sue?os diferentes. Era Alberto Leanizbarrutia, quien, ca¨ªdo durante la contrarreloj, sufr¨ªa dolores por todo el cuerpo. Eso cambi¨® desde anoche. Z¨¹lle cohabitar¨¢ con su jefe, Breukink. "As¨ª tendr¨¢n m¨¢s tiempo para hablar, preparar las etapas y discutir las consecuencias", explica S¨¢iz.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.