Una plaza viva y sabia
La Monumental madrile?a estren¨® ayer la miniferia de la Comunidad con su tradicional p¨²blico vivo y apasionad¨ªsimo, sabio y beligerante, encendido y entregado a la par. En Las Ventas, como ayer y tantas otras veces, no caben los silencios abaciales, salvo al t¨¦rmino de algunas faenas. Se sorbe el espect¨¢culo del ruedo con fruici¨®n y variad¨ªsimos pronunciamientos.Los m¨¦ritos o dem¨¦ritos de los coletudos prenden r¨¢pido en el cotarro y suben tendido arriba hasta el tejadillo. Se husmea y analiza todo, naciendo discursos, peroratas y m¨ªtines. Se producen fuertes algarab¨ªas, s¨®rdidos rechazos y tumultuosos enfrentamientos verbales entre individuos e incluso entre significados tendidos donde sale a flote la creatividad madrile?a chispera, castiza y ol¨¦.
Ruiz / Romero, Liria, Trujillo
Cinco novillos de Juan Antonio Ruiz, bien presentados, excepto tercero (terciado); manejables, flojos y nobles. 5?, sobrero, de Veiga Teixeira , en sustituci¨®n del primer sobrero del mismo hierro, devuelto por inv¨¢lido (y que sali¨® en lugar de uno de la divisa anunciada tras devolverse el 2? por la misma causa y correrse el turno); con trap¨ªo, casta y genio. Jes¨²s Romero: estocada (oreja); estocada desprendida (oreja muy protestada). Sali¨® a hombros por la puerta grande. Pep¨ªn Liria, de Ceheg¨ªn (Murcia), nuevo en esta plaza: pinchazo, sin soltar y media (silencio); pinchazo y estocada perdiendo la muleta (oreja). Juan Jos¨¦ Trujillo, de M¨¢laga, nuevo en esta plaza: media atravesada tendida y descabello (silencio), estocada tendida (algunas palmas).Plaza de Las Ventas, 29 de abril. Primer festejo de la feria de la Comunidad. Tres cuartos de entrada.
Gran parte de la culpa de esta catadura vente?a la tiene el tendido siete, sanedr¨ªn y reserva espiritual del rigor y la autenticidad de este sacramento laico que es la fiesta. Sus sacerdotes est¨¢n en forma de cara a San Isidro, y lo demostraron al desenterrar con largura sus orales hachas de guerra. A siniestro, contra el us¨ªa. Entre otras cosas, por su facilidad pa?uelil a la hora de conceder a Romero la oreja del cuarto, muy protestada porque el reguero del bochinche se extendi¨® tambi¨¦n por muchos otros grader¨ªos.
A diestro, contra el vecino tendido seis, cuyos parroquianos respond¨ªan disparando hacia el siete gritos de ?fuera, fuera! tras sufrir el insulto de ?ignorantes! En definitiva, que el coso fue un volc¨¢n en erupci¨®n casi todo el festejo. A ello tambi¨¦n contribuyeron los entregados novilleros, y hasta el ganadero, Espartaco, quien a la vez triunfaba como matador en una plaza distante y distinta, la de Sevilla.
La pol¨¦mica surgi¨® fuerte al practicar el us¨ªa la elegancia social del regalo, l¨¦ase oreja, a Romero despu¨¦s de una faena desigual, ante un galafate que no se recuper¨¦ de la tremebunda tanganilla sufrida al poco de saltar al ruedo. Qued¨® a la defensiva y el madrile?o, a base de pisar terrenos comprometidos, le extrajo algunos pases sueltos con guapeza y enjundia, destacando dos excelsos naturales. Pero con m¨¦ritos insuficientes para el trofeo.
La oreja indiscutible fue la de su primer enemigo, con el que albore¨® un toreo reposado, con clase, empaque y buen gusto tanto con el percal como con la pa?osa. Se adorn¨®, adem¨¢s, con un amplio repertorio m¨¢s all¨¢ de sus deleitosos y cl¨¢sicos naturales, redondos y pases de pecho. De su inspiraci¨®n brotaron doblones, faroles, pases de la firma, del desprecio, kik¨ªrik¨ªes y desplantes varios, antes de enterrar una gran estocada.
La conquista de Madrid por parte de Liria ocurri¨® en el poderoso quinto, que uni¨® a su encastado genio, una embestida vivaz y r¨¢pida. El murciano le aplic¨® ganas de comerse el mundo, distancia y m¨¢xima quietud mientras la gente asist¨ªa al inobjetable triunfo tambi¨¦n entregad¨ªsima y con el coraz¨®n en un pu?o por la emoci¨®n y autenticidad. Con el paradote y d¨¦bil segundo, Liria s¨®lo pudo alumbrar su f¨¦rreo pundonor. Convidado de piedra al ¨¦xito de sus compa?eros, Trujillo, muy verde para debutar en esta c¨¢tedra, no se acopl¨® con su lote, aunque se faj¨® bizarramente ante ambos.
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